Exiliados rusos
Deber¨ªamos dedicar m¨¢s atenci¨®n a los ciudadanos que han hu¨ªdo de Rusia por ser contrarios al r¨¦gimen de Putin. Desean lo mismo que nosotros: que esta guerra la gane la democracia
Hace un siglo, la Revoluci¨®n de Octubre de 1917 y la guerra civil que la sigui¨® generaron una enorme ola de exiliados rusos: se calcula que hasta dos millones de personas abandonaron Rusia a consecuencia de la revoluci¨®n y la guerra. Entre ellas, una gran parte de la intelectualidad sali¨® en busca de libertad para su creaci¨®n, con nombres que se hicieron c¨¦lebres: Marina Tsvet¨¢ieva, Vlad¨ªmir Nabokov, Nina Berberova. Si Tsvet¨¢ieva se hizo conocida por sus versos sobre el triste destino del refugiado, los que se quedaron ¡ªentre ellos nombres no menos conocidos como Anna Ajm¨¢tova, Mija¨ªl Bulg¨¢kov, Boris Pasternak¡ª fueron perseguidos, y en muchos casos hasta la muerte, por el r¨¦gimen estalinista. As¨ª lo describe Ajm¨¢tova: ¡°No me amparaba ning¨²n cielo extranjero, no, alas extranjeras no me proteg¨ªan. Estaba entonces entre mi pueblo y con ¨¦l compart¨ªa su desgracia¡±. Aunque hay que decir que las alas extranjeras no proteg¨ªan tampoco a los exiliados: en una ¨¦poca en que buena parte de la intelectualidad europea admiraba al nuevo pa¨ªs bolchevique, los emigrados fueron condenados como ¡°rusos blancos¡± o enemigos de todo lo progresista. Mal vistos en todas partes, ten¨ªan las puertas cerradas en su pa¨ªs de origen y en el pa¨ªs de adopci¨®n les cost¨® conseguir trabajos decentes. ¡°El amor es compartir una hoja de alcachofa¡±, describi¨® Nina Berberova la convivencia con su pareja, el poeta Jodasevich.
Al igual que hace un siglo, el exilio ruso que ha generado la actual guerra de Rusia contra Ucrania cuenta con una importante fuga de cerebros. De los 150.000 refugiados rusos hasta hoy, se calcula que la mayor¨ªa son personas bien formadas en las universidades rusas, relativamente j¨®venes, y una tercera parte son especialistas en inform¨¢tica. Entre esta ola migratoria, recibida en Occidente sin demasiado entusiasmo, al igual que hace un siglo, se hallan algunos creadores c¨¦lebres.
Chulpan Kham¨¢tova, una de las actrices rusas m¨¢s veneradas ¡ªen Occidente pudimos verla en la pel¨ªcula Goodbye Lenin, entre otras¡ª, en el inicio de la guerra firm¨® un manifiesto en contra de la invasi¨®n rusa de Ucrania. Las autoridades del Kremlin le advirtieron que su firma podr¨ªa traerle problemas. Ante esa amenaza, Kham¨¢tova se fug¨® con sus hijas a Letonia, donde est¨¢ aprendiendo a toda prisa let¨®n para volver cuando antes a los escenarios. Olga Smirnova, una de las grandes estrellas del ballet cl¨¢sico, abandon¨® su trabajo en el Teatro Bolshoi de Mosc¨² para integrarse en el Dutch National Ballet en ?msterdam. ¡°Cada fibra de mi alma est¨¢ en contra de esta guerra¡±, dijo Smirnova, cuyo abuelo era ucranio, al abandonar Rusia.
El escritor y m¨¦dico Maxim Osipov se march¨® en marzo de 2022 a Yerevan, capital de Armenia, pa¨ªs que no pide visado a los rusos, una excepci¨®n: Tiflis, capital de Georgia, otra de las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas, adem¨¢s de visado exige lealtad; cada inmigrante debe presentar una declaraci¨®n de condena del r¨¦gimen de Vlad¨ªmir Putin. (Otros destinos favoritos de los rusos son Bak¨² ¡ªAzerbay¨¢n¡ª, Samarkanda ¡ªUzbekist¨¢n¡ª, Tel Aviv ¡ªIsrael¡ª, Bishkek ¡ªKirgizst¨¢n¡ª, Nur-Sultan ¡ªKazajst¨¢n¡ª, adem¨¢s de varias ciudades turcas. Recordemos que la UE no acepta vuelos desde Rusia). Osipov encontr¨® una actitud humillante en los guardas del control de pasaportes que preguntaban a los viajeros con destino a Armenia: ¡°?Si se va de vacaciones, como usted insiste, por qu¨¦ se lleva su partida de nacimiento, t¨ªtulos universitarios, adem¨¢s de un perro?¡±. De Armenia Osipov toma un avi¨®n con destino a Alemania. ¡°Helados, avergonzados, aliviados,¡± dice el escritor sobre su huida. Subraya sentirse humillado, abochornado: cada vez que ten¨ªa que ense?ar su pasaporte, se le ca¨ªa la cara de verg¨¹enza.
Viktor Muchnik, director de TV2, huy¨® de la ciudad siberiana de Tomsk tambi¨¦n a Armenia. Las nuevas leyes nacidas del conflicto significaban para el equipo de televisi¨®n que en cualquier momento podr¨ªan ser detenidos y encarcelados si hac¨ªan ni que fuera un m¨ªnimo comentario sobre la guerra. Adem¨¢s, la censura bloque¨® TV2 junto con muchas otras emisoras de televisi¨®n y radio. Pocos d¨ªas despu¨¦s del cierre de la emisora, Muchnik y su mujer Viktoria hicieron las maletas y se fueron a Armenia. ¡°Seguramente para siempre. No queremos vivir en un pa¨ªs que que ha empezado una guerra y entre gente que la apoya. Cuesta mucho vivir en Rusia en medio de esa histeria militarista. No volveremos¡±.
Tambi¨¦n el conjunto punk-rock Pussy Riot huy¨®: Nadia Tolok¨®nnikova a Georgia, Maria Aly¨®jina a Islandia, disfrazada de transportista.
Y es que muchos exiliados, adem¨¢s de los que permanecen en Rusia y est¨¢n contra la guerra, se enfrentan a sus familias y amigos de toda la vida. La guerra ha roto familias y amistades. Los rusos que residen en pa¨ªses occidentales han perdido el derecho a las tarjetas bancarias y su supervivencia su vuelve cada vez m¨¢s dif¨ªcil porque no encuentran trabajo: en la actualidad las simpat¨ªas de los occidentales est¨¢n reservadas para los ucranios. Aunque es comprensible, deber¨ªamos dedicar m¨¢s atenci¨®n a los ciudadanos rusos contrarios al r¨¦gimen de Putin. Piensan como nosotros, desean lo mismo que nosotros: que esta guerra la gane la democracia.
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