El oro no es ¡°del Rin¡±, sino del crimen
El tesoro que gener¨® dichas y desdichas a lo largo de la historia americana plantea ahora nuevos retos
La voracidad por el oro de los conquistadores del siglo XVI los movi¨® a emigrar a tierras americanas buscando r¨¢pido y concreto enriquecimiento. Y permiti¨®, por cierto, que la corona hispana tuviera base material para dos siglos de guerras y para financiar espacios fastuosos en la pen¨ªnsula. De ese encuentro entre dos mundos emergi¨® un continente latinoamericano diezmado en muchos aspectos, pero, a la vez, con la riqueza e identidad propia que hoy tiene.
Las guerras durante el reinado de Felipe II contra Francia, los Pa¨ªses Bajos, el Imperio Otomano e Inglaterra ten¨ªan en el oro indiano buena parte de su sustento monetario. Obras f¨ªsicas como la catedral de Sevilla, con su cantidad exuberante de oro indiano, incluido el fastuoso retablo mayor de Pieter Dancart, no hubieran sido posibles sin el oro de Per¨² que ingresaba a raudales por el Guadalquivir.
El oro, fuente de dichas y desdichas a lo largo de la historia americana, plantea ahora nuevos retos. La explotaci¨®n ilegal e informal que se hace en algunos pa¨ªses viene teniendo dram¨¢tico impacto en un brutal deterioro del medio ambiente, explotaci¨®n sexual y la generaci¨®n de impunes estructuras criminales. La zona m¨¢s golpeada ser¨ªa la de la regi¨®n de Madre de Dios, Per¨², en la frontera con Bolivia y Brasil, aunque la Red Amaz¨®nica de Informaci¨®n Socioambiental ha detectado varias ¨¢reas en los pa¨ªses amaz¨®nicos afectados.
Esto es particularmente grave en Per¨² dado el inmenso peso relativo que tiene la miner¨ªa y, particularmente, la explotaci¨®n y exportaci¨®n de oro. Per¨² es el mayor productor de oro de Latinoam¨¦rica y octavo en el mundo; el oro representaba hace poco cerca del 20% de las exportaciones peruanas. Un solvente informe del Departamento contra la Delincuencia Organizada Transnacional de la Organizaci¨®n de Americanos (OEA), publicado recientemente -que lamentablemente no ha tenido el impacto que merecer¨ªa- describe algunos de los temas m¨¢s relevantes del drama vinculado al aurum peruvianus.
Esta y otras fuentes de informaci¨®n hace que el comercio internacional est¨¢ marcado por su falta de transparencia y oscuridad. Destacan cuatro asuntos.
Primero, la enorme brecha entre la producci¨®n de oro formalmente registrada y la realmente exportada. Extra?amente, se produce menos de lo que se exporta, raro, ?no? El 2019, de acuerdo al mencionado informe de la OEA, la brecha alcanz¨® m¨¢s de dos millones de onzas de oro exportadas por encima de la producci¨®n oficialmente existente. Si entre 2015-2019 se ¡°produjeron¡± 720 toneladas de oro, cosa curiosa es que se hayan exportado m¨¢s de 2,200 TM.
Segundo, la demolici¨®n del medio ambiente y, particularmente, del bosque amaz¨®nico, que viene siendo producida, entre otras fuentes, por una voraz miner¨ªa informal. Con al menos 250.000 mineros informales que, provistos de mercurio y cianuro, extraen el oro de r¨ªos, riachuelos y quebradas dejando atr¨¢s un p¨¢ramo de desolaci¨®n y aridez que solo se podr¨¢ recuperar luego de varias generaciones.
Tercero, estructuras criminales, sustentadas en su articulaci¨®n con la urgencia de personas usualmente muy pobres que migran hacia estas zonas por la ¡°fiebre del oro¡±. Y que carece de capital de trabajo y de redes para la comercializaci¨®n del oro extra¨ªdo, Por ello suele acabar siendo el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de organizaciones delincuenciales proveedoras de capital e insumos (mercurio) y que se llevan la parte del le¨®n exportando el dorado metal ilegalmente, usualmente a pa¨ªses fronterizos.
Estructuras delincuenciales que, por cierto, imponen en las zonas de explotaci¨®n ilegal e informal sus propias reglas, articulando su accionar con redes de trata de personas, en particular de explotaci¨®n de ni?as y j¨®venes reclutadas, por lo general, en las zonas m¨¢s pobres de las alturas andinas.
Cuarto, un oscuro y poco transparente comercio internacional y la tambi¨¦n oscura interacci¨®n entre la explotaci¨®n ilegal y depredadora del oro con empresas mineras formales. El informe de la OEA da cuenta de la complicidad de empresas ¡°bien establecidas¡± que, haci¨¦ndose de la vista gorda en cuanto al origen del producto, son el medio para la exportaci¨®n de ese oro de proveniencia ilegal, ¡°ocultando su origen mediante transacciones y documentaci¨®n falsificada¡±. Luego lo incluir¨ªan dentro de sus exportaciones, como si fuera producci¨®n propia.
En este grave escenario de destrucci¨®n, crimen e impunidad, la autoridad parce yacer abrumada y superada por la realidad. El principal gremio empresarial minero parecer¨ªa ser un mero mudo testigo de esta realidad.
Tres retos se plantean a partir de esta realidad desoladora.
De un lado, pasar de la nada a una estrategia de coordinaci¨®n efectiva entre pa¨ªses vecinos que permita al menos atenuar el tr¨¢fico de insumos nefastos como el mercurio, as¨ª como la exportaci¨®n y comercializaci¨®n ilegal de oro fruto de operaciones tambi¨¦n ilegales. Suena particularmente indispensable una articulaci¨®n entre Per¨² y Bolivia para una coordinaci¨®n integral y operacional en intercambio sistem¨¢tico de informaci¨®n y operaciones conjuntas. Habr¨ªa que empezar, por ejemplo, en algo tan elemental como la prohibici¨®n en Bolivia de la importaci¨®n del nefasto mercurio, prohibida en Per¨² pero que ingresa de contrabando desde el pa¨ªs altipl¨¢nico.
En segundo lugar, la ineludible responsabilidad de los principales pa¨ªses importadores de oro desde el Per¨². Que no deber¨ªan continuar poni¨¦ndose de perfil ante una situaci¨®n en la que es evidente que parte del oro que se importa a los cuatro pa¨ªses a los que se exporta m¨¢s del 90% del oro peruano -Suiza, Canad¨¢, EE UU y la India- podr¨ªa provenir de fuentes ilegales. Uno de cada tres d¨®lares que ingresan a Suiza por importaciones sin que exista un sistema efectivo de verificaci¨®n de origen. En el comercio internacional del oro, conocido por su falta de transparencia, son indispensables pol¨ªticas de seguimiento efectivo del producto desde su origen, sobre la base de cooperaci¨®n en materia de inteligencia, es absolutamente ineludible.
Por ¨²ltimo, una pol¨ªtica sostenida y seria de promoci¨®n de la formalizaci¨®n de quienes est¨¢n hoy en la frontera borrosa de informalidad y la ilegalidad. Han fracasado estrepitosamente las f¨®rmulas que se han venido aplicando en el Per¨² desde hace diez a?os con un registro de comercializadores y procesadores de oro y otras medidas con normas legales y administrativas abstrusas que han sido completamente inoperantes. Luego de ese lapso, menos del 2% ha completado el proceso de formalizaci¨®n por lo que una revisi¨®n a fondo de estrategias y normas sobre la materia no puede esperar.
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