La fiebre del oro arrasa la Amazonia venezolana
El furor por el metal precioso, estimulado por Nicol¨¢s Maduro, en una regi¨®n controlada por mafias, sindicatos y grupos guerrilleros deja un saldo de deforestaci¨®n y violencia
En el norte del Amazonas arde otro incendio desde hace a?os. La miner¨ªa ilegal se ha disparado en Venezuela en la ¨²ltima d¨¦cada y en mayor proporci¨®n desde la firma en 2016 del decreto del Arco Minero del Orinoco, por parte del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro, que abri¨® la extracci¨®n de oro y otros minerales con concesiones a empresas extranjeras y nacionales, con la intenci¨®n ¡ªfallida¡ª de regularizar la miner¨ªa ilegal, un mal end¨¦mico en el sur del pa¨ªs.
El 85% de los puntos de miner¨ªa ilegal que hay en ese pulm¨®n, que mantuvo en vilo al mundo desde que se iniciaron los voraces incendios en Brasil y Bolivia, est¨¢n en la peque?a porci¨®n de la Amazonia venezolana. "El Arco Minero del Orinoco, que ocupa un 12% del territorio nacional, es nuestro incendio en el Amazonas", se?ala el ambientalista Alejandro ?lvarez, de la organizaci¨®n Clima 21. "Lo que se hac¨ªa en peque?a escala, ahora es a gran escala. Y es complejo medirlo con sat¨¦lites pues debes interpretar qu¨¦ est¨¢ ocurriendo en una zona donde hay nubosidad todo el a?o, donde los ¨¢rboles de 30 metros de altura tapan la miner¨ªa y las grandes excavaciones alrededor de todas las cuencas de Guayana y donde se est¨¢ usando el mercurio para separar el oro de otros minerales, ya presente en todos los r¨ªos".
La?Red Amaz¨®nica de Informaci¨®n Socioambiental Georeferenciada (RAISG) monitorea desde hace varios a?os la p¨¦rdida de cobertura boscosa de este gran ecosistema transfronterizo que abarca nueve pa¨ªses. La investigaci¨®n regional apunta que para enero de este a?o se concentraban 1.781 puntos de miner¨ªa en la porci¨®n venezolana del Amazonas, de 345 kil¨®metros cuadrados, una superficie que equivale a dos veces la ciudad de Madrid. Es una superficie que ha venido creciendo desde 2010, asegura Bibiana Sucre, directora de Provita, organizaci¨®n que junto a la ONG Watanibe participa en el monitoreo de la RAISG. Los mapas est¨¢n disponibles en l¨ªnea y evidencian que al sur del enorme r¨ªo Orinoco hay, literalmente, un campo minado.
Esa es una de las mayores preocupaciones de los investigadores. La miner¨ªa ilegal atomizada y la que ha sido permitida por el Gobierno de Maduro, aunque no hay informaci¨®n p¨²blica sobre la distribuci¨®n de los yacimientos ni transparencia sobre los vol¨²menes de la extracci¨®n que, seg¨²n investigaciones period¨ªsticas en la zona, en su mayor¨ªa se va por los caminos verdes y no llega a las arcas del Banco Central de Venezuela. Para ?lvarez, el cuadro se ha agravado y salido de control en medio de la profunda crisis pol¨ªtica, econ¨®mica y social que atraviesa Venezuela.
"Hace 20 a?os la miner¨ªa de oro estaba concentrada en el municipio Sifontes del Estado Bol¨ªvar. Por la geolog¨ªa de la regi¨®n ah¨ª est¨¢n las vetas de oro m¨¢s importantes y ocurr¨ªa una miner¨ªa artesanal de muy peque?a escala en la que estaban involucradas algunas comunidades ind¨ªgenas. Lo de ahora est¨¢ relacionado con dos efectos: el aumento del precio del oro en el mundo ¡ªque la guerra comercial entre EE UU y China estimula¡ª y la debacle econ¨®mica de Venezuela, que ha impulsado una miner¨ªa de supervivencia con una devastaci¨®n masiva del ambiente y con violaciones de derechos humanos", dice ?lvarez.
"Se deforesta para que acampen los mineros y en el borde de los r¨ªos, por el tipo de extracci¨®n. Se arrasan entre dos y 10 hect¨¢reas por punto minero. As¨ª se hace muy dif¨ªcil hacer una categorizaci¨®n de los mineros, que solo en poqu¨ªsima cantidad son artesanales. La mayor¨ªa est¨¢ usando m¨¢quinas, motobombas y mercurio con reportes de poblaci¨®n contaminada a trav¨¦s de la bioacumulaci¨®n de la sustancia en peces de consumo", se?ala Vilisa Mor¨®n, bi¨®loga y presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecolog¨ªa. "Para tener estos n¨²meros de deforestaci¨®n y esta situaci¨®n tienes que tener a much¨ªsima gente haciendo miner¨ªa y esa es una de las grandes verg¨¹enzas que tenemos al sur del Orinoco", lamenta.
Sustituto del bol¨ªvar
Hay casi 80 puntos de miner¨ªa en parques nacionales. Se ven en Canaima, en Yacapama, en la cabecera del Caura que hasta hace poco era un sitio pr¨ªstino, incluso en la Reserva de Biosfera Alto Orinoco-Casiquiare, un tepuy a 1.300 metros de altura, denuncia Mor¨®n. El oro, junto con el d¨®lar, ha sustituido al devaluado bol¨ªvar como moneda en la econom¨ªa del sur de Venezuela, donde se puede pagar con gramas de oro ¡ªpepitas del mineral¡ª ropa, zapatos y tel¨¦fonos m¨®viles en cualquier tienda. Esta semana un gramo de oro se cotizaba entre el equivalente a 27 y 36 euros, treinta o cuarenta veces el salario m¨ªnimo.
"Todos los pa¨ªses que conforman la panamazon¨ªa son responsables de esta zona, donde viven 30 millones de personas. Ni siquiera hay que pensar en el efecto a largo plazo, porque el problema es hoy", se?ala ?lvarez. "Hay un mont¨®n de personas que est¨¢ sufriendo las consecuencias de la falta de controles y pol¨ªticas ambientales equivocadas promovidas tanto por populismos de derecha como de izquierda. La cantidad de millones de d¨®lares que salen de ah¨ª no compensan lo que va a costar esto en salud y en muertes. Apostar a largo plazo a la miner¨ªa es insostenible porque en los ecosistemas amaz¨®nicos los costos de recuperaci¨®n son enormes. Y Venezuela ya no es la de 1999, ahora es un pa¨ªs pobre".
Un deterioro creciente en cada lustro
En las leyes venezolanas est¨¢ totalmente prohibida la miner¨ªa en el Estado Amazonas. Tampoco est¨¢ permitido en los parques nacionales y ¨¢reas protegidas y ya se da en todos. Fuera de la zona donde est¨¢n las grandes vetas, el mineral se encuentra en peque?as cantidades y su extracci¨®n implica la remoci¨®n de grandes extensiones de terreno para poder sacar el bot¨ªn, con consecuencias ambientales m¨¢s devastadoras. El furor del oro ha hecho que Venezuela sea el ¨²nico pa¨ªs en la regi¨®n que aument¨® su tasa de deforestaci¨®n entre 2000 y 2015, seg¨²n las mediciones de RAISG cada cinco a?os.
En esos 15 a?os se perdieron 5.265 kil¨®metros cuadrados de bosque en la Amazonia venezolana de los siete millones del ecosistema. Esta p¨¦rdida de cobertura boscosa fue increment¨¢ndose cada quinquenio: el 17% de la deforestaci¨®n ocurri¨® entre los a?os 2000 y 2005; el 29,4% entre 2006 y 2010; y en el siguiente quinquenio se registr¨® el 53,6% de la p¨¦rdida de cobertura boscosa.
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