Hacia un nuevo modelo de residencias
El plan para la dependencia que el Gobierno negocia con las comunidades aut¨®nomas ofrece la oportunidad de dise?ar un sistema de cuidados para hacer frente a los retos que afrontar¨¢ la sociedad espa?ola en las pr¨®ximas d¨¦cadas
Afortunadamente, quedaron atr¨¢s ya los meses m¨¢s duros de la pandemia. El hecho de pasar p¨¢gina no debe hacer, sin embargo, que olvidemos algunas de las lecciones aprendidas en aquel momento. Tal y como se?alaba el editorial que public¨® EL PA?S el pasado 30 de mayo, la pandemia evidenci¨® graves carencias en el funcionamiento de nuestras residencias que debemos abordar sin m¨¢s demora.
Hoy existe una preocupaci¨®n generalizada entre las personas que se acercan a la jubilaci¨®n acerca de su propio proces...
Afortunadamente, quedaron atr¨¢s ya los meses m¨¢s duros de la pandemia. El hecho de pasar p¨¢gina no debe hacer, sin embargo, que olvidemos algunas de las lecciones aprendidas en aquel momento. Tal y como se?alaba el editorial que public¨® EL PA?S el pasado 30 de mayo, la pandemia evidenci¨® graves carencias en el funcionamiento de nuestras residencias que debemos abordar sin m¨¢s demora.
Hoy existe una preocupaci¨®n generalizada entre las personas que se acercan a la jubilaci¨®n acerca de su propio proceso de envejecimiento. ?Qu¨¦ apoyos tendr¨¢n cuando los necesiten? ?Qu¨¦ recursos cuidar¨¢n de ellos cuando resulte preciso? ?Y qu¨¦ calidad tendr¨¢n estos cuidados? Es responsabilidad de las administraciones p¨²blicas ofrecer certidumbre ante estas dudas.
Para ello, debemos iniciar un cambio de filosof¨ªa que permita avanzar hacia un nuevo modelo de cuidados de larga duraci¨®n, m¨¢s moderno y mejor adaptado a las necesidades, preferencias y estilo de vida de cada persona. En primer lugar, es prioritario impulsar los apoyos en el contexto domiciliario, a trav¨¦s de la teleasistencia avanzada y el servicio de ayuda a domicilio, para poder dar respuesta al deseo que la mayor¨ªa de las personas tenemos de seguir viviendo en nuestros hogares y entornos cercanos.
Pero, adem¨¢s, cuando el traslado a una residencia resulte necesario, las personas mayores deber¨ªan pasar a vivir en centros que se parezcan lo m¨¢ximo posible a un hogar y en los que se respete su estilo de vida.
El Gobierno tiene previsto acordar con las comunidades aut¨®nomas en los pr¨®ximos d¨ªas un nuevo modelo de residencias, que eleve progresivamente las ratios de personal ¡ªhasta contar con un profesional de atenci¨®n directa por cada dos residentes¡ª y garantice de manera efectiva la atenci¨®n sanitaria a todas las personas que viven en residencias, en las mismas condiciones que el resto de los ciudadanos. Adem¨¢s, las residencias deber¨¢n aumentar su porcentaje de habitaciones individuales ¡ªla intimidad no deja de ser un derecho cuando se cumplen a?os¡ª y se organizar¨¢n sobre la base de peque?as unidades de convivencia que funcionen de modo similar a un hogar, en los que las preferencias de cada persona sean respetadas. L¨®gicamente, para desplegar este cambio de modelo es necesario un periodo de transici¨®n, que el Gobierno ha establecido de aqu¨ª a 2029.
Este modelo de atenci¨®n ya est¨¢ de hecho implantado desde hace d¨¦cadas en los pa¨ªses n¨®rdicos, y algunos territorios de Espa?a han empezado a impulsarlo en a?os recientes. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud o el Comit¨¦ Econ¨®mico y Social Europeo, entre otros organismos internacionales, se han pronunciado tambi¨¦n en la misma l¨ªnea: no se puede postergar por m¨¢s tiempo la reforma de los modelos de cuidados de larga duraci¨®n para asegurar a las personas en situaci¨®n de dependencia una atenci¨®n digna y de calidad.
El Gobierno de coalici¨®n ha apostado por negociar intensamente este cambio de modelo con las comunidades aut¨®nomas. En primer lugar, porque la dependencia, en general, y las residencias, en particular, son competencias auton¨®micas. Y en segundo lugar, porque las reformas estructurales que perduran en el tiempo son aquellas que se impulsan con el suficiente grado de di¨¢logo y consenso. Por ello, el Gobierno viene realizando desde hace ya meses un importante esfuerzo para integrar las distintas visiones que en esta materia tienen los gobiernos auton¨®micos, las asociaciones de familiares, los expertos y los interlocutores sociales.
Sorprende en todo caso la posici¨®n en la que se han situado algunas organizaciones empresariales del sector. Su inmovilismo no puede ser entendido m¨¢s que como defensa de su actual modelo de negocio. Es una posici¨®n sin duda leg¨ªtima, pero el Gobierno tiene la responsabilidad y la obligaci¨®n de trascender los intereses particulares y garantizar que los derechos de las personas dependientes no quedan supeditados a la l¨®gica del mercado.
La principal cr¨ªtica que est¨¢ recibiendo la apuesta del Gobierno se centra en la supuesta falta de financiaci¨®n que acompa?a a la reforma. Seamos claros: nunca antes ning¨²n Gobierno hab¨ªa hecho una apuesta econ¨®mica por la dependencia similar a la que est¨¢ haciendo el Gobierno de coalici¨®n durante esta legislatura. En los ¨²ltimos dos a?os se ha duplicado la financiaci¨®n estatal al sistema de dependencia a trav¨¦s del presupuesto ordinario, y la incorporaci¨®n de fondos provenientes del Plan de Recuperaci¨®n, Transformaci¨®n y Resiliencia va a elevar a¨²n m¨¢s dicha inversi¨®n, hasta alcanzar un incremento total de m¨¢s de 5.000 millones de euros a lo largo de esta legislatura. Quienes no quieren cambiar el modelo de residencias siempre encontrar¨¢n excusas, pero en este caso la financiaci¨®n no puede ser una de ellas.
Vivimos en una sociedad cada vez m¨¢s longeva. En el a?o 2030 casi la cuarta parte de la poblaci¨®n espa?ola tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os y habr¨¢ m¨¢s de 3,5 millones de octogenarios. Hoy tenemos la oportunidad y la responsabilidad de dise?ar un modelo de cuidados de larga duraci¨®n que no solo de respuesta a las necesidades que tienen actualmente las personas mayores, sino tambi¨¦n a los retos a los que la sociedad espa?ola se enfrentar¨¢ en las pr¨®ximas d¨¦cadas. No desperdiciemos esta oportunidad.