Residencias: una reforma urgente
Estas instituciones deben abordar cambios de fondo para adaptarse a las necesidades de los mayores y no al rev¨¦s
Entre las lecciones m¨¢s crueles que ha dejado la pandemia est¨¢ la urgente reforma del funcionamiento de las residencias: all¨ª hemos visto y vivido situaciones dram¨¢ticas que han revelado graves carencias. Pero el plan de reforma elaborado por el Ministerio de Derechos Sociales que dirige la ministra Ione Belarra acaba de encallar por el desacuerdo de varias comunidades aut¨®nomas. El proyecto ni siquiera se lleg¨® a votar en la reuni¨®n del Consejo Interterritorial de Servicios Sociales, celebrada el mi¨¦rcoles, ante la evidencia de que no contaba con los apoyos suficientes. Expresaron su rechazo las comunidades del PP, Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, pero tambi¨¦n dos comunidades socialistas, las de Castilla-La Mancha y Extremadura. Este percance retrasa un proyecto del que depende la calidad de vida de miles de ancianos y dependientes.
Lo que hoy sabemos sobre la red de atenci¨®n a las personas mayores obliga a actuar con la mayor celeridad posible. El proyecto del ministerio no solo aumenta la ratio de empleados por residentes, sino que establece unos requisitos m¨ªnimos de espacio, organizaci¨®n y prestaciones para mejorar la vida en las residencias. El borrador impulsa una nueva orientaci¨®n de estos servicios de manera que sea la instituci¨®n la que se adapte a las necesidades de los internos, y no al rev¨¦s. Las implicaciones de este cambio de filosof¨ªa son m¨²ltiples y el objetivo ¨²ltimo es que la residencia, donde cada vez m¨¢s espa?oles pasar¨¢n el ¨²ltimo tramo de su vida, se parezca lo m¨¢ximo posible a un hogar. A este prop¨®sito obedece por ejemplo la limitaci¨®n de plazas a un m¨¢ximo de 75 para las zonas rurales y de 120 para las urbanas, la exigencia de organizar la vida interna en unidades de convivencia de 15 personas y de aumentar el porcentaje de habitaciones individuales.
Pero este cambio de modelo implica tambi¨¦n un aumento considerable de los costes. Lo que suscita las mayores resistencias entre las comunidades aut¨®nomas es la falta de garant¨ªa de que su aplicaci¨®n contar¨¢ con los recursos financieros suficientes: temen que las arcas auton¨®micas acaben afrontando la mayor parte de ese sobrecoste. Pese a que en 2021 el Gobierno hizo el esfuerzo de aportar 1.800 millones adicionales para ese a?o y el siguiente, sigue siendo una cantidad insuficiente. Las patronales ven inviable el modelo si no se modifica el marco presupuestario y tanto los sindicatos como las asociaciones de familiares lo consideran insuficiente desde el punto de vista de la dotaci¨®n de personal. El ministerio deber¨¢ ahora hacer un mayor esfuerzo de concreci¨®n presupuestaria, con garant¨ªas de dotaci¨®n financiera suficiente, pero las comunidades aut¨®nomas tambi¨¦n deber¨ªan aparcar los c¨¢lculos partidistas para lograr que las condiciones de habitabilidad de las residencias reh¨²yan cualquier parecido con aparcaderos humanos.
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