Alivio en la sanidad p¨²blica
El Gobierno regulariza la situaci¨®n laboral de 67.300 sanitarios, pero el sistema necesita reformas estructurales
Cuando parec¨ªa que los profesionales de la salud podr¨ªan por fin tomar las primeras vacaciones con cierta normalidad despu¨¦s de m¨¢s de dos a?os en emergencia sanitaria, el r¨¢pido aumento de contagios por covid ha vuelto a poner al sistema en tensi¨®n. La s¨¦ptima ola ha escalado en pocas semanas hasta casi 1.000 casos por 100.000 habitantes en mayores de 60 a?os. Entre las vacaciones de una parte del personal, las bajas provocadas por la propia covid y el aumento de la presi¨®n asistencial, la red asistencial p¨²blica vuelve a una situaci¨®n de estr¨¦s que debilita su capacidad de respuesta. De nuevo es la atenci¨®n primaria la que sufre el mayor impacto, aunque en esta ola se observa tambi¨¦n un preocupante repunte de las hospitalizaciones.
No es extra?o que cunda el des¨¢nimo. La pandemia ha agudizado unas carencias estructurales que no acaban de abordarse, pese a que existe un amplio consenso pol¨ªtico sobre la necesidad de hacerlo. En medio de este clima de tensi¨®n, el anuncio por parte del presidente del Gobierno de que se regularizar¨¢ la situaci¨®n laboral de 67.300 sanitarios que trabajan encadenando contratos temporales, algunos de ellos desde hace a?os, es un alivio que calma la sed extrema, pero no la debilidad de un organismo sometido a una gran sobrecarga.
El real decreto ley pactado con las comunidades aut¨®nomas obligar¨¢ a convocar concursos de m¨¦rito o de oposici¨®n antes de que termine el a?o y a regularizar la situaci¨®n de los sanitarios afectados en el plazo de dos a?os. Tambi¨¦n regula el porcentaje m¨¢ximo de temporalidad y establece que no se podr¨¢n encadenar m¨¢s de tres a?os de contratos temporales. La medida se adopta despu¨¦s de que Bruselas advirtiera a Espa?a de la necesidad de reducir el elevado porcentaje de temporalidad en las administraciones p¨²blicas.
Esta regularizaci¨®n es, sin duda, una medida justa y de enorme trascendencia, dado el volumen y el nivel de cronificaci¨®n de problemas al que ha llegado el sistema. Mejora las condiciones de quienes ya trabajan en la sanidad en situaci¨®n precaria, pero no resuelve el d¨¦ficit estructural de recursos humanos que sufre el Sistema Nacional de Salud, que lleva a?os afrontando incrementos sostenidos de la demanda por el envejecimiento de la poblaci¨®n y el aumento de las patolog¨ªas cr¨®nicas, sin que hayan aumentado las plantillas ni se hayan acometido los cambios organizativos necesarios.
El sistema sigue funcionando con el mismo esquema con el que se desarroll¨® en los a?os ochenta, centrado en la atenci¨®n de las patolog¨ªas agudas en los hospitales, que concentran la mayor parte del gasto sanitario. La asistencia primaria tiene un millar de facultativos menos que en 2018 y en los pr¨®ximos cinco a?os se jubilar¨¢n m¨¢s de 12.000 m¨¦dicos. Muchas de las vacantes no pueden cubrirse por falta de especialistas. En la ¨²ltima convocatoria de m¨¦dicos internos residentes (MIR) han quedado sin asignar m¨¢s de 200 plazas de medicina familiar y comunitaria, lo que indica que esta especialidad, con mucha sobrecarga y poca gratificaci¨®n, no resulta atractiva. Las comunidades m¨¢s afectadas por la falta de m¨¦dicos y enfermeras compiten para atraer profesionales con mejoras retributivas que tampoco est¨¢n funcionando. El problema es estructural y requiere una acci¨®n concertada a escala nacional que incluya un nuevo marco general de retribuciones revisadas al alza. En alg¨²n momento se tendr¨¢ que afrontar la mejora salarial de los profesionales sanitarios, que se encuentran entre los peor remunerados de Europa.
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