El Gran Retroceso
La nueva estrategia de la OTAN no es una imposici¨®n del imperialismo yanqui, como quiere creer la paleoizquierda, sino que solo es una reacci¨®n provocada por la previa agresi¨®n del tirano ruso
La celebraci¨®n de la Cumbre de la OTAN ha sido un ¨¦xito parad¨®jico, pues su sentido ¨²ltimo ha sido inaugurar el Gran Retroceso. Con esta par¨¢frasis de la Gran Recesi¨®n me refiero a que su nuevo Concepto Estrat¨¦gico nos retrotrae a la ¨¦poca hobbesiana en que la guerra entre las naciones era el motor de la historia. La posmoderna paz perpetua de Kant ha quedado en suspenso y retornamos a la modernidad belicosa a sangre y hierro de Bismarck, como constat¨® Scholz con su Zeitenwende. Lo que implica el fin (?moment¨¢neo?) del proceso de civilizaci¨®n (o desmilitarizaci¨®n) de Norbert Elias y del proceso de conversi¨®n civil del Estado teorizado por Tilly, que redujo al m¨ªnimo el gasto militar. Los europeos hemos dejado de ser de Venus (¡°haz el amor y no la guerra¡±) para volver a ser de Marte, como demuestra que nos comprometamos a subir dicho gasto militar al 2%. Una cifra curiosamente an¨¢loga a la tasa de fecundidad que garantiza la reproducci¨®n poblacional, que cay¨® por debajo tras el final del proceso de transici¨®n demogr¨¢fica (Espa?a est¨¢ a la cola en ambas cifras con tasas del 1,1%). Y ahora, hasta la feminista y socialista Suecia vuelve a superar ese 2% de fecundidad y gasto militar, optando por ingresar en la OTAN.
Pero este Gran Retroceso no es una imposici¨®n del imperialismo yanqui, como quiere creer la paleoizquierda, sino que solo es una reacci¨®n provocada por la previa agresi¨®n del tirano ruso. El ¨²nico culpable del Gran Retroceso es el despotismo oriental teorizado por Marx, que lo consideraba la gran fuerza regresiva de la historia. Por eso, para escapar de la polic¨ªa prusiana no huy¨® a Mosc¨² ni Pek¨ªn, sino que se refugi¨® en Londres escribiendo sus cr¨®nicas en The New York Times, por considerar a esos dos pa¨ªses los l¨ªderes del progreso hist¨®rico. Pues Marx no pod¨ªa sospechar que un d¨ªa EE UU caer¨ªa bajo el despotismo trumpista que hoy anida en el Tribunal Supremo, pero que puede retornar al poder en 2024, y entonces Europa quedar¨¢ inerme y aislada.
Por eso hay que reaccionar. Hay que contener al despotismo oriental para no caer bajo su f¨¦rula, como exige el principio de reciprocidad teorizado por Axelrod con su axioma del toma y daca o tit for tat (que resuelve en teor¨ªa de juegos el dilema del prisionero), demostrando que si no se responde a un agresor con su misma moneda volver¨¢ a atacar. Por eso hay que rearmarse y gastar el 2% para contribuir a la defensa com¨²n sin hacer de gorr¨®n dejando que nos defienda el primo americano (como demuestra el dilema del poliz¨®n o free rider, tambi¨¦n central en teor¨ªa de juegos). Pero eso no quieren saberlo en UP, cuya ceguera hist¨®rica les impide ver m¨¢s all¨¢ de su est¨¦ril sectarismo. S¨®lo el ministro Subirats, el ¨²nico polit¨®logo l¨²cido que queda en ese campo, ha sido capaz de reconocer la realidad, aceptando la subida del gasto militar para contener al despotismo oriental. Y quiz¨¢ lo sepa ver Yolanda D¨ªaz, aunque hasta ahora no se haya pronunciado. El resto de la izquierda paleol¨ªtica opta por rendirse ante el despotismo oriental, atrapada como est¨¢ en su trauma originario del refer¨¦ndum de la OTAN.
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