Ley de desmemoria democr¨¢tica
El proyecto polariza, degrada el derecho y consume energ¨ªa y tiempo que podr¨ªan dedicarse a cuestiones m¨¢s importantes

En aras de la discusi¨®n, aceptaremos que un Estado debe legislar sobre la memoria y asumiremos que un proyecto de ley rechazado por la mitad del arco parlamentario tiene una vocaci¨®n ¡°reparadora, inclusiva y plural¡±. Pasaremos por alto que declarar ilegal el r¨¦gimen franquista es una coqueter¨ªa: ya est¨¢ en las disposiciones derogatorias de la Constituci¨®n. Nos fijaremos en lo bueno: el proyecto de ley de memoria democr¨¢tica corrige uno de los errores m¨¢s graves de la ley de 2007, que privatizaba la exhumaci¨®n de las v¨ªctimas. El Estado asume esa responsabilidad. El texto reconoce el logro de la Transici¨®n, cuyo esp¨ªritu de consenso ¡°fue la base de la ¨¦poca de mayor esplendor y prosperidad que ha conocido nuestro pa¨ªs¡±. Pero la pol¨ªtica espa?ola es Rashomon: Mertxe Aizpurua, portavoz de Bildu, que ha apoyado el texto, celebra que se ¡°ha abierto un camino para poner en jaque el relato de una Transici¨®n ejemplar¡±. Una disposici¨®n adicional propone crear una comisi¨®n para estudiar ¡°la vulneraci¨®n de derechos humanos a personas por su lucha por la consolidaci¨®n de la democracia, los derechos fundamentales y los valores democr¨¢ticos¡± cometidos hasta 1983. Como se?ala el constitucionalista Javier Tajadura, es una falsedad hist¨®rica y una difamaci¨®n pol¨ªtica. Se sugiere que el franquismo estuvo vigente hasta el 83: es posible que avance a¨²n m¨¢s, como la desertizaci¨®n. El descalabro sint¨¢ctico de la frase ¡°se consideran v¨ªctimas las comunidades, las lenguas y las culturas vasca, catalana y gallega en sus ¨¢mbitos territoriales ling¨¹¨ªsticos, cuyos hablantes fueron perseguidos por hacer uso de estas¡± la vuelve incomprensible, pero incluye el disparate de declarar ¡°v¨ªctima¡± una cultura o una lengua. Se vislumbra la vieja afici¨®n nacionalista de transformar la Guerra Civil y la dictadura en una guerra de conquista y ocupaci¨®n. La regulaci¨®n de los actos p¨²blicos contrarios a la memoria democr¨¢tica tiene aspectos de dudosa constitucionalidad, y alberga riesgos para cuando haya gobiernos de otro signo.
El proyecto polariza, degrada el derecho y consume energ¨ªa y tiempo que podr¨ªan dedicarse a cuestiones m¨¢s importantes. La tribalizaci¨®n pol¨ªtica har¨¢ que algunos se centren en las buenas intenciones de la ley y disculpen sus defectos. Pero, incluso desde un criterio puramente electoral, muchos ciudadanos rechazan que una ley como esta se pacte con Bildu, y quien no comprenda eso espera que los dem¨¢s olviden demasiado en nombre de la memoria. @gascondaniel
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
