N?k?jpx. Tren maya. ?Consulta informada?
Se esperar¨ªa que un Gobierno que pretende transformar la vida p¨²blica de este pa¨ªs garantizara que la relaci¨®n del Estado con los pueblos ind¨ªgenas se transformara tambi¨¦n
Uno de los argumentos m¨¢s com¨²nmente esgrimidos cuando se discute sobre el proyecto bautizado como Tren Maya por el Gobierno Federal se centra en el hecho de mostrar la opini¨®n de habitantes del ¨¢rea por d¨®nde pasar¨¢ el tren. Dado que una gran parte de estas opiniones son entusiastas sobre los beneficios que conlleva el proyecto, se concluye entonces que hay una amplia aprobaci¨®n. Cuando se trata en espec¨ªfico de los pueblos ind¨ªgenas cuyos territorios ser¨¢n impactados por el tren y todo lo asociado a su funcionamiento, se suele mostrar tambi¨¦n los resultados de las consultas a pueblos ind¨ªgenas que aprueban el proyecto. El hecho de que existan opiniones a favor del Tren Maya se utiliza entonces para desacreditar a quienes est¨¢n en contra dentro o fuera de la pen¨ªnsula. ?C¨®mo podr¨ªamos cuestionar la construcci¨®n de un proyecto si los propios habitantes est¨¢n de acuerdo? ?Qui¨¦nes tenemos serias dudas sobre los supuestos beneficios que traer¨¢ el Tren Maya estamos violentando la voluntad y las opiniones de quienes en el territorio opinan a favor? Estas preguntas plantean de nuevo un tema fundamental sobre las maneras en las que se expresa la voluntad popular, sobre el derecho de las personas que opinan de manera distintas y sobre el derecho a la informaci¨®n.
En primer lugar, a¨²n cuando desde la narrativa oficial se ha visibilizado la voz de quienes concuerdan con los deseos oficialistas, es innegable que un gran n¨²mero de mayas que viven en el territorio han cuestionado ampliamente el proyecto y los problemas que conlleva su consulta. Uno de los muchos cuestionamientos locales se pueden ver en este video en el que el historiador maya Ezer May May plantea los problemas asociados a la ejecuci¨®n del Tren Maya. En los t¨¦rminos de la democracia, un principio fundamental es tomar en consideraci¨®n todas las opiniones posibles y eso es precisamente lo que no est¨¢ sucediendo en este proceso.
Veamos en particular el caso de la consulta a los pueblos ind¨ªgenas de la regi¨®n. El Convenio 169 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo es un instrumento legal internacional que ha suscrito el Estado Mexicano, es un convenio vinculante, quiere decir que el gobierno tiene la obligaci¨®n de hacerlo cumplir y no depende s¨®lo de su voluntad. Uno de los puntos fundamentales de este Convenio es que se debe consultar a las poblaciones ind¨ªgenas cuando se pretendan ejecutar proyectos que afecten sus territorios. Adem¨¢s, la consulta que se les haga tiene que ser previamente a que se ejecute el proyecto, tiene que ser libre sin ning¨²n tipo de coacci¨®n y adem¨¢s debe ser una consulta informada. Las voces oficialistas han dicho una y otra vez que esta consulta se realiz¨® a cabo, sin embargo, activistas locales denunciaron las m¨²ltiples irregularidades de la consulta, incluso la Oficina en M¨¦xico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) alert¨® que la consulta a los pueblos ind¨ªgenas no hab¨ªa cumplido los est¨¢ndares internacionales adecuados. Si la consulta a los pueblos ind¨ªgenas debe ser previa, libre e informada se pueden expresar serias dudas sobre lo que en este caso sucedi¨® al respecto.
Un punto fundamental de las consultas es el tipo de informaci¨®n al que se expone a la poblaci¨®n a consultar. En mi propia experiencia en procesos de toma de decisi¨®n comunitaria, las asambleas pueden tomar las desiciones despu¨¦s de haber sido expuestas a toda la informaci¨®n disponible, en estos procesos es fundamental el uso de la palabra por parte de personas que esgrimen una diversidad de posturas y analizan los diversos escenarios en caso de decidirse por una cosa o por otra; esta es la raz¨®n por la cual muchas de las asambleas toman un tiempo considerable antes de votar o de llegar a un consenso.
En muchas comunidades ind¨ªgenas de tradici¨®n asamblearia, las asambleas pueden durar d¨ªas, semanas o incluso m¨¢s tiempo cuando una comunidad se declara en asamblea permanente para poder discutir y escuchar todas las opiniones posibles. Cuando este equilibrio se rompe y ciertos poderes desean imponer su voluntad, lo primero que se impide es escuchar la diversidad de voces y se privilegia una sola, el micr¨®fono se niega entonces a las voces disidentes. Un proceso asambleario sano permite en cambio dar voz a todas las posturas, a todas las opiniones y es frecuente que, aunque la percepci¨®n inicial se incline a favor de una decisi¨®n, al escuchar los argumentos en contra, la asamblea se decante al final por rechazar lo que en principio parecer¨ªa estar pr¨¢cticamente aceptado.
Tomando esto en consideraci¨®n y respondiendo honestamente la pregunta, ?podr¨ªamos decir que la consulta a los pueblos ind¨ªgenas sobre el Tren Maya fue una consulta informada? ?quienes hicieron la consulta invitaron siempre y dieron la palabra a las personas que est¨¢n en contra del proyecto durante las jornadas informativas? ?hay un equilibrio en los medios oficiales de comunicaci¨®n entre posturas a favor y en contra del Tren Maya? ?C¨®mo podemos tomar desiciones sobre temas que afectan tanto nuestro presente y futuro si no podemos escuchar en el mismo grado de volumen y tiempo todo tipo de evidencias y opiniones? Si desde los micr¨®fonos oficiales se narra como a un enemigo a quienes opinan diferente y no se les da la voz para que puedan en igualdad de condiciones verter su informaci¨®n, ninguna consulta derivada de esos ejercicios informativos puede ser democr¨¢tica.
Los observadores de la ONU-DH relataron que la ¡°convocatoria, el protocolo y la informaci¨®n presentada s¨®lo hac¨ªan referencia a los posibles beneficios del proyecto y no a los impactos negativos que pudiera ocasionar¡±. Esta denuncia la ha hecho no solo la ONU-DH sino la han hecho much¨ªsimas personas que viven en los territorios que el Tren Maya va a afectar y que han sido ignoradas por quienes llevan el proyecto. Es un asunto b¨¢sico que, antes siquiera de tomar un medicamento, las personas necesitan ser informadas de los efectos secundarios que dicho medicamento puede tener. Parece sentido com¨²n que antes de tomar decisiones, es necesaria la informaci¨®n completa a favor y en contra.
Si la informaci¨®n previa a una consulta sobre el Tren Maya se enfoca masivamente s¨®lo en los beneficios, se est¨¢ coaccionando un tipo de decisi¨®n y por lo tanto, adem¨¢s de no informada, la consulta termina por no ser libre tampoco. Sobre el material necesario en la lengua de la poblaci¨®n maya, la situaci¨®n fue alarmante, fue y es tan escaso que indigna. Por otro lado, las deliberaciones y los procesos de toma de decisiones de muchos pueblos ind¨ªgenas est¨¢n muy lejos de la manera en la que el gobierno ha ejecutado estas consultas y no solo en el caso del Tren Maya, no basta un d¨ªa para hacer una consulta adecuada a los principios a los que el Estado Mexicano est¨¢ obligado.
Esto sucede en general en la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica en muchos y distintos aspectos, es por eso que el derecho a la libre expresi¨®n y el derecho a la informaci¨®n son tan fundamentales para la democracia; estos derechos, entre otras cosas, impiden que la manipulaci¨®n desde el poder moldee a su agrado la formaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Es por eso que antes de hablar de la ¡°voluntad popular¡± es indispensable que se garantice la escucha de las voces que han sido hist¨®ricamente silenciadas y oprimidas. Si desde las narrativas hegem¨®nicas ha sido el culto al progreso y a la infraestructura lo m¨¢s importante, es tiempo de escuchar voces que nos plantean que hay otras maneras de gestionar el buen vivir.
Se esperar¨ªa que un Gobierno que pretende transformar la vida p¨²blica de este pa¨ªs garantizara que la relaci¨®n del Estado con los pueblos ind¨ªgenas se transformara tambi¨¦n pero, al menos en el caso de las consultas, la simulaci¨®n y la coacci¨®n por violaci¨®n del derecho a la informaci¨®n, contin¨²an. Antes de pontificar sobre la opini¨®n del pueblo, habr¨ªa que preguntarnos sobre quienes controlan las narrativas a las que ese pueblo se ha expuesto, de d¨®nde vienen esas narrativas y a quienes benefician.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.