Ciencia y resistencia
Frente a la soberbia del poder ilimitado sobre la naturaleza, vivimos una ¨¦poca para aprender a leer su fragilidad. Conviene recordarlo cuando se han encontrado los pecios del ¡®Endurance¡¯ y el ¡®Endeavour¡¯
La historia de la exploraci¨®n polar es una historia de resistencia y supervivencia: de todos cuantos se lanzaron para reconocer sus sobrecogedores paisajes y del propio planeta, cuyo calentamiento acusan estas regiones de manera dram¨¢tica. Quiz¨¢s el deshielo haya contribuido a encontrar el Endurance, el barco de Shackleton que qued¨® atrapado por la banquisa en 1915. Estaba hundido a 3.000 metros de profundidad en el mar de Weddell, junto a la Ant¨¢rtida, cerca de donde fue engullido por el mar helado. La extrema frialdad y salinidad de esas aguas han permitido que se conservara pr¨¢cticamente intacto, pues all¨ª abajo no sobreviven ni los microorganismos que devoran la madera de los pecios.
Shackelton fue un h¨¦roe capaz de dirigir un equipo, un jefe admirable (odio la palabra l¨ªder). Pocos a?os atr¨¢s, Amundsen y Scott hab¨ªan alcanzado el Polo Sur, lo que llev¨® a Shackelton a buscar otro r¨¦cord: atravesar la Ant¨¢rtida de un extremo al otro, pasando por el Polo Sur. No lo logr¨®, pero salv¨® a sus hombres tras una penosa odisea, cuando el Endurance qued¨® atrapado y su expedici¨®n permaneci¨® congelada en el tiempo, abandonada por una Europa paralizada por la Gran Guerra. Raymond Priestley, un ge¨®logo de aquellos a?os, dijo que si tuviera que elegir al capit¨¢n de una expedici¨®n cient¨ªfica, optar¨ªa por Scott; para una campa?a r¨¢pida y eficaz, se decantar¨ªa por Amundsen, pero en la adversidad, cuando no ves salida, asegur¨®, ¡°de rodillas suplicar¨ªa que me enviaran a Shackelton¡±.
Amundsen no solo fue el primero en alcanzar el Polo Sur. Tambi¨¦n fue el primero que atraves¨® en barco el Paso del Nororeste (1905), el canal interoce¨¢nico que comunica el Atl¨¢ntico con el Pac¨ªfico en latitudes septentrionales, un d¨¦dalo de islas y aguas congeladas impracticables. El Paso del Noroeste es un mito geogr¨¢fico de la era de los descubrimientos, como la Terra Australis, el fabuloso continente meridional que los mapas recog¨ªan antes de la Ant¨¢rtida. Lo f¨¢cil ser¨ªa decir que la ciencia acab¨® con los mitos geogr¨¢ficos, que el tes¨®n de los grandes exploradores, la tecnolog¨ªa naval y la astronom¨ªa n¨¢utica derribaron las leyendas de un estrecho imaginario y un continente austral lleno de riquezas. Pero bien mirado, la ciencia hizo posible ambos mitos. Los construy¨® all¨ª donde no hab¨ªa nada, donde era imposible concebirlos, en sendos desiertos blancos y helados. En plena Ilustraci¨®n, la Academia de Ciencias de Par¨ªs revitaliz¨® el mito del Paso del Noroeste. No dieron con ¨¦l entonces, pero el comercio global y la ciencia moderna forman parte del mismo paquete. Siglos despu¨¦s, la navegaci¨®n a¨¦rea, otro ¡°milagro¡± de la ciencia, permiti¨® llegar en l¨ªnea recta desde Europa a California, sobrevolando el estrecho de Davis, el mar de Baffin, la bah¨ªa de Hudson y toda esa regi¨®n plagada de top¨®nimos de quienes buscaron sin fortuna el Paso del Noroeste.
Tambi¨¦n este a?o se han encontrado los restos del Endeavour, el barco con el que dio su primera vuelta al mundo James Cook, el gran navegante del siglo XVIII. El Endeavour fue hallado cerca de Newport (Rhode Island), no lejos de la isla de Nantucket, por cierto, el puerto de donde en el siglo siguiente zarp¨® el Pequod, el ballenero de Moby Dick, la novela de Melville. Cook trill¨® el Pac¨ªfico Sur para encontrar la Terra Australis. En su lugar se top¨® con bah¨ªa Bot¨¢nica, donde los brit¨¢nicos fundaron la colonia penitenciaria de Nueva Gales del Sur, en la actual S¨ªdney (Australia). As¨ª acaban los mitos, a menudo, con un buen naufragio o una c¨¢rcel en medio de la utop¨ªa.
Lo cierto es que el calentamiento global ha dejado abierto el Paso del Noroeste y est¨¢ permitiendo tambi¨¦n que los barcos rusos trasladen el petr¨®leo y el gas a China por latitudes ¨¢rticas, sorteando as¨ª el largo trayecto por el canal de Suez, otro logro de la ingenier¨ªa en su d¨ªa, dicho sea de paso. Los expertos aseguran que en la Ant¨¢rtida los signos del deshielo no parecen tan acusados como en el ?rtico. En todo caso, las riquezas minerales detectadas o figuradas en ambas regiones polares las han convertido en puntos calientes de conflictos y rivalidades internacionales. Los propios nombres de estas dos embarcaciones legendarias, Endeavour y Endurance, empe?o y resistencia, apelan a los valores que nos han llevado a explorar el mundo y a explotarlo sin medida ni desmayo. ?Y a sobrevivir?
La cuesti¨®n es compleja. Si no fuera por la ciencia, no habr¨ªamos surcado los mares ni los cielos, provocando el calentamiento global. No hubi¨¦ramos llegado a latitudes tan extremas, ni sabr¨ªamos nada de los casquetes polares o del comportamiento de los glaciares. Gracias a la ciencia, tambi¨¦n sabemos hoy que los recursos son limitados y el equilibrio de la econom¨ªa natural del planeta, precario. Frente a la soberbia del poder ilimitado sobre la naturaleza, vivimos una ¨¦poca para aprender a leer la fragilidad de las cosas. Cazar la ballena blanca encierra una sombr¨ªa profec¨ªa sobre la autodestrucci¨®n.
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