La primera dama y el diablo
Michelle Bolsonaro presenta a Lula como un demonio y de esa forma exige adhesi¨®n a la pol¨ªtica a trav¨¦s de la fe
Michelle Bolsonaro, la actual primera dama de Brasil, ha entrado en la campa?a dispuesta a convertir al expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva en el demonio encarnado. ...
Michelle Bolsonaro, la actual primera dama de Brasil, ha entrado en la campa?a dispuesta a convertir al expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva en el demonio encarnado. Como Lula lidera los sondeos, Michelle ha anunciado una guerra religiosa. Arrodillada junto al presidente en un medi¨¢tico culto evang¨¦lico, inaugur¨® la temporada de bajezas afirmando que el palacio presidencial, antes de que su marido fuera investido, estaba ¡°consagrado a los demonios¡±. Dos d¨ªas despu¨¦s, comparti¨® la publicaci¨®n de un v¨ªdeo de Lula en un ritual de umbanda en el que las religiones de matriz africana se asociaban a ¡°las tinieblas¡±. Michelle a?adi¨®: ¡°Esto est¨¢ permitido, ?no? Pero que yo hable de Dios, no¡±. Un pastor y pol¨ªtico aliado, Marco Feliciano, disemin¨® la mentira de que, si sale elegido, ¡°Lula cerrar¨¢ iglesias¡±. La campa?a solo ha empezado oficialmente el martes, pero hasta los m¨¢s laicos creen que ser¨¢ el propio infierno ahora que la primera dama ha decidido transformarla en una batalla del Antiguo Testamento.
Tercera mujer de Jair Bolsonaro, Michelle es evang¨¦lica, vinculada a las vertientes pentecostales y neopentecostales, las que m¨¢s crecen en Brasil y han cambiado la fisonom¨ªa del pa¨ªs. ?l, en cambio, se declara cat¨®lico, aunque haya sido literalmente bautizado en el r¨ªo Jord¨¢n. Lo bautiz¨® el pastor Everaldo, un pol¨ªtico que m¨¢s tarde ser¨ªa detenido por corrupci¨®n relacionada con el desv¨ªo de fondos de Sanidad durante la pandemia de covid-19, una de esas secuencias que hace que la realidad brasile?a sea m¨¢s fant¨¢stica que cualquier ficci¨®n. As¨ª, uno cat¨®lico y la otra evang¨¦lica, el matrimonio Bolsonaro enciende una vela a las dos grandes vertientes religiosas de Brasil: la primera en declive, la segunda en ascensi¨®n y con cada vez m¨¢s influencia en los centros de poder pol¨ªtico.
La incorporaci¨®n de Michelle a la primera l¨ªnea de la campa?a est¨¢ muy calculada: busca el voto de las mujeres y de los evang¨¦licos. Las mujeres son las que m¨¢s rechazan a Bolsonaro, y los evang¨¦licos son una parte crucial de su base de apoyo. Al iniciar una batalla religiosa, Michelle obliga a Lula a posicionarse. Defensor del Estado laico, como determina la Constituci¨®n brasile?a, Lula se mueve mejor por los c¨ªrculos cat¨®licos que por los evang¨¦licos ¡ªlas comunidades eclesiales de base fueron importantes para la formaci¨®n del Partido de los Trabajadores¡ª y tiene buena relaci¨®n con las religiones de matriz africana.
Al poner a la primera dama en el campo de batalla, el bolsonarismo muestra que comprende bien Brasil. Con el crecimiento de las iglesias evang¨¦licas fundamentalistas y su narrativa del mundo a partir de una lectura literal ¡ªy brutal¡ª de la Biblia, por lo menos dos generaciones de brasile?os han sido formadas para entender el mundo como una disputa entre el bien y el mal. En este caso, la verdad no est¨¢ conectada a los hechos, sino a si el que habla es considerado parte del bien o del mal. Al presentar a Lula como un demonio, Michelle Bolsonaro exige adhesi¨®n a la pol¨ªtica a trav¨¦s de la fe: la creencia se anticipa a los hechos, por lo que estos ya no importan. Michelle pide a los brasile?os que empiecen a leer la realidad de la misma manera que leen la Biblia. Es mucho m¨¢s grave de lo que parece: la religiosizaci¨®n de la pol¨ªtica es el fin de la pol¨ªtica y la muerte de la democracia. Este es el proyecto de Bolsonaro.