Obispos encubridores
El encubrimiento sistem¨¢tico de los casos de pederastia en la Iglesia ha impedido cualquier forma de enjuiciamiento de los abusadores
La impunidad que ha reinado durante d¨¦cadas en torno a la pederastia en la Iglesia cat¨®lica espa?ola ha contado con un aliado decisivo: el ocultamiento, silenciamiento y encubrimiento de los casos por parte de muchos obispos. Al menos 39 prelados est¨¢n acusados por v¨ªctimas o son sospechosos de haber tapado en Espa?a casos de los que han tenido constancia. Con ello, han impedido que los pederastas fuesen juzgados civil o can¨®nicamente, y que estos hechos se conocieran p¨²blicamente. Han sido diversas las estrategias desarrolladas en la Iglesia a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas para evitar entrar en el fondo de la cuesti¨®n: desde la renuncia a investigar los hechos manteniendo al abusador en su puesto hasta el traslado de parroquia ante las primeras quejas (donde podr¨ªa reproducir las mismas conductas anteriores) pasando por enviar al acusado a ejercer su ministerio a otro pa¨ªs. La ocultaci¨®n de los delitos, la protecci¨®n de los acusados y el desvalimiento de las v¨ªctimas han sido las consecuencias necesarias de ese proceder, seg¨²n ha corroborado este diario a trav¨¦s de sentencias can¨®nicas, documentos in¨¦ditos y denuncias de las propias v¨ªctimas. Hasta el momento, ning¨²n obispo espa?ol ha sido juzgado civil ni can¨®nicamente por ello.
Los casos de encubrimiento recogidos por EL PA?S van desde 1952 hasta 2015. Entre los acusados se encuentran prelados que ocuparon puestos de responsabilidad en la CEE. Algunas v¨ªctimas acudieron al obispo mientras estaban sufriendo los abusos, otras fueron a?os despu¨¦s, cuando el delito hab¨ªa prescrito pero el acusado segu¨ªa vivo. Tanto la CEE como el Vaticano tienen conocimiento de dichas acusaciones, recogidas en los dos informes que este peri¨®dico entreg¨® a ambas entidades a finales de 2021 y el pasado mes de junio.
El papa Francisco recogi¨® por primera vez en 2019 el encubrimiento como un delito a ser juzgado dentro de los tribunales eclesi¨¢sticos con el motu proprio Vos estis lux mundi. Pero esta nueva norma papal no es retroactiva y los obispos acusados, 14 de ellos a¨²n con vida, no pueden ser juzgados por ello. No obstante, no conviene olvidar que a partir de 2001 los purpurados deb¨ªan comunicar al Vaticano todos los casos de los que tuviesen constancia, y los acusados no lo hicieron.
Cabr¨ªa esperar que el Papa, que ha mostrado enorme dureza con los pederastas, exhibiera dureza tambi¨¦n hacia los encubridores. Pero no es f¨¢cil. Los obispos son aut¨¦nticos papas en sus di¨®cesis, y Francisco dif¨ªcilmente puede enfrentarse al tercio de prelados espa?oles conservadores que sigue defendiendo que la pederastia en la Iglesia espa?ola es un asunto de unos pocos casos aislados. Tampoco los otros obispos desean abrir la caja de Pandora de lo que todo indica que ha sido una pr¨¢ctica generalizada. La lacra de la pederastia en el clero alcanza desde las peque?as parroquias hasta la c¨²pula de la Iglesia espa?ola.
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