Futuro y pasado de la derecha
Estamos en la antesala de un cambio sist¨¦mico en la pol¨ªtica, entre quienes se decantan por el amor y el odio al capitalismo
?Qu¨¦ pol¨ªticos dicen que las grandes tecnol¨®gicas son ¡°mal¨¦volas¡±, ¡°corruptas¡± y ¡°enemigas de nuestra civilizaci¨®n¡±? ?Qui¨¦nes consideran que las multinacionales ¡°no son nuestro aliado¡± y ven a sus ejecutivos como contrarios ideol¨®gicos que conspiran para ¡°destruir nuestra forma de vida¡±? ?Qui¨¦nes han iniciado una cruzada de amenazas y regulaciones contra las gigantescas Disney o BlackRock?
F¨¢cil. Alberto Garz¨®n o Irene Montero. Quiz¨¢s Yolanda D¨ªaz. Y Pablo Iglesias, claro.
Pues no. Son distinguidos republicanos, como los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, o aspirantes a serlo, como J. D. Vance. Su partido, al frente de una tendencia que engulle a las derechas de otros pa¨ªses (como Francia), se est¨¢ volviendo anticapitalista.
La izquierda cree que es mera hipocres¨ªa: aunque los pol¨ªticos de derechas usen una ret¨®rica contra las grandes corporaciones, sus pol¨ªticas las favorecen. Pero, ?por qu¨¦ ahora? Tradicionalmente, el discurso probusiness les ha funcionado bien a los conservadores, de Ronald Reagan a Isabel D¨ªaz Ayuso. ?Y por qu¨¦ renunciar a las siempre suculentas donaciones de empresarios multimillonarios?
Estamos en la antesala de un cambio sist¨¦mico en la pol¨ªtica. Derechas e izquierdas est¨¢n intercambiando su amor y odio por el capitalismo. Mirado con perspectiva, no es una mutaci¨®n excepcional, sino un retorno a la norma, a la divisoria primigenia de la primera democracia moderna entre los partidarios del poder local (los jeffersonianos) y los del Gobierno federal (los hamiltonianos). De estas ra¨ªces crecieron dos tallos opuestos, dos filosof¨ªas incompatibles, no solo sobre la pol¨ªtica, sino sobre la propia naturaleza de la verdad. Los jeffersonianos priorizan la cultura de un lugar (apego a la Biblia o a las libras y onzas) y los hamiltonianos, la raz¨®n universal (adherencia a los derechos humanos o a la tecnocracia del Fondo Monetario Internacional). Los jeffersonianos temen lo que el antimonopolista Louis Brandeis llam¨® la ¡°maldici¨®n de ser grande¡±, los problemas que generan las corporaciones, o los gobiernos, descomunales. Y las derechas de hoy est¨¢n retornando a este particularismo jeffersoniano.
Mientras, las izquierdas abrazan de nuevo el universalismo hamiltoniano, y muchos de los altermundistas que se manifestaban en Seattle o G¨¦nova son ahora declarados globalistas. Bienvenidos a la contienda del futuro, y el pasado, por el coraz¨®n de las democracias.
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