Indo-Pac¨ªfico, v¨¦rtice y v¨®rtice de nuestro tiempo
Un cambio en el ¡®statu quo¡¯ de Taiw¨¢n alterar¨ªa imprevisiblemente el equilibrio de fuerzas mundial. De ah¨ª la urgencia de preservar la regi¨®n como un punto de conectividad global libre y abierto
El viaje de la presidenta de la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiw¨¢n ha despertado la furia del drag¨®n s¨ªnico y la respuesta no se ha hecho esperar. Tampoco las protestas airadas. El embajador de China en Estados Unidos, Qin Gang, public¨® un art¨ªculo en The Washington Post apelando a todos los tratados, declaraciones y resoluciones adoptados en reconocimiento del principio de una sola China. Una defensa del imperio de la ley convincente si no fuese por la complicidad t¨¢cita que Pek¨ªn mantiene con Vlad¨ªmir Putin en la invasi¨®n rusa de Ucrania, una agresi¨®n que viola y cuestiona toda la normativa internacional existente, que ha costado la vida a miles de personas y arrastrado al mundo a una crisis alimentaria, inflacionista y energ¨¦tica cuando comenzaba a recuperarse de la pandemia. Y es que la sombra de Ucrania planea sobre Taiw¨¢n, y convendr¨ªa preguntarse si Nancy Pelosi hubiese viajado a la isla de haber desplegado Xi Jinping su autoridad para impedir esta guerra y evitar pensar en Taiw¨¢n como la pr¨®xima Ucrania. La posici¨®n de la potencia asi¨¢tica frente a Rusia es determinante en la resoluci¨®n del conflicto, de tal forma que el presidente ucranio Volod¨ªmir Zelenski, en un gesto inusual, ha lanzado a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n una llamada a Xi, solicitando hablar directamente con ¨¦l ¡ªpetici¨®n preterida a d¨ªa de hoy¡ª y pedirle que medie para poner fin al enfrentamiento.
La p¨¢gina web de Pelosi anunciaba que la presidenta ¡°encabezar¨ªa una delegaci¨®n del Congreso al Indo-Pac¨ªfico¡±. La alusi¨®n a la zona en estos t¨¦rminos, en lugar de Asia-Pac¨ªfico, apuntala la reconceptualizaci¨®n de la zona y la consolidaci¨®n de lo que el analista Jagannath Panda considera ¡°el pr¨®ximo teatro global de competici¨®n y pol¨ªticas del poder¡±. ?Qu¨¦ es, por lo tanto, el Indo-Pac¨ªfico? Un lugar. Un v¨¦rtice de convergencia entre Oriente y Occidente. Un v¨®rtice de rivalidades por posicionarse en su centro. El Indo-Pac¨ªfico es un concepto, una visi¨®n, una iniciativa geopol¨ªtica.
Como concepto recoge lo que ya es una nueva mirada al mundo, una percepci¨®n emergente de las relaciones internacionales iniciada por el ex primer ministro nip¨®n, Shinzo Abe, y adoptada a continuaci¨®n por India y EE UU. Imaginemos por un momento un mapa terr¨¢queo cuyos ejes de coordenadas se intersectan en el estrecho de Malaca, corredor mar¨ªtimo entre la isla indonesia de Sumatra y Malasia que conecta los oc¨¦anos ?ndico y Pac¨ªfico. Bordeando las aguas oce¨¢nicas se encuentran las franjas costeras de Asia, Oriente Medio, ?frica del Este, Australia y la Am¨¦rica del Pac¨ªfico. En conjunto, una regi¨®n multipolar a modo de un antiguo Mare Nostrum hacia el que confluyen cinco continentes, las zonas m¨¢s pobladas del planeta y el mayor mercado de datos y bienes.
En tanto que visi¨®n, el t¨¦rmino aboga por un espacio ¡°libre y abierto¡±, atributos que defienden preservar los dominios mar¨ªtimos de injerencias contrarias al derecho internacional, en clara referencia a China. Desde que en 2013 Xi Jinping fuese elegido presidente, Pek¨ªn ha venido ejerciendo una pol¨ªtica expansiva de peque?as e implacables apropiaciones, conocida como la estrategia del ¡°loncheado de salchich¨®n¡± (salami slicing), consistente en iniciar acciones con frecuencia en zonas jur¨ªdicamente grises, que no generan casus belli, pero resultan determinantes por su efecto acumulado en el tiempo. Con este procedimiento, durante la pandemia el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n ha tomado m¨¢s de 1.000 kil¨®metros cuadrados de territorio reivindicado por India. En el Mar de China Meridional, que Pek¨ªn considera espacio soberano al 90% en violaci¨®n flagrante del derecho internacional, ha construido islas artificiales, puertos e instalaciones militares, e intimida y hostiga la presencia de fuerzas armadas de otros pa¨ªses. Ocurri¨® el pasado mes de mayo cuando un avi¨®n australiano que sobrevolaba las islas Paracelso, en misi¨®n de reconocimiento de Naciones Unidas, fue interceptado por otro de combate chino que le cort¨® el vuelo, arrojando a su paso un haz de fragmentos de aluminio que entraron en el motor. As¨ª las cosas, existe el temor justificado a que una vez Pek¨ªn alcance suficiencia militar, imponga por la fuerza sus aspiraciones hegem¨®nicas. Por ello, la expresi¨®n ¡°libre y abierto¡± abandera impl¨ªcitamente el multilateralismo, el respeto a la soberan¨ªa nacional de los Estados, y el principio de legalidad. El objetivo no es expulsar a China de la regi¨®n, afirma el especialista en el ¨¢rea, Rory Medcalf, m¨¢s bien incorporar sus intereses de pa¨ªs prominente, pero no dominante, en un marco que respete los derechos de los dem¨¢s. No busca contener sino competir. Y de no lograrlo, preparar el terreno para contrarrestar su poder.
La iniciativa geopol¨ªtica forma un v¨¦rtice sobre el que pivotan colaboraciones multisectoriales. Una red de redes fluida y flexible. Lanzada inicialmente en respuesta a otro gran proyecto global, la Nueva Ruta de la Seda persigue fomentar la interconectividad econ¨®mica, pol¨ªtica y de seguridad. Cooperar en nuevas tecnolog¨ªas, medio ambiente, o sistemas de abastecimiento, como la iniciativa de cadenas de producci¨®n resilientes. Precisamente la falta de unanimidad sobre en qu¨¦ consiste el Indo-Pac¨ªfico, cu¨¢les son sus l¨ªmites y arquitectura definitoria ha empujado a buscar f¨®rmulas de consenso ad hoc, seg¨²n los diferentes alineamientos: para el Departamento de Defensa de Estados Unidos y Australia, representa un escenario prioritario frente a potencias revisionistas; India se suma al di¨¢logo de seguridad del Quad pero no al Aukus, de car¨¢cter defensivo, para preservar su autonom¨ªa, a pesar de sentirse directamente amenazada por el cerco de China en el llamado ¡°collar de perlas¡±, la construcci¨®n de facilidades portuarias en su vecindario inmediato; o los minilaterales, que operan a modo de acuerdos informales entre unos pocos actores para cuestiones concretas y pactadas, con el Quad de Asia Occidental, que incluye a Israel, Emiratos ?rabes Unidos, India y Estados Unidos o el Quad Plus, una etiqueta que representa el potencial de ampliar horizontes a nuevos colaboradores afines, entre ellos la UE, Corea del Sur o Vietnam. El hecho de que cada vez sean m¨¢s los pa¨ªses y organizaciones que presentan planes para la regi¨®n, es un indicador revelador del inter¨¦s que est¨¢ despertando: Australia, Francia y Reino Unido fueron los primeros. Igualmente, la Asociaci¨®n de Naciones de Asia Sudoriental (Asean) en versi¨®n no alineada, y la Uni¨®n Europea el pasado a?o. En otro plano, la OTAN en la cumbre de Madrid mencion¨® el inter¨¦s en la localidad por primera vez su Concepto Estrat¨¦gico.
Taiw¨¢n se posiciona a d¨ªa de hoy en el v¨®rtice del Indo-Pac¨ªfico (otros potenciales focos de turbulencias son las disputas territoriales y mar¨ªtimas que Pek¨ªn mantiene con Jap¨®n, India, Vietnam y Filipinas). Por su emplazamiento, la isla permite ampliar la proyecci¨®n de fuerza militar sobre gran parte de la regi¨®n, alcanzando incluso a territorio estadounidense de ultramar. Es el ¡°portaviones insumergible¡± del que hablaba el general Douglas MacArthur durante la guerra de Corea. Su valor estrat¨¦gico ya fue reconocido a finales del siglo XIX por el Jap¨®n imperial en su plan de invasi¨®n de China y el Sudeste asi¨¢tico, que comenz¨® con la toma de la isla. Un cambio en el statu quo de Taiw¨¢n alterar¨ªa imprevisiblemente el equilibrio de fuerzas mundial. De ah¨ª la urgencia de preservar la regi¨®n como un v¨¦rtice de conectividad global libre y abierto, respetuoso e inclusivo.
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