La Italia que ve el PPE

A menudo Italia ha funcionado como laboratorio de anticipaci¨®n de algunos de los fen¨®menos pol¨ªticos de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Las elecciones del 25 de septiembre amenazan de nuevo ahora en traer inquietantes novedades. Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo (PPE), se plant¨® en Roma el martes para reunirse con Silvio Berlusconi y Antonio Tajani, fundador y cabeza visible, respectivamente, de Forza Italia. Su visita buscaba respaldar a la filial del PPE en Italia, un partido en descomposici¨®n y convertido hoy en socio minoritario de la coalici¨®n de la derecha y la ultraderecha (con la Liga y Hermanos de Italia) que aspira a gobernar el pa¨ªs. La reuni¨®n acab¨® convertida en su indisimulada legitimaci¨®n por parte del PPE. El precedente abre la puerta a un vendaval nacionalpopulista que no augura nada bueno para el centroderecha y la derecha moderada europea.

El presidente del PPE se limit¨® a responder a las preguntas de los periodistas que en el programa pol¨ªtico de la coalici¨®n no hab¨ªa le¨ªdo graves contradicciones con su idea de Europa. El blanqueo opera por omisi¨®n: olvida Weber las tensiones vividas con Bruselas durante el Gobierno que formaron la Liga de Matteo Salvini con el Movimiento 5 Estrellas en 2018, el cierre de puertos italianos a barcos cargados de migrantes apenas rescatados de un naufragio en el Mediterr¨¢neo, los desaf¨ªos a prop¨®sito del d¨¦ficit o las soflamas antieuropeas y a favor de Vlad¨ªmir Putin de Salvini. Puede que no recuerde tampoco el presidente del PPE que Hermanos de Italia (socio de Vox en Europa) cuestiona los derechos de las mujeres en relaci¨®n con el aborto y es abiertamente hostil al colectivo LGTBI. El PPE rompe as¨ª la armon¨ªa europea en el aislamiento de la extrema derecha, que tan n¨ªtidamente ejerci¨® durante a?os su compatriota Angela Merkel con Alternativa para Alemania (socio de Salvini en Bruselas).

La normalizaci¨®n de este espectro pol¨ªtico en Italia representa una anomal¨ªa en Europa que en las elecciones puede resultar crucial. El pa¨ªs nunca se ha planteado ning¨²n tipo de cord¨®n sanitario, y los medios de comunicaci¨®n han aceptado tambi¨¦n a estas formaciones en la normalidad del arco parlamentario. Varias de ellas llevan en las instituciones d¨¦cadas y gobiernan en la mayor¨ªa de regiones del pa¨ªs. El fen¨®meno, por tanto, tiene ra¨ªces profundas y anteriores a la visita de Weber, y hay que remontarse a Silvio Berlusconi como gran padrino de este proceso desde finales de los a?os noventa. Necesitado en ese momento de m¨²sculo electoral para hacer frente a la izquierda ¡ªcomo ahora el PPE¡ª, introdujo a la entonces Liga Norte (un partido federalista y regional) y a la Alianza Nacional (semilla del actual Hermanos de Italia) en el artefacto pol¨ªtico que bautiz¨® como Pueblo de la Libertad. Una precoz Meloni fue ministra de Pol¨ªtica de Juventud (en un periodo en el que se dispar¨® el paro juvenil en Italia) y la Liga comenz¨® su transformaci¨®n radical desde las instituciones. Berlusconi siempre consider¨® a ambos partidos como una folcl¨®rica comparsa que serv¨ªa a sus intereses. Pero hoy la Liga y Hermanos de Italia lo han devorado y han convertido a la filial del PPE en esa naci¨®n en un partido marginal que lucha por sobrevivir mientras ofrece a cambio la legitimidad europea.