Dostoievski y el peso del mundo
Hace 200 a?os naci¨® en Mosc¨² el escritor que se aplic¨® obsesivamente a explorar las desgarradoras contradicciones de la condici¨®n moderna
Fi¨®dor Mija¨ªlovich Dostoievski naci¨® hace 200 a?os en Mosc¨² y su obra, desmesurada y atravesada por la desgarradora hondura de las grandes palabras, sigue ah¨ª al alcance de los lectores de una sociedad como la actual, descre¨ªda, alejada de toda trascendencia, vol¨¢til. ?Tienen hoy recorrido los temas que un d¨ªa obsesionaron al escritor ruso? ?Lo tiene su estilo fogoso y ese af¨¢n por poner en escena los asuntos m¨¢s diversos, vistos siempre desde perspectivas distintas, discutidos, exprimidos al m¨¢ximo? La culpa, los latigazos de una conciencia que no encuentra acomodo en un mundo que se transforma, las viejas preguntas por el sentido de la vida, las infinitas lacras de la injusticia, la tentaci¨®n del juego y de la bebida y de perderse, el nihilismo: todos esos imponentes asuntos los encarn¨® Dostoievski en distintos personajes que poco a poco cobraban envergadura por la enorme tensi¨®n de las cuestiones a las que se ve¨ªan arrastrados, por el peso del mundo que los enfrentaba a sus contradicciones, los empujaba al mal o les exig¨ªa procurarse alg¨²n camino de salvaci¨®n. ¡°Ahora el hombre ama la vida porque ama el dolor y el terror, y ah¨ª est¨¢ todo el enga?o¡±, dice un personaje de Los demonios (Alianza). ¡°Ahora el hombre no es todav¨ªa lo que ser¨¢. Habr¨¢ un hombre nuevo, feliz y orgulloso. A ese hombre le dar¨¢ lo mismo vivir que no vivir; ese ser¨¢ el hombre nuevo. El que conquiste el dolor y el terror ser¨¢ por ello mismo Dios¡±.
Vivir o no vivir, tener el arrojo suficiente para quitarse la vida, conquistar el dolor: ah¨ª se mov¨ªa Dostoievski a sus anchas. El 22 de diciembre de 1849 estuvo a punto de ser colocado delante de un pelot¨®n de fusilamiento y le quedaba poco para dejar el mundo cuando lleg¨® el indulto que al fin concedi¨® el zar Nicol¨¢s I a un grupo de prisioneros condenados a muerte. Lo hab¨ªan detenido unos meses antes junto a otros intelectuales del C¨ªrculo Petrashevski: compart¨ªan ideas reformistas para acabar con las injusticias en Rusia y estaban cerca de las ideas de los socialistas ut¨®picos. A Dostoievski lo enviaron a pasar cinco a?os en un penal de Siberia, en Omsk, y luego fue destinado otro lustro a servir en una fortaleza de Kazajist¨¢n. ¡°Llegaban al presidio aquellos que, en libertad, hab¨ªan perdido toda medida y rebasado todos los l¨ªmites, hasta tal punto que daban la impresi¨®n de haber acabado cometiendo sus cr¨ªmenes, no por voluntad propia, sino sin saber por qu¨¦, en una especie de delirio o de embriaguez; a menudo por una vanidad elevada a un grado sumo¡±, escribi¨® en Memorias de la casa muerta (Alba). Cuando lo condenaron fue desprovisto de su t¨ªtulo de noble, de su graduaci¨®n militar de teniente de ingenieros y de sus derechos civiles. De vuelta de aquel infierno abandon¨® sus afanes de cambiarlo todo, se hizo m¨¢s conservador, se refugi¨® en la religi¨®n y en la vieja Rusia.
Hab¨ªa nacido el 11 de noviembre de 1821, su padre era m¨¦dico, su madre le contagi¨® su afici¨®n por la lectura. Tuvo una excelente formaci¨®n en San Petersburgo, pero no le interes¨® la milicia y termin¨® volc¨¢ndose en la literatura. Su primera novela, Pobres gentes, apareci¨® en 1846 y tuvo cierto ¨¦xito, as¨ª que sigui¨® publicando y revel¨® ya entonces su inter¨¦s por los conflictos psicol¨®gicos, la mirada social, la reflexi¨®n filos¨®fica. Gastaba por encima de sus posibilidades y se endeudaba con frecuencia. La herida profunda que le produjo su destierro a Siberia fue una de las muchas que tuvo en su vida. Se cas¨® en 1857 con Anna Dmitrievna cuando no era m¨¢s que un soldado raso del s¨¦ptimo batall¨®n en Semipalatinsk y, al poco tiempo, se le diagnostic¨® una epilepsia como enfermedad cr¨®nica. Regres¨® por fin a San Petersburgo antes de empezar 1860 y un par de a?os despu¨¦s, cuando su matrimonio daba muestras de desgaste, viaj¨® solo por Europa. Descubri¨® el juego, perdi¨® grandes cantidades en la ruleta, se enamor¨® de Apolinaria Suslova, una mujer mucho m¨¢s joven que ¨¦l con la que tuvo una relaci¨®n explosiva. En 1863, ya en casa, perdi¨® a su primera mujer. Se volvi¨® a casar en 1867 con Anna Grigorievna, a quien dict¨® El jugador, la novela que recog¨ªa su tumultuosa pasi¨®n anterior. Todav¨ªa lo golpearon otras desgracias: perdi¨® a un hijo de su primer matrimonio, a una hija del segundo, su hermano Mija¨ªl muri¨® en 1864.
Fue ese hombre roto y curtido por tantas penalidades el que dar¨ªa a partir de ese momento sus mayores obras, escritas muchas veces con torpeza, arrastrado por un torrente caudaloso que lo empujaba a hurgar en los subterr¨¢neos de la conciencia y que lo llevaba a hacer estallar los dilemas y miedos del ser humano. Crimen y castigo, El idiota, Los demonios y Los hermanos Karam¨¢zov son novelas atravesadas por personajes que se ven desbordados por el enorme peso de ser conscientes de lo que significa vivir.
Dostoievski muri¨® el 9 de febrero de 1881. Estos d¨ªas, al hilo de los 200 a?os de su nacimiento, han aparecido algunos t¨ªtulos que recuperan su obra o que la iluminan. Lo hace la biograf¨ªa del rumano Virgil Tanase, Dostoievski (Ediciones del Subsuelo), que sabe restituir con nervio y eficacia las peripecias del escritor y las circunstancias que alimentaron sus obras. Y lo hacen tambi¨¦n Tamara Djermanovic en su personal acercamiento que resume en El universo de Dostoievski (Acantilado) una larga relaci¨®n con el escritor, y Nicol¨¢s Caparr¨®s, en Dostoievski en las mazmorras del esp¨ªritu (Malpaso). Galaxia Gutenberg ha publicado el segundo volumen de su obra completa, que incluye El sue?o del t¨ªo, La aldea de Step¨¢nchikovo, Humillados y ofendidos y Apuntes de la Casa Muerta, piezas todas que est¨¢n escritas o concebidas en la fase final de su largo destierro. Ayer P¨¢ginas de Espuma present¨® las m¨¢s de 2.000 p¨¢ginas de Diario de un escritor.
Sin pelos en la lengua
No tiene nada que ver con un diario, son art¨ªculos de prensa que empez¨® a escribir bajo ese r¨®tulo porque en ellos hablar¨ªa, seg¨²n sus palabras, ¡°para m¨ª mismo y por puro gusto (¡) de todo lo que se me ocurra, o de lo que me haga pensar¡±. Lo explica el responsable de la edici¨®n, Paul Viejo, en la nota previa que preside los dos vol¨²menes que, al cabo, han terminado reuniendo todas las piezas period¨ªsticas de Dostoievski, y no solo las que en tres momentos distintos public¨® bajo ese ep¨ªgrafe: en 1873, en 1876 ¡ªcomo cuadernillo mensual editado, redactado y financiado por el propio escritor¡ª y en 1891. Es su ¨²ltima ¨¦poca, y Dostoievski se pronuncia sobre todo, de lo m¨¢s peque?o a lo m¨¢s grande, con la mayor libertad, sin pelos en la lengua y sacando habitualmente las cosas de quicio. En El jugador, un caballero brit¨¢nico le comenta al protagonista al hilo de una conversaci¨®n: ¡°?nicamente los rusos son capaces de hermanar tantas contradicciones a un tiempo. En efecto, as¨ª es, al hombre le gusta hallar a su mejor amigo humillado ante ¨¦l. La amistad se basa en gran parte en la humillaci¨®n. Es una vieja verdad que conocen todas las personas inteligentes del mundo¡±. Dostovieski cumple hoy 200 a?os, y qui¨¦n sabe si este tipo de observaciones puedan tener todav¨ªa eco en una sociedad pacata como esta de hoy, que se desquicia con los matices y que todo lo quiere en blanco y negro.
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