He firmado por el indulto a Gri?¨¢n
Deploro y condeno las faltas del pol¨ªtico socialista, en parte castigadas por su zarandeo procesal y su deshonor pol¨ªtico. Pero no soy juez, ni verdugo
?ltimamente hay partidarios de ¡°cancelar¡± a grandes pintores, cineastas, cantantes y otros artistas hasta ahora admirados por los pecados de sus vidas privadas: abusos sexuales, homofobia, racismo y dem¨¢s comportamientos indebidos. Otros piensan ¡ª?pensamos!¡ª que los seres humanos somos demasiado complejos para resumirnos en un todo homog¨¦neo bueno o malo, que hay que saber disfrutar de lo mejor de nuestros semejantes sin dejar de rechazar lo peor, que nuestra relaci¨®n con los dem¨¢s no es solo moral o pol¨ªtica, a Dios gracias, sino tambi¨¦n ¨ªntimamente afectiva, indescifrable por humana. Si es as¨ª, o sea, si no condicionamos nuestros juicios est¨¦ticos por la ¨¦tica de los artistas ni amamos a alguien s¨®lo por sus virtudes, sino a pesar de sus defectos (lo contrario ser¨ªa amar la virtud, no la persona)... ?no tendremos en nuestro esp¨ªritu justiciero un santuario para el alma tierna que no bendice pero comprende?
No quisiera ser ciudadano de un pa¨ªs donde la complicidad o la secta cuentan m¨¢s que la ley; tampoco vivir entre rectil¨ªneos para los que no hay amistad si no concuerda con el c¨®digo establecido. Por eso he firmado por el indulto a Pepe Gri?¨¢n. Le conoc¨ª hace d¨¦cadas en el hip¨®dromo madrile?o, donde dirig¨ªa la revista Corta Cabeza y escrib¨ªa excelentes cr¨®nicas h¨ªpicas que firmaba Riu Kiu. Fue una ¨¦poca dorada (por la afici¨®n compartida, por la juventud) y vimos grandes carreras juntos. No discuto la sentencia de los ERE, al contrario: me alegro de que finalmente se haya desmantelado el indecente y longevo tinglado clientelar de los socialistas andaluces. Ojal¨¢ pronto otros acaben igual. Deploro y condeno las faltas de Gri?¨¢n, en parte castigadas por su zarandeo procesal y su deshonor pol¨ªtico. Pero no soy juez, ni verdugo: prefiero no ver en la c¨¢rcel a Riu Kiu.
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