Completar la rectificaci¨®n
A los cinco a?os del refer¨¦ndum ilegal del 1-O, Catalu?a ha emprendido un proceso de normalizaci¨®n a¨²n inconcluso
En el lustro transcurrido desde el refer¨¦ndum ilegal para la secesi¨®n del 1-O de 2017, Catalu?a ha registrado cierta normalizaci¨®n, m¨¢s visible en los dos ¨²ltimos a?os. El desgarro pol¨ªtico y social producto de las estrategias divisorias de enfrentamiento propiciadas por la dirigencia secesionista (a veces ocasionadas por episodios centralistas), el vaciado de centros de decisi¨®n empresarial, as¨ª como un estancamiento y retroceso relativo econ¨®mico en comparaci¨®n con otras comunidades son pantallas en parte pasadas. Catalu?a ha dejado de ser un drama. Es de ley reconocerlo as¨ª y valorar como algo positivo los esfuerzos dialogantes y realistas desplegados para conseguirlo por parte de la ciudadan¨ªa y de distintos actores p¨²blicos, catalanes y de otros lugares de Espa?a.
Pero conviene no llamarse a enga?o. El escenario no es a¨²n completamente normal. La necesaria rectificaci¨®n de las ¨¦lites pol¨ªticas (sobre todo catalanas, pero no solo), en quienes recae la responsabilidad, es incompleta. Y mientras no se produzca, ni los catalanes culminar¨¢n su reconciliaci¨®n interna ni recuperar¨¢n el dinamismo econ¨®mico y el liderazgo en distintos campos que tanto contribuyeron a su bienestar y a la modernizaci¨®n de Espa?a. Hasta entonces, jugar¨¢n en desventaja, y todo el pa¨ªs seguir¨¢ privado de buena parte de su capacidad de impulso.
Un buen term¨®metro del momento es la cuesti¨®n de la fuga de empresas provocada por la tentativa secesionista del 1-O. M¨¢s precisamente, de sus sedes sociales, seguida de un discreto desplazamiento de sus departamentos m¨¢s din¨¢micos. Esa secuencia se ha ralentizado mucho en lo que se refiere a la salida de las empresas. Pero permanece el artificioso efecto de atracci¨®n ¡ªregulatorio¡ª que genera el Gobierno aut¨®nomo madrile?o del PP, cuya distorsionadora competencia fiscal erosiona la cohesi¨®n del mercado interior espa?ol y, al cabo, su unidad.
La propuesta del Ejecutivo andaluz, del mismo partido, con su tosca invitaci¨®n a reiniciar el proceso de fugas, puede acabar contrariando los intereses del PP y su pretensi¨®n de atraerse a las clases altas y medias catalanas, que est¨¢n tan o m¨¢s irritadas por el agravio que les suponen las exenciones a otros del Impuesto del Patrimonio (lo que significa arrostrar casi la mitad de su recaudaci¨®n total en Espa?a) que por su misma existencia, que tambi¨¦n denigran. El gravamen a las grandes fortunas cancelar¨¢ al menos ese agravio y equiparar¨¢ el terreno de juego para todos, aunque no sea mediante su alternativa preferida.
En todo caso, muchas empresas que se fueron a causa de la inseguridad jur¨ªdica y las malas expectativas pol¨ªticas desear¨ªan volver, pero no ven suficientes garant¨ªas en el Govern ni, sobre todo, en su (todav¨ªa) socio, Junts, anclado en el unilateralismo y el desaf¨ªo a la ley. Cuando su consejero de Econom¨ªa, que contribuy¨® a financiar el proc¨¦s desde el sector bancario, dice que este no ocasion¨® da?os, no solo yerra, tambi¨¦n aumenta la incertidumbre.
Se ha evitado un desastre mayor, inevitable de haberse mantenido el desaf¨ªo, pero sus perjuicios se enquistan: esa incertidumbre empeora expectativas, la creaci¨®n de empresas es m¨¢s lenta, el boicoteo institucional a la jefatura del Estado (aniversario de SEAT/Volkswagen) solo da?a, la p¨¦rdida de peso del PIB regional engorda a la rival Madrid, el bloqueo de iniciativas p¨²blicas acogota el crecimiento. Es lo que sucede con la ampliaci¨®n del aeropuerto barcelon¨¦s, la par¨¢lisis en energ¨ªas renovables, el retraso en la FP... Para contrarrestarlos urge reconstruir la confianza en todas las direcciones. Y esto exige completar la rectificaci¨®n en curso.
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