20 a?os m¨¢s 48 horas de chantaje al Govern
En la improbable hip¨®tesis de que Esquerra ceda y se restituya al vicepresidente cesado por Aragon¨¨s, el acuerdo tampoco ser¨ªa garant¨ªa de estabilidad ni siquiera a corto plazo
La cuenta atr¨¢s est¨¢ a punto de terminar. Son instantes de el¨¦ctrica intensificaci¨®n emocional. Adictivos para los espectadores del espect¨¢culo de la pol¨ªtica, cada vez m¨¢s alejados de las preocupaciones de una ciudadan¨ªa harta, airada o frustrada. Da lo mismo. No puede vivirse eternamente en el lugar de memoria del 1 de Octubre, del que este s¨¢bado se cumpli¨® un lustro. El recuerdo m¨ªtico del momento no oculta lo estructural: el desempoderamiento del autogobierno como consecuencia de la pugna por el menguante poder auton¨®mico que mantienen Esquerra Republicana y lo que fue Converg¨¨ncia. Viene ocurriendo desde hace pr¨¢cticamente dos d¨¦cadas: la institucionalidad catalana ha sido instrumentalizada para desgastar al adversario. La cara de esta apuesta fue una de las claves del proc¨¦s; la cruz sigue siendo la p¨¦rdida de autoridad de la Generalitat: de ser punta de lanza del Estado auton¨®mico ha pasado a convertirse en una Administraci¨®n que bloquea su potencialidad para impulsar el progreso de su sociedad.
Al fin ha ocurrido lo que advirti¨® Juan Jos¨¦ Linz durante la Transici¨®n. Como otras buenas ideas, esta tambi¨¦n me la chiv¨® el historiador Nicol¨¢s Sesma. En un ejercicio de comparaci¨®n ¨²til para la Espa?a que fundaba modelo territorial para que el Estado fuese democr¨¢tico, el polit¨®logo Linz explicaba soluciones implementadas en pa¨ªses multiling¨¹es y multinacionales como el nuestro. Para articularlas se hab¨ªa demostrado m¨¢s operativo que la minor¨ªa nacional estuviese representada por un ¨²nico partido para hablar y pactar en su nombre. Si hab¨ªa dos que compet¨ªan por ejercer dicha funci¨®n, como ocurre en Catalu?a desde que Esquerra dej¨® de ser secundario, chungo. ¡°Es mucho m¨¢s dif¨ªcil cuando la representaci¨®n de la minor¨ªa es asumida por distintos partidos en pugna, con intereses contrapuestos, dispuestos a cuestionar la lealtad a los objetivos nacionales de todo el que llegue a un compromiso¡±. Ha ocurrido exactamente as¨ª. As¨ª nos va.
La degradaci¨®n de esta semana es el resultado de una din¨¢mica que desde hace algunos a?os funciona en base al chantaje patri¨®tico y que en su origen se estren¨® como una subasta para aparecer como el que daba m¨¢s a la sociedad del catalanismo. Aunque en julio de este a?o ya cont¨¢bamos con 850 libros sobre el proc¨¦s, seg¨²n ¨ªndices bibliogr¨¢ficos solventes, dir¨ªa que nadie ha propuesto esta fecha como su momento de activaci¨®n. 12 de abril de 2005. Aquel d¨ªa, Artur Mas, l¨ªder de la oposici¨®n, expuso en una rueda de prensa cu¨¢l era el texto del art¨ªculo 2 que su partido defender¨ªa en la ponencia parlamentaria donde se redactaba el nuevo Estatut. En base a los derechos hist¨®ricos, descritos como fundamento del autogobierno, Catalu?a pod¨ªa ejercer el ¡°derecho a decidir¡±. Las sesiones de la ponencia est¨¢n grabadas. Podr¨ªa descubrirse el instante en el que la subasta arrastr¨® a Esquerra, el Govern tripartito perdi¨® el control de la ponencia y el Estatut se soberaniz¨®, disoci¨¢ndose de su viabilidad constitucional. Desde entonces, aceleraci¨®n. Y luego el colapso. Y ahora el sainete, sin apenas p¨²blico.
Si lo he comprendido, y confieso que tampoco estoy muy seguro, hoy termina el plazo de 48 horas que Junts le concedi¨® a Pere Aragon¨¨s para negociar un acuerdo que permita zanjar la crisis de gobierno que se precipit¨® durante el debate de pol¨ªtica general. Es improbable que esta renovaci¨®n del acuerdo se produzca, porque forzar¨ªa el viraje de la estrategia de fondo del president y de un partido que est¨¢ hasta el gorro de la deriva de un socio que a la vez es su principal oposici¨®n parlamentaria. Pero en la improbable hip¨®tesis de que Esquerra ceda y se restituya al vicepresidente cesado, el acuerdo tampoco ser¨ªa garant¨ªa de estabilidad ni a corto plazo: la direcci¨®n de Junts ha externalizado en la militancia la decisi¨®n de continuar o no en el Govern atendiendo a un mandato congresual. As¨ª funciona un partido cuyos consejeros son responsables de asuntos tan irrelevantes como la salud o la justicia, el bienestar social, las universidades o la ejecuci¨®n y elaboraci¨®n del presupuesto que permite el funcionamiento del autogobierno. As¨ª se desempodera la Generalitat.
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