Brasil no resuelve

El recuento de votos en la madrugada del domingo acab¨® ofreciendo dos conclusiones. El candidato de la izquierda Lula da Silva tendr¨¢ que esperar a la segunda vuelta de las elecciones para ratificar su victoria por el 48% y, en segundo lugar, el voto oculto en Brasil, o no detectado por los sondeos, favorece las expectativas del actual presidente Bolsonaro, que alcanza el 43%, en torno a ocho puntos por encima de los pron¨®sticos de la mayor¨ªa de las encuestas. El objetivo de relevar a la extrema derecha de estirpe trumpiana en Brasil ha quedado frustrado este domingo a la vez que ha salido reforzada la posible continuidad de un presidente con apoyos indetectables, entre los cuales puede haber buena parte de los m¨¢s de 60 millones de evang¨¦licos brasile?os como poderosa fuerza civil y pol¨ªtica.

Las dos c¨¢maras, el Congreso y el Senado, pasan a tener tambi¨¦n mayor¨ªas bolsonaristas mientras la competencia en las elecciones a gobernador ha sido desigual. En nueve Estados (y entre ellos R¨ªo de Janeiro o el Distrito Federal) ganan candidatos respaldados por Bolsonaro, mientras los afines a Lula se llevan cinco. Otra de las sorpresas significativas ha sido la ventaja de siete puntos del candidato bolsonarista a gobernador de S?o Paulo (que concentra en torno al 31% del PIB como el Estado m¨¢s rico y poblado de Brasil) por delante de Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, y lo m¨¢s parecido a un sucesor de Lula.

La campa?a que arranca ahora deja a Bolsonaro en posici¨®n m¨¢s ventajosa de lo previsto y casi ning¨²n analista se atreve a hacer pron¨®sticos demasiado claros para la segunda vuelta. Los seis millones de votos que los separan, ante un electorado de m¨¢s de 156 millones, pueden cambiar de lado. La misma noche electoral empez¨® la campa?a para decantar tambi¨¦n el voto minoritario de la opci¨®n de la senadora Simone Tendet con un 4% y el centro izquierda de Ciro Gomes, con un 3%. Lula da Silva deber¨¢ abrirse al di¨¢logo pol¨ªtico con las fuerzas de centro que no lo apoyaron y que posiblemente viven con menos intensidad nost¨¢lgica las etapas en que gobern¨® como presidente. En el horizonte est¨¢ el 20% de la poblaci¨®n que pod¨ªa votar, pero prefiri¨® abstenerse y Lula deber¨¢ seducirlo frente a un rival dispuesto a todo y que ha exhibido repetidamente su falta de escr¨²pulos.

Fue el mismo Lula quien evoc¨® en el momento de votar los 20 meses que pas¨® en prisi¨®n, condenado por corrupci¨®n en sentencias posteriormente anuladas. Ante las urnas asegur¨® que el objetivo de la jornada electoral era regresar a la normalidad perdida y ¡°restaurar la paz y la democracia¡± frente al aumento desatado de la violencia gracias a la nueva legislaci¨®n sobre armas aprobada por Bolsonaro, el enconamiento civil y, especialmente en redes, el desprestigio lacerante de las instituciones que ha vivido Brasil.

El pa¨ªs est¨¢ entre las 15 econom¨ªas m¨¢s grandes del mundo y tiene todas las condiciones para convertirse en un protagonista regional y actor relevante. El significado de una futura victoria de Lula en la segunda vuelta prevista para el 30 de octubre tiene peso tanto simb¨®lico como pol¨ªtico m¨¢s all¨¢ de las fronteras del mismo Brasil. Ratificar¨ªa el giro hacia una izquierda diversa y no monol¨ªtica en gobiernos como el de Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia, pero tambi¨¦n en relaci¨®n con la protecci¨®n de la Amazonia como zona reguladora del clima a escala planetaria, y cada vez m¨¢s amenazada bajo el mandato del actual presidente. La demostrada aptitud de Lula da Silva para la diplomacia ha de ser una m¨¢s de las razones que permitan que la ultraderecha autocr¨¢tica sea derrotada en defensa de una democracia m¨¢s igualitaria.