Tener y no tener
Bajo la tragedia humanitaria venezolana se extiende una gran cuenca sedimentaria que se cuenta en trillones
¡°Los petroleros son todos como los gatos: si solamente los oyes chillar en la oscuridad podr¨ªas pensar que est¨¢n pele¨¢ndose a muerte. En realidad, hacen el amor¡±.
La frase, atribuida al gran Calouste Gulbenkian (1869-1955), sagac¨ªsimo br¨®ker brit¨¢nico y armenio, a quien, en los albores de la industria petrolera las bolsas de Londres, Nueva York y Par¨ªs bautizaron ¡°M¨ªster cinco por ciento¡±, me llega a menudo sugerida por el desconcertante acontecer pol¨ªtico de Venezuela.
Desconcertante solo en apariencia porque basta taponarse mentalmente los o¨ªdos y abolir los mugidos de Diosdado Cabello, las jaculatorias de Juan Guaid¨® y las bravatas altermundistas de Nicol¨¢s Maduro para que, igual que el oleaje del mar puede o¨ªrse aplicando la oreja a una caracola, escuchemos a lo lejos el incansable fragor de las mesas de perforaci¨®n, el siseo de las refiner¨ªas, la maniobra de estiba del crudo en los tanqueros. Muy disminuido hoy d¨ªa, es verdad, pero a¨²n puede o¨ªrse el petr¨®leo.
Muchos y bien averiguados reportajes de prensa especializada sentencian desde hace m¨¢s de un lustro que Venezuela dej¨® de ser un pa¨ªs petrolero. ¡°Los d¨ªas de Venezuela como petroestado se acabaron¡±, declaraba para The New York Times, hace dos a?os, Risa Grais-Targow, analista de Eurasia Group, la firma consultora de riesgo pol¨ªtico.
Sin embargo, esta verdad surge de las bocas expertas invariablemente acompa?ada de salvedades, de cautos ¡°sin embargos¡± y otras muchas formas adversativas. Es verdad, se nos dice, que de prosperar la transici¨®n energ¨¦tica los trillones de barriles de crudo pesado que a¨²n yacen en la Faja del Orinoco bien pueden quedarse all¨ª hasta la consumaci¨®n de los siglos. Hablo de trillones de la Real Academia: de unidades seguidas de 18 ceros.
Sin embargo, tambi¨¦n es verdad que la guerra en Ucrania ocurre en un mundo donde todav¨ªa los valores futuros del crudo West Texas se realizan, con precios al alza, trimestre a trimestre, indefectiblemente. La industria alemana no funciona con celdas solares ni granjas e¨®licas.
Bajo la tragedia humanitaria venezolana, bajo sus fam¨¦licas barriadas y sus c¨¢rceles abarrotadas de secuestrados pol¨ªticos, sus restoranes de lujo, sus agencias de concesionarios Maserati y sus conciertos de Fito P¨¢ez se extiende una gran cuenca sedimentaria que se cuenta en trillones.
¡°Dos linajes solos hay en el mundo¡ªdec¨ªa la abuela de Sancho Panza¡ª, que son el tener y el no tener¡±. No importa cu¨¢nto haya menguado realmente el ingreso del petroestado, Nicol¨¢s Maduro es el tener y los dem¨¢s grandes comedores de serpientes, como atinadamente nos llam¨® el verso del Rafael Cadenas, no somos sino cazadores de renta petrolera.
Eso explica suficientemente para m¨ª el vergonzoso silencio opositor ante las imputaciones ?al mism¨ªsimo Maduro! que hace el ¨²ltimo informe de la Misi¨®n Internacional de la ONU sobre las violaciones a los Derechos Humanos.
¡°Biden y Maduro canjean rehenes y narcos. Chevron no se ha ido a¨²n del pa¨ªs. La vaina se est¨¢ moviendo; esto puede cambiar, pana: deja la antipol¨ªtica. Todos queremos elecciones. ?Para qu¨¦ enrarecer el di¨¢logo con derechos humanos?¡±, arguye con estas y otras muchas palabras un largo mensaje de texto en el chat de grandes comedores de serpientes al que pertenezco. Algunos de ellos son antiguos supergerentes petroleros.
Gulbenkian es el nombre, Calouste Gulbenkian.
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