La ¡®ley trans¡¯ y los ¡®detrans¡¯
Los efectos negativos de este tipo de iniciativas, que deber¨ªan llamarse ¡°de libre elecci¨®n de sexo legal¡±, pues esa es su disposici¨®n fundamental, no se limitan a los problemas m¨¦dicos
Un gran esc¨¢ndalo m¨¦dico se avecina: ¡°uno de los mayores de todos los tiempos¡±, profetiza Tom Goodhead, el abogado cuyo bufete prepara una demanda colectiva contra la cl¨ªnica Tavistock. ?El motivo? Los demandantes, unos mil, hab¨ªan acudido a la Unidad de Identidad de G¨¦nero de Tavistock, la ¨²nica del sistema brit¨¢nico de salud p¨²blica. All¨ª fueron diagnosticados como trans y alentados a transicionar m¨¦dicamente. Se hormonaron para tener barba o pechos, se sometieron a mastectom¨ªas, histerectom¨ªas, castraciones¡ Ahora constatan que su vida, lejos de mejorar, ha empeorado. Sufren esterilidad, menopausia precoz, anorgasmia, depresi¨®n por haberse amputado miembros sanos.
A favor | La ¡®ley trans¡¯ que nos cambiar¨¢ la vida; por Nuria Labari
Ya en 2020, las autoridades hab¨ªan encargado una investigaci¨®n independiente. Quer¨ªan entender el vertiginoso aumento (1.460% m¨¢s de chicos, 5.337% m¨¢s de chicas, en menos de una d¨¦cada) del n¨²mero de menores diagnosticados como trans. La respuesta fue que el personal sanitario ¡°se sent¨ªa presionado¡± para emitir ese diagn¨®stico, sin explorar otras posibles causas del malestar de sus pacientes. De resultas del informe, las autoridades han decidido clausurar la Unidad de Identidad de G¨¦nero de Tavistock.
Poco se ha seguido ese asunto en Espa?a. Y sin embargo, deber¨ªa preocuparnos, pues el Proyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garant¨ªa de los derechos de las personas LGTBI ¡ªalias ley trans¡ª que est¨¢ ahora en las Cortes repite los errores brit¨¢nicos. Se?aladamente, la presi¨®n sobre las/os terapeutas: los art¨ªculos 75.4 y 76.3 amenazan con sanciones de hasta 150.000 euros a quien practique o promocione ¡°terapias de aversi¨®n¡±, que la ley define, no por sus m¨¦todos, sino por su finalidad: ¡°modificar la identidad sexual¡± del paciente, aun con su consentimiento.
¡°Identidad sexual¡±: con el concepto clave hemos topado. El art¨ªculo 3.h) del proyecto de ley la define como ¡°la vivencia interna e individual del sexo tal y como cada persona la siente y autodefine, pudiendo o no corresponder con el sexo asignado al nacer¡±, y le da prioridad sobre el sexo biol¨®gico. Art¨ªculo 38.1: ¡°Toda persona de nacionalidad espa?ola mayor de diecis¨¦is a?os podr¨¢ solicitar al Registro Civil la rectificaci¨®n de la menci¨®n registral relativa al sexo¡±, la cual deber¨¢ concederse sin exigir ning¨²n ¡°informe m¨¦dico o psicol¨®gico¡± ni ¡°modificaci¨®n de apariencia o funci¨®n corporal¡± (art. 39.3).
Aunque el proyecto de ley no especifica si esa ¡°rectificaci¨®n¡± debe obedecer a alguna finalidad, suponemos que se trata de adecuar el sexo legal a esa ¡°identidad sexual¡± que ¡°cada persona autodefine¡±. Pero ?c¨®mo puede definirse cualquier cosa sin referirse a significados socialmente compartidos? Si ¡°mujer es quien se siente mujer¡±, pero ¡°mujer¡± no es un sexo, ni siquiera su apariencia, ?qu¨¦ siente quien se siente mujer?
La respuesta nos llega por la puerta de atr¨¢s. La encontramos, por ejemplo, en los protocolos educativos de comunidades aut¨®nomas que, desarrollando sus propias leyes trans, instan al profesorado a detectar a alumnas/os trans con criterios como: ¡°en ni?os, tendencia a rechazar los juegos y actividades t¨ªpicamente masculinos; en ni?as, resistencia a vestir ropas t¨ªpicamente femeninas¡± (protocolo de Baleares). Un cuento infantil editado por la asociaci¨®n de familias de menores trans Chrysallis (En la piel de Daniel) lo deja a¨²n m¨¢s claro con la historia de Berta, una ni?a que ¡°se quita las horquillas, se pinta bigote con acuarela de bote, en Navidad se viste de vaquero, en Carnaval, de bombero¡±¡ ¡°No le gusta el rosa¡± y ¡°salta de alegr¨ªa cuando mete un gol¡±... ?Conclusi¨®n de Chrysallis? ¡°?Berta es un ni?o! ?Es Daniel!¡±.
Blanco y en botella. Bajo una apariencia moderna y transgresora, las leyes trans refuerzan los clich¨¦s sexistas: los ni?os juegan al f¨²tbol, las ni?as a mu?ecas. De paso, se cuela tambi¨¦n la homofobia: la Berta marimacho, posiblemente atra¨ªda por las ni?as, se redefine como un correcto Daniel heterosexual.
Todos deseamos que las personas trans lleven la mejor vida posible. Pero la manera de conseguirlo no es evidente. De entrada, habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ significa ¡°trans¡± ¡ªun t¨¦rmino paraguas que recubre vivencias muy dispares, desde someterse a m¨²ltiples operaciones hasta cambiarse solamente el pronombre¡ª y qui¨¦n, con qu¨¦ criterio, decide que esa que antes era mujer es ahora (?o siempre fue?) hombre, o viceversa. En Suecia, el estreno de un documental sobre las secuelas de las transiciones (The trans train, 2019) provoc¨® que el n¨²mero de menores que se declaraban trans disminuyera brusca y dr¨¢sticamente. ?Se puede, entonces, sostener la idea, eje del proyecto de ley, de una ¡°identidad sexual¡± innata, inalterable, impermeable a las influencias exteriores? Si fuera cierta, el fen¨®meno de la detransici¨®n no existir¨ªa.
No es f¨¢cil saber cu¨¢ntas personas interrumpen o intentan revertir su transici¨®n. Hay poco seguimiento m¨¦dico, y el malestar de esos ¡°detrans¡± ¡ªy el ostracismo que sufren por parte de la comunidad trans¡ª no les anima a darse a conocer. Pero es sintom¨¢tico que el n¨²mero de usuarios del foro Reddit dedicado a la detransici¨®n no deje de crecer: a d¨ªa de hoy, son m¨¢s de 38.000.
La respuesta est¨¢ndar del transactivismo a tales casos es que los detransicionadores ¡°no eran verdaderos trans¡±. Como todo lo relativo al escurridizo concepto de ¡°identidad sexual¡±, es una afirmaci¨®n dudosa: ?en base a qu¨¦ puede calificarse de verdadera o falsa una ¡°vivencia interna autodefinida¡±? Y aun si se pudiera, ?qu¨¦ terapeuta va a osar cuestionarla, con la espada de Damocles de una sanci¨®n de 150.000 euros sobre su cabeza? Por cierto, no se entiende que los mismos que ponen el grito en el cielo, con toda la raz¨®n, ante cualquier agresi¨®n hom¨®foba o tr¨¢nsfoba, sean tan insensibles a la desesperaci¨®n y la ira de los detransicionadores, cuyas voces se oyen cada d¨ªa m¨¢s en internet. La ley trans no prev¨¦ nada para ellos.
Los efectos negativos de las llamadas ¡°leyes trans¡±, pero que deber¨ªan llamarse ¡°de libre elecci¨®n de sexo legal¡±, pues esa es su disposici¨®n fundamental, no se limitan a los problemas m¨¦dicos. Los hay jur¨ªdicos, derivados de algo tan ins¨®lito como que una ¡°vivencia interna autodefinida¡± confiera derechos. En el resto de nuestro sistema legal, se requieren comprobaciones objetivas: el derecho a jubilarse lo tienen quienes cumplen cierta edad ¡ªy lo demuestran¡ª, pues lo contrario ser¨ªa injusto para quienes trabajan. La ley trans permitir¨ªa, en cambio, a una persona con cuerpo masculino competir en la categor¨ªa femenina o cumplir pena en una c¨¢rcel de mujeres solo con afirmar que se siente mujer.
Estas consecuencias de la ley no aparecen en seguida: van saliendo a la luz a medida que el nuevo paradigma se asienta y se generaliza, como ha pasado en el Reino Unido. Es significativo que el apoyo de la ciudadan¨ªa brit¨¢nica a la posibilidad de cambiar legalmente de sexo haya ca¨ªdo de 53 a 32 % en solamente dos a?os (The Times, 22-9-22). En Espa?a, la creciente conciencia de todos estos problemas ha hecho surgir en poco tiempo varias asociaciones cr¨ªticas con el proyecto de ley: feministas (Contra el borrado de las mujeres), de docentes (Dofemco), de madres (Amanda), sanitarias (Sanitarias feministas)¡
El Gobierno hace o¨ªdos sordos. Ha pedido que el proyecto de ley se tramite por v¨ªa de urgencia, escamoteando as¨ª el debate. Pero el clamor que exige luz y taqu¨ªgrafos cada d¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil de ignorar. Como dice el hashtag: #QuieroExplicarLeyTransEnElCongreso. Escuchen a la sociedad civil, Se?or¨ªas.
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