Como Hitler en Gernika
Putin est¨¢ perdiendo la guerra convencional de forma clamorosa y no tiene visos de revertir la p¨¦sima calidad demostrada por su Ej¨¦rcito. De ah¨ª que haya decidido seguir en la escalada
No hay guerra sin escalada. El enfrentamiento b¨¦lico consiste precisamente en responder a cada acci¨®n con otra de la misma o superior intensidad, para vencer o al menos frenar al adversario. Las fuerzas enfrentadas buscan un punto de equilibrio en el que la predominante ya no pueda avanzar m¨¢s, momento del alto el fuego o de la rendici¨®n, de la que se deriva la paz, sea negociada o impuesta por el vencedor.
Distinto es el caso en que una o ambas fuerzas poseen el arma nuclear, situada al final de la escalera, de forma que al menos uno de los contendientes, el que no la tiene o se ha prohibido a s¨ª mismo su uso, se ve abocado a una pausa o al fin de la pugna antes de que se llegue al apocal¨ªptico y ¨²ltimo pelda?o. Esto es lo que est¨¢ sucediendo en Ucrania, sobre todo a sus aliados, que quieren sin duda frenar la invasi¨®n e incluso vencer a Putin, pero a la vez evitar cualquier provocaci¨®n que le conduzca a pulsar el bot¨®n del fat¨ªdico disparo.
Con esta ventaja ha contado el Kremlin desde el primer d¨ªa, de forma que Kiev ha visto limitada la ayuda y la participaci¨®n exterior para no incurrir en la casu¨ªstica que incluye el uso del arma nuclear contemplada por la estrategia oficial rusa. Por esta raz¨®n no se han declarado zonas protegidas para los civiles ucranios ni prohibiciones de sobrevuelos, y se ha limitado el alcance de la artiller¨ªa suministrada a Kiev de forma que no llegue a territorio ruso. El objetivo, de momento preservado, es evitar que los combates se extiendan hasta convertirse en una guerra abierta entre Rusia y la OTAN, pero los ¨²ltimos y preocupantes compases se?alan precisamente en direcci¨®n contraria.
La causa fundamental es que Putin est¨¢ perdiendo la guerra convencional de forma clamorosa y no tiene visos de revertir la p¨¦sima calidad demostrada por su Ej¨¦rcito. De ah¨ª que haya decidido seguir en la escalada y arar con los torpes y brutales generales que tiene al mando de sus tropas. A diferencia de los ucranios, los de Putin est¨¢n exhibiendo una inteligencia militar limitada, m¨¢s propia de cabecillas terroristas que de profesionales de la milicia. Son expertos en aterrorizar a la poblaci¨®n gracias a la potencia de fuego indiscriminado de su artiller¨ªa, pero tienen enormes limitaciones a la hora de atacar objetivos de inter¨¦s militar o de proteger sus propias l¨ªneas log¨ªsticas.
La alfombra de bombas que el lunes empez¨® a caer sobre Ucrania, en venganza por las derrotas militares y por la voladura del puente de Kerch, obligar¨¢ a concentrar las defensas a¨¦reas ucranias en las ciudades en detrimento del frente. Es su ¨²nico y dudoso significado t¨¢ctico, puesto que conducir¨¢ al incremento de la ayuda exterior en bater¨ªas antimisiles y da?ar¨¢ lo que pudiera quedar de credibilidad y de imagen internacional, si acaso le queda algo, de alguien como Putin, que act¨²a en Ucrania igual que Hitler en Gernika o Mussolini en Barcelona durante la guerra civil espa?ola.
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