La guerra de Putin
Es preciso acabar con un conflicto que est¨¢ destruyendo Ucrania y sembrando el terror entre los pa¨ªses vecinos. Ser¨ªa el momento de que un pa¨ªs amigo de Rusia presentara un plan sobre el que poder negociar

Parece una cosa de broma. Las fuerzas armadas de Ucrania se las arreglaron para bombardear m¨ªnimamente el puente que, de manera ileg¨ªtima, mand¨® construir Rusia sobre su ¨²ltima conquista, el lago de Crimea, y Putin, furioso con esta insolencia, bombarde¨® Kiev, con el resultado de diecinueve muertos, que pod¨ªan haber sido cien o m¨¢s. (No hay una medida clara sobre la limitaci¨®n de esos bombardeos y sus v¨ªctimas). En todo caso, las fuerzas de la OTAN y de Estados Unidos no se atrevieron a responder de otro modo, porque Putin, jugando con las miles de ojivas nucleares que tiene reunidas alrededor de Rusia, amenaz¨® una vez m¨¢s con convertir el mundo en un tenebroso aquelarre at¨®mico.
Al mismo tiempo, Putin mostr¨® que los nuevos levados rusos desconocen sus ¨®rdenes, pues se vio a los nuevos reclutas, borrachos, fug¨¢ndose a los pa¨ªses vecinos para escapar a las ¨®rdenes del reclutamiento, lo que da un p¨¦simo testimonio sobre el comportamiento de las fuerzas armadas rusas en este preciso momento. Lo lamentable de este juego siniestro es el n¨²mero de v¨ªctimas ucranias que se siguen acumulando sobre una guerra que, se ha visto por el comportamiento de los nuevos levados de Rusia, despierta muy poco entusiasmo en el pa¨ªs m¨¢s interesado, seg¨²n Putin, en recuperar la condici¨®n de una superpotencia militar. Claramente, lo que ha mostrado esta guerra hasta ahora es la poca disposici¨®n del ej¨¦rcito ruso a seguir las ¨®rdenes del propio Putin, el que, en todos los estadios de esta agresi¨®n, se ha visto frustrado por la dejadez y parsimonia de sus soldados. Se dir¨ªa que Putin ni siquiera ha advertido que su pa¨ªs es demasiado grande y moderno para estar jugando a estas guerras que s¨®lo tienen v¨ªctimas. (Una de las gracias del descontrol at¨®mico es que vuelve a ciertos pa¨ªses invulnerables y a otros los convierte exclusivamente en v¨ªctimas. Una gracia de la que parece excluirse solamente el enloquecido personaje que gobierna Corea del Norte).
Todo, en la guerra de Ucrania, es disparatado y, se dir¨ªa, aburrido ¡ªpues todo el mundo sabe c¨®mo terminar¨¢ este intento de Rusia de convertir a Ucrania en un pa¨ªs vencido y humillado, algo que hasta ahora no ha ocurrido, sobre todo teniendo en cuenta la valerosa resistencia de los ucranios a lo que el propio Putin cre¨ªa que ser¨ªa s¨®lo un paseo militar. Algo que result¨® absolutamente inesperado es que la poderosa Rusia era mucho menos poderosa de lo que nos imagin¨¢bamos todos, salvo, se dir¨ªa, el propio Putin, quien no parar¨¢ hasta que el Kremlin ponga punto final a este contrasentido con un golpe militar, o un esquema menos dram¨¢tico.
Entre tanto, lo que ocurre en la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene al mundo alerta, con la perspectiva ¡ªalgo m¨¢s que siniestra¡ª de un estallido at¨®mico. ?Podr¨ªa ocurrir? La salud mental de Putin permite todos los extremos, incluido ese horror: el estallido de una tercera guerra mundial que podr¨ªa acabar con el mundo o dejarlo convertido en una ruina. Es evidente que esto no lo quiere nadie, incluso el propio Putin, aunque los conspiradores que supuestamente lo derribar¨ªan ser¨ªan los primeros en alegar que han acabado con ¨¦l porque ya estaba a punto de acabar consigo mismo, y con Rusia al mismo tiempo. La verdad es que el mundo dormir¨ªa m¨¢s tranquilo si Rusia, con su provisi¨®n de armas at¨®micas, dejara de comportarse como algunos pa¨ªses africanos, o simplemente del aguerrido tercer mundo.
?Cu¨¢l es la soluci¨®n, entonces? ?Contemplar c¨®mo, seg¨²n los cambios de humor del propio Putin, el mundo se pregunta a su alrededor si estalla o no la tercera guerra mundial? ?O c¨®mo, en funci¨®n de los arrebatos de ese mismo personaje, demoran en desaparecer los ucranios en este espect¨¢culo en el que ellos llevan el peor papel? Es evidente que este caso dram¨¢tico tiene que terminar de alguna manera y que no puede ser con la desaparici¨®n de la propia Ucrania, algo que parece no estar lejos de las locuras estrat¨¦gicas de Vlad¨ªmir Putin. Lo mejor que podr¨ªa pasar es que los presuntos colaboradores de Putin acaben con ¨¦l o lo pongan en estado de no seguir complicando las cosas, que los propios rusos no pueden ver con satisfacci¨®n, salvo un pu?adito de extremistas, cuyas voces ya se han escuchado de sobra. Ellos monopolizan las estaciones de Rusia, que ha comenzado por eliminar todas las publicaciones privadas que eran independientes del Estado.
Los l¨ªderes del G-7, es decir, las fuerzas occidentales, exigir¨¢n al presidente ruso responsabilidades por ¡°los cr¨ªmenes de guerra¡± perpetrados en contra de ciudades y objetivos civiles en Ucrania. La impresi¨®n de los lectores es que estas amenazas quedan en nada, en simples declaraciones de buenas intenciones. Mucho m¨¢s eficaz ser¨ªa, en estos momentos, tratar de hacer avanzar una paz verdadera, por parte de cualquiera de las varias tentativas que ha habido en este sentido hasta el momento. ?Por qu¨¦ uno de los pa¨ªses que forma parte de estas comisiones de paz no presenta ahora mismo una declaraci¨®n que permita a Rusia una salida y, a la vez, asegure la independencia y la integridad de Ucrania? Cualquiera de los pa¨ªses que se han acercado a estas ¡°comisiones de paz¡± podr¨ªa cumplir esta funci¨®n y recibir un premio por ella.
Las condiciones del momento, por desgracia, no son muy propicias para ello, pues, seg¨²n indica un corresponsal, Putin ¡°escucha a sus halcones¡± y ha ordenado ¡°ataques indiscriminados¡± contra objetivos civiles, a fin de acallar la moral ucrania y las cr¨ªticas internas. Esto est¨¢ costando a Rusia una verdadera fortuna. Seg¨²n el mismo corresponsal, los misiles de crucero que emplea Rusia en estas operaciones de ¡°castigo¡±, con los que trata de amedrentar a la opini¨®n ucrania, van acompa?ados de los enormes cohetes antia¨¦reos Iskander, que ya se usaron para bombardear Zaporiyia, algo que la revista norteamericana Forbes calcula entre 700 y 400 millones de d¨®lares.
Otra forma de aprovechar el momento para presentar un ¡°plan de paz¡± para Ucrania ser¨ªa que la iniciativa partiera de alg¨²n pa¨ªs amigo de Rusia, en cualquiera de las varias ¡°comisiones¡± que se han formado al respecto, para escapar a las susceptibilidades. Ello permitir¨ªa salvar la cara a este pa¨ªs y que cesen las descargas y operaciones militares contra Ucrania que est¨¢n causando demasiadas bajas en la poblaci¨®n civil e impiden su libre desenvolvimiento. Este papel est¨¢ como preparado para China, que por primera vez ha declarado su preocupaci¨®n con los bombardeos rusos contra Ucrania.
En fin, hay que acabar con esta guerra larvada, que est¨¢ destruyendo poco a poco a Ucrania y sembrando el terror en los pa¨ªses vecinos, en tanto que los grandes pa¨ªses de Occidente est¨¢n contentos ¡ªas¨ª lo parece, al menos¡ª con este desgaste sistem¨¢tico de su enemigo principal, y ven con cierta indiferencia el criminal castigo al que, por una cuesti¨®n puramente de forma, se halla sometida Ucrania, la ¨²nica v¨ªctima real de esta tragedia.
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