Los chavales que votan a Pedro S¨¢nchez
Cuarenta a?os despu¨¦s de la victoria de Gonz¨¢lez, sigue habiendo futuro si la izquierda es capaz de tejer un relato nacido de la realidad de los pueblos, de las familias, de las personas de la calle
Me invitaron a Badajoz a dar una charla a militantes y simpatizantes de las juventudes del partido de Pedro S¨¢nchez, en calidad de polit¨®loga ajena. Iba repasando mis ideas en el tren, observando los campos extreme?os, cuando record¨¦ que este viernes har¨¢ 40 a?os de la victoria del PSOE en las generales de 1982. Imagin¨¦ esa Espa?a del todo por hacer, del cambio, frente a la Espa?a de mi generaci¨®n, donde la desesperanza sacude almas, aunque en aquellos chavales encontr¨¦ un relato de creencia en el futuro, el suyo, que quiz¨¢s valdr¨ªa para ganar otras elecciones generales.
Tres de cuatro me preguntaron por la Formaci¨®n Profesional dual, una cuesti¨®n que hab¨ªa citado casi de pasada para centrarme en otros temas como la vivienda. Pero a ellos parec¨ªa entusiasmarles m¨¢s el debate de c¨®mo generar prosperidad que el mero an¨¢lisis de sus condiciones presentes. Una chica se extra?aba de que en su pueblo falten trabajadores manuales, mientras hay varios licenciados en humanidades; otro apuntaba que tenemos menos industria que otros pa¨ªses; el ¨²ltimo se preguntaba c¨®mo atraer a los oficios a j¨®venes que no tienen estudios.
As¨ª que aquellos muchachos extreme?os, manchegos, andaluces, madrile?os¡ de entre 20 y 30 a?os tal vez encontraron en hablar de la FP una v¨ªa de escape, o la excusa para la revelaci¨®n de ciertas inquietudes pol¨ªticas m¨¢s profundas. Es propio de esta generaci¨®n sin nada a lo que aferrarse eso de desacralizar dogmas, como cuestionar sin miedo el modelo productivo que motiva sus bajos salarios. Los chavales que votan a Pedro S¨¢nchez demostraron ah¨ª un notable inter¨¦s en eso que pone y quita gobiernos: la econom¨ªa, o la ambici¨®n por transformar Espa?a.
Aquella estampa me pareci¨® entonces una alegor¨ªa del relato con el que la izquierda podr¨ªa concurrir a las elecciones generales de 2023. Si en Extremadura, una tierra que a¨²n aspira a una ¡°cuarta revoluci¨®n industrial¡±, hay esperanza de prosperidad entre los j¨®venes, por qu¨¦ no en otros lados. Es quiz¨¢s la posible inversi¨®n de Volkswagen en Sagunto; es ma?ana una planta de Amazon en Badajoz; fue ayer el centro audiovisual que abanderaba la vicepresidenta Nadia Calvi?o, o son las posibilidades de la transici¨®n verde.
Me acord¨¦ entonces de mi colega Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, con quien grab¨¦ un episodio que la SER emitir¨¢ esta semana sobre los 40 a?os de la victoria de Felipe Gonz¨¢lez. Me cont¨® la g¨¦nesis del felipismo, el proyecto de la modernizaci¨®n, la idea de una Espa?a que iba a desarrollarse. Una parte de la derecha sociol¨®gica compr¨® ese relato, impulsado tambi¨¦n por el cambio cultural que permiti¨® la Transici¨®n. El contexto no es el mismo que anta?o, pero pervive en el ser humano un ansia por creer en algo, una fe, y eso tal vez trascienda generacionalmente.
La izquierda deber¨ªa reflexionarlo. Primero, porque para combatir el marco mental de la inflaci¨®n, el desasosiego que produce, hace falta m¨¢s que una lista fr¨ªa de las medidas implementadas en pandemia o por la guerra en Ucrania. No moviliza demasiado decir a los ciudadanos que capearemos el duro invierno: vivir en modo supervivencia jam¨¢s conmovi¨® a nadie. Falta quiz¨¢s un horizonte de futuro, el gancho idealista de un ma?ana posible, mientras uno se enfrenta a los quehaceres de un presente menos agradable.
Segundo: prometer la defensa de lo conquistado tampoco ser¨¢ suficiente en adelante, pese a tener enfrente a la ultraderecha que promete derogarlo. La izquierda ha abordado a lo largo de la legislatura un grueso de su programa en derechos y libertades (ley trans, la ley del s¨®lo s¨ª es s¨ª, eutanasia¡) o de medidas sociales (ingreso m¨ªnimo vital, salario m¨ªnimo¡). Siempre queda por hacer, pero es un arma de doble filo que el votante progresista asuma que lo m¨¢s relevante ya ha pasado. A menudo, se vota por lo que no est¨¢; uno se moviliza por lo que a¨²n le falta.
Aunque quiz¨¢s todo est¨¦ por hacer, si ese todo es transformar Espa?a. Cuarenta a?os despu¨¦s, sigue habiendo futuro si la izquierda es capaz de tejer un relato de impulso industrial y tecnol¨®gico nacido de la realidad de los pueblos, de las familias, de las personas de la calle. La justicia social repara. Los derechos y libertades son democracia. Una idea robusta de crecimiento econ¨®mico que abunde en el valor a?adido y una mayor calidad de las oportunidades es lo que a¨²n falta. Me pareci¨® verlo as¨ª en la indomable juventud de los chavales que votan a Pedro S¨¢nchez.
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