El Brasil dividido que ha apostado por la democracia
Lo m¨¢s importante es iniciar cuanto antes, sin tentaciones de revancha, una campa?a de reunificaci¨®n del pa¨ªs
Lula ha ganado las elecciones presidenciales por tercera vez en su carrera pol¨ªtica y Brasil ha apostado por la democracia que aparec¨ªa quebrada y amenazada por una extrema derecha de cu?o fascista.
Dado que la victoria de Lula y de su equipo formado por una decena de partidos que van desde la extrema izquierda a la derecha moderada ha sido menor de lo esperado ante un Bolsonaro desprestigiado dentro y fuera de Brasil, ahora la reconquista de los valores democr¨¢ticos pisoteados por el bolsonarismo va a resultar m¨¢s compleja de lo que se esperaba.
Para entenderlo es preciso recordar que no se ha tratado de un pugna cl¨¢sica entre la izquierda y la derecha. Lo que se jugaba en estas elecciones era mucho m¨¢s con un pa¨ªs en el que las fuerzas de la barbarie y de la guerra contra los valores de la democracia hab¨ªa sido estos cuatro a?os de gobierno una verdadera guerra.
Ahora que Lula y la democracia han ganado en las urnas habr¨¢ que esperar para ver si Bolsonaro no acaba impugnando el resultado para entrar en una guerra intrincada que no parece dispuesto a perder. El terror, sin embargo, de que Bolsonaro pudiera ganar el pleito tuvo en vilo durante horas a las fuerzas democr¨¢ticas.
Lo que hasta hace muy poco parec¨ªa imposible: un pa¨ªs dividido entre las fuerzas democr¨¢ticas y una extrema derecha que raya el fascismo hasta con ribetes nazis se ha revelado una realidad en estas elecciones que har¨¢n que Brasil ya no vuelva a ser el mismo. Ya no ser¨¢ el pa¨ªs con mayor¨ªa absoluta apostando por la democracia contra una minor¨ªa con nostalgias de dictadura y autoritarismos. El resultado de las elecciones con un pa¨ªs partido va a obligar a las fuerzas progresistas capitaneadas por el h¨¢bil Lula a poner una especial atenci¨®n para que la extrema derecha que parec¨ªa muerta y ha resucitada no siga ganando terreno.
Los analistas pol¨ªticos explican que dichas fuerzas autoritarias y de extrema derecha siempre existieron pero estaban ocultas y fue el bolsonarismo quien las resucit¨® y les dio carnet de identidad. Ahora todo empieza de nuevo y es importante que haya ganado un l¨ªder como Lula que de pol¨ªtica y de juegos de poder entiende como pocos. S¨®lo ¨¦l, en este momento ser¨ªa capaz de hacer frente a la irrupci¨®n violenta del extremismo pol¨ªtico que ha resucitado con fuerza.
Una de las estrategias importantes de Lula en este momento en el que nadie sabe c¨®mo Bolsonaro va a reaccionar a la derrota ligado como est¨¢ a todos los otros movimientos de extrema derecha del mundo, es reforzar enseguida las estructuras democr¨¢ticas con la formaci¨®n de un gobierno de peso en el que participen las personalidades de mayor relieve del pa¨ªs sin preocuparse excesivamente de si son de izquierdas o no, al mismo tiempo que ofrezca un especial protagonismo al mundo pol¨ªtico femenino que en Brasil ha adquirido una fuerza especial y ha sido fundamental en la dif¨ªcil victoria de la democracia.
En este momento y asegurada la victoria de las fuerzas democr¨¢ticas lo m¨¢s urgente para Lula y su equipo es fortalecer las estructuras democr¨¢ticas pisoteadas y humilladas por un bolsonarismo zafio sin m¨¢s identidad pol¨ªtica que la barbarie al mismo tiempo que recupere la maltrecha econom¨ªa que ha producido 30 millones de hambrientos y se ofrece a¨²n sombr¨ªa en su recuperaci¨®n.
Y por ¨²ltimo y quiz¨¢s lo m¨¢s importante es iniciar cuanto antes, sin tentaciones de revancha, una campa?a de reunificaci¨®n de un pa¨ªs dividido salom¨®nicamente, no s¨®lo a nivel nacional sino hasta en el seno mismo de las familias. Quiz¨¢s por ello, durante su campa?a electoral Lula ha insistido machaconamente en devolver al pa¨ªs su unidad perdida y la reconciliaci¨®n dentro mismo de las familias divididas.
El exsindicalista ha ganado las elecciones seguramente porque ha sido capaz de convencer al pa¨ªs, a tirios y troyanos, que no llegaba con ¨ªmpetus de venganza sino con el prop¨®sito de que Brasil vuelva a sonre¨ªr, vuelva a disfrutar sin rencores ni venganzas de sus riquezas y valores. En una palabra que este pa¨ªs gigante, el quinto mayor del mundo, con vocaci¨®n de felicidad, sea capaz de olvidar y ahuyentar a los demonios que lo estaban sumiendo en una desesperanza y en un clima de guerra civil que el resultado de las elecciones felizmente ha disipado.
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