Autoritarismo o democracia

La victoria de Lula en Brasil es un alivio: por el hecho en s¨ª ¡ªla derrota de Bolsonaro¡ª, pero tambi¨¦n por lo que significa de toma de conciencia, a derecha e izquierda, de la amenaza autoritaria que recorre el mundo. Lula ha construido su mayor¨ªa en alianza con sectores del centro y de la derecha liberal. Es decir, no todo el mundo econ¨®mico est¨¢ entregado a Bolsonaro ni dispuesto a contemporizar con el viento reaccionario que sopla desde diversos puntos. Pero un resultado tan ajustado es tambi¨¦n una advertencia: el autoritarismo posdemocr¨¢tico sigue ah¨ª.

Las ¨²ltimas semanas nos han dejado im¨¢genes que son iconos de la amenaza autoritaria que recorre el planeta si no se consigue frustrar a tiempo los procesos en curso. Que futbolistas y otras figuras populares pidan sin ning¨²n recato que el ej¨¦rcito intervenga para anular las elecciones brasile?as es un indicio inquietante del poder de arrastre del autoritarismo en amplios sectores de la poblaci¨®n y de la creciente indiferencia con las libertades. Es la banalizaci¨®n del mal. ?Por qu¨¦ a las derechas y a las izquierdas democr¨¢ticas se les est¨¢ yendo el personal y c¨®mo es posible que se asuma con aparente normalidad lo que est¨¢ sucediendo? La historia est¨¢ ah¨ª para recordarnos qu¨¦ ocurre cuando no se atienden o no se quieren atender las se?ales de alarma e incluso se intenta contemporizar con el peligro.

La estampa de los est¨¢ticos e inexpresivos miembros del congreso del Partido Comunista Chino, solo hombres vestidos de negro y sin otra forma de expresi¨®n que el aplauso cerrado que se convirti¨® en referencia del congreso del partido; la imagen de Giorgia Meloni en su toma de posesi¨®n, de riguroso oscuro, presentada como primer ministro conforme a sus instrucciones; el triunfo en Israel de la derecha m¨¢s autoritaria, con el ultrarreaccionario partido Sionismo Religioso convertido en tercera fuerza, y, todo ello, con Putin de fondo d¨¢ndole a los misiles, buscando condenar a los ucranios al fr¨ªo y al hambre, componen un relato del presente que es mucho m¨¢s que una se?al de alarma. La pol¨ªtica mundial est¨¢ entrando en una deriva hacia el autoritarismo posdemocr¨¢tico y nadie podr¨¢ alegar ignorancia. No pretendo decir que estamos en los a?os treinta, pero s¨ª que hay una amenaza consistente contra las libertades que une al autoritarismo de derechas y de izquierdas y que se propaga de un lado a otro del planeta, contaminando ya directamente a las democracias liberales. Cuando veo a Emmanuel Macron acudiendo puntual a Roma a dar la bienvenida a Giorgia Meloni, me produce escalofr¨ªo. Es imposible no recordar las tentativas de apaciguamiento, de normalizaci¨®n del nazismo, que acabaron catastr¨®ficamente en su d¨ªa.

El repertorio ideol¨®gico que une a este personal de or¨ªgenes y procedencias bien distintas est¨¢ claro: autoritarismo, nacionalismo fundamentalista, consolidaci¨®n del patriarcado como estructura de cualquier poder, regresi¨®n en derechos individuales y negacionismo sobre el cambio clim¨¢tico. Es lo que va de Bolsonaro a Xi Jinping, de Trump a Putin, de Meloni a Netanyahu. Y es evidente que hay que estar ciego ideol¨®gicamente para no querer ver el peligro de esta constelaci¨®n. Entre otras cosas, porque responde a tendencias de fondo: la universalizaci¨®n del capitalismo con el paso del capitalismo industrial al capitalismo global y financiero. ?Por qu¨¦ estos discursos y las entelequias vestidas de promesa que les acompa?an est¨¢n arrastrando hacia proyectos violentos y autoritarios a sectores de votantes que votaban a las derechas liberales y a las izquierdas? Los partidos democr¨¢ticos tienen que afrontar esta pregunta sin dilaci¨®n.

En este sentido, la coalici¨®n de Lula podr¨ªa ser indiciaria de un cambio en curso en el espacio pol¨ªtico para romper con la oleada reaccionaria. En Brasil, Lula, su gente y algunos sectores moderados, que en su d¨ªa fueron sus rivales, parecen haber entendido que, en la emergencia, el eje de la pol¨ªtica no pasa por la oposici¨®n entre derechas e izquierdas, sino entre autoritarismo y democracia. Sectores del poder econ¨®mico brasile?o se han puesto del lado de las libertades, incorpor¨¢ndose al bloque del presidente. ?Veremos trasladar esta l¨®gica, poco a poco, a las democracias europeas como v¨ªa para la regresi¨®n del autoritarismo? En buena parte depender¨¢ del camino que escojan los poderes econ¨®micos. Y, de momento, la radicalizaci¨®n de la derecha est¨¢ al orden del d¨ªa, y el polo autoritario gana capacidad de atracci¨®n.

De hecho, la regresi¨®n autoritaria est¨¢ ya en Espa?a, donde el PP viene optando directamente por la v¨ªa de la confrontaci¨®n. La llegada de N¨²?ez Feij¨®o parec¨ªa abrir un punto de distensi¨®n. Pero, confirmando su condici¨®n de l¨ªder sin atributos precisos, empez¨® exhibiendo moderaci¨®n y alguna se?al de apertura a acuerdos con el Gobierno, pero no ha tardado en desdecirse por la v¨ªa del eterno recurso al demonio catal¨¢n para entregarse a la l¨®gica del choque frontal, sin reparo en incumplir la Constituci¨®n, neg¨¢ndose a renovar el Poder Judicial para no perder peso en su seno (eterna promiscuidad entre pol¨ªtica y justicia) y rindi¨¦ndose al iliberalismo de sal¨®n de Isabel Ayuso.