Los cl¨ªtoris alegres de la Francia ol¨ªmpica
Ha nacido la primera mascota ol¨ªmpica que es pol¨ªtica, roja, sexual y feminista, la de los Juegos de Par¨ªs 2024
No s¨¦ si ya conocen a las Phryges, las nuevas mascotas de los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs 2024. Son rojas, femeninas, cachondas y sonrientes. Y tienen forma de cl¨ªtoris. Hasta ahora, las mascotas ol¨ªmpicas sol¨ªan estar inspiradas en animales (perros pastores, osos pandas, monos, erizos¡) pero, de pronto, llega Francia y convierte dos preciosos cl¨ªtoris en su bandera. Y muy pronto, quiz¨¢s, en un nuevo s¨ªmbolo de Par¨ªs. De hecho, despu¨¦s de conocer a las Phryges ya hay quien asegura que la torre Eiffel es demasiado f¨¢lica para representar a la ciudad del amor. ?Que c¨®mo ha podido pasar? Muy sencillo: sus creadores quer¨ªan representar el patri¨®tico gorro frigio de los franceses ¡ªy as¨ª lo hicieron¡ª solo que, al mismo tiempo, dieron vida a dos cl¨ªtoris gigantes que ya sonr¨ªen gloriosos al mundo entero.
Lo de que las Phryges son dos cl¨ªtoris es un hecho. Quiero decir, que es casi obsceno lo que se parecen. Se parecen tanto que el Museo de la Vagina de Londres ha aprovechado a las mascotas para lanzar una gu¨ªa de su anatom¨ªa que ilustran se?alando el precioso glande del cl¨ªtoris sobre la figura de las mascotas. Es que lo tienen todo: hasta su orificio uretral y vaginal, su cuerpo cavernoso y su ra¨ªz. Son una representaci¨®n anat¨®mica perfecta. Y yo me pregunto: ?se imagina alguien una polla fosforita y con ojitos convertida en mascota ol¨ªmpica? Evidentemente, no hubiera podido pasar. Porque claro, son muchos ojos los que ven, aprueban y celebran la mascota que representar¨¢ a un pa¨ªs en los Juegos Olimpicos. Por eso, si el gorro frigio franc¨¦s se hubiera parecido a un falo alguien se habr¨ªa dado cuenta y hubiera dicho: ¡°Oye t¨², que no podemos poner un pene gigante de mascota¡±. Pero al ser dos cl¨ªtoris grandes y rojos resulta que¡ nadie los vio.
We've published a new guide to the anatomy of the clitoris! Here's the parts of the internal and external organ. pic.twitter.com/h2fJpSDOoT
— Vagina Museum (@vagina_museum) November 15, 2022
Porque en el caso del cl¨ªtoris el desconocimiento del ¨®rgano es vast¨ªsimo. Por eso, desde el punto de vista de la educaci¨®n sexual es decisiva la visibilidad que las Phryges nos ofrecen, ya que nuestra herencia cultural ha mutilado hist¨®ricamente la anatom¨ªa del cl¨ªtoris hasta convertirlo en un ¨®rgano que todav¨ªa hoy no se representa en los libros de texto y que, por incre¨ªble que parezca, no conoc¨ªamos tal y como es hasta el a?o 1998. Fue entonces cuando se publicaron los estudios de la ur¨®loga australiana Helen O¡¯Connell. Ella descubri¨® que el glande del cl¨ªtoris es solo la punta del iceberg y que el ¨®rgano entero mide entre siete y diez cent¨ªmetros y tiene dos pilares que se extienden y abrazan los costados vaginales. Adem¨¢s, este ¨®rgano se excita y se pone duro y estalla de placer en el orgasmo. Sin embargo, todav¨ªa hoy, el cl¨ªtoris no ha conseguido la visibilidad que merece. Quiz¨¢ por eso la carga er¨®tica de las simp¨¢ticas Phryges pas¨® tan f¨¢cilmente inadvertida. Porque a¨²n pesan mucho im¨¢genes mentales como la que dej¨® escrita Jean-Paul Sartre en El ser y la nada: ¡°Las partes sexuales femeninas son (¡) un llamamiento del ser, como lo son todos los agujeros; en s¨ª, la mujer llama a una carne extra?a que debe transformarla en plenitud de ser por penetraci¨®n y diluci¨®n¡±. Un desconocimiento anat¨®mico profundo del que se deriva no solo una concepci¨®n del mundo equivocada, sino tambi¨¦n unas relaciones sexuales capaces de producir perversas relaciones de poder, tal y como explica con genio y detalle la ensayista gr¨¢fica Liv Str?mquist en El fruto prohibido (Reservoir Books).
Es por todo ello que la divulgaci¨®n a la que sin duda contribuir¨¢n las Phryges va a tener tambi¨¦n unas favorables consecuencias pol¨ªticas. Porque nuestra manera de imaginar la sexualidad femenina no ha sido cient¨ªfica o anat¨®mica, sino pol¨ªtica. Claro que el desconocimiento biol¨®gico facilita el enga?o. As¨ª, hasta el brillante Sigmund Freud se atrevi¨® a asegurar que las mujeres j¨®venes e inmaduras ten¨ªan orgasmos clitorianos, mientras que una sexualidad femenina madura implicaba orgasmos vaginales. Una invenci¨®n abominable que llev¨® al padre de la psicolog¨ªa profunda a considerar la masturbaci¨®n femenina (y cualquier estimulaci¨®n del cl¨ªtoris) como actividades superfluas e inadecuadas. Seg¨²n ¨¦l, las mujeres que no lograban el orgasmo en el coito eran fr¨ªgidas. As¨ª, el sexo heterosexual ha sido tradicionalmente entendido como sin¨®nimo de penetraci¨®n. Una representaci¨®n con graves consecuencias pol¨ªticas que ha permitido, por ejemplo, que hasta 2012 en Estados Unidos hiciera falta un pene para cometer un delito de violaci¨®n. O que la brecha del orgasmo siga siendo una brecha de g¨¦nero, tal y como nos record¨® Mar¨ªa Hesse en su excelente y celebrado libro El placer (Lumen), donde dibuj¨® muchos y bellos cl¨ªtoris, uno de los cuales se convirti¨® en portada de El Pa¨ªs Semanal en febrero de 2020. Ella recordaba, entre otras cosas, c¨®mo el 95% de los hombres heterosexuales llegan al orgasmo en el coito en compa?¨ªa de sus parejas frente a un 65% de las mujeres, seg¨²n datos de Archives of Sexual Behaviour de 2018. Algo que no debe extra?arnos si tenemos en cuenta el gran ¨¦xito del imaginario sexual freudiano. Hoy sabemos que todos los orgasmos femeninos son clitorianos y que la penetraci¨®n est¨¢ absurdamente sobrevalorada como fuente de placer femenino.
De modo que las Phryges se han convertido en una met¨¢fora perfecta de todos los silencios y amputaciones (simb¨®licas y de las otras, pues sigue siendo un ¨®rgano prohibido y mutilado en algunos pa¨ªses del mundo) que ata?en a lo femenino, pues resulta que no podemos ver ni nombrar aquello que no hemos aprendido a mirar. Es decir, en la realidad no vemos lo que hay, sino aquello que podemos reconocer. Hace 20 a?os, el mundo entero hubiera cre¨ªdo que las Phryges eran dos gorros frigios, pero hoy somos muchas (y muchos) quienes nos hemos puesto a comentar y a celebrar el hecho de que haya dos cl¨ªtoris levantando la bandera francesa. Como si el orgasmo femenino fuera un nuevo grito a sumar a la libertad, igualdad y fraternidad de la R¨¦publique. Ha nacido la primera mascota ol¨ªmpica que es pol¨ªtica, roja, sexual y feminista.
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