Rishi Sunak aterriza a medias
El Reino Unido regresa a la austeridad con recortes de gasto p¨²blico y subidas de impuestos
El Gobierno conservador del Reino Unido ha decidido someter a sus ciudadanos a una ducha escocesa para intentar garantizar su propia supervivencia. 55 d¨ªas despu¨¦s de prometer una irresponsable y descomunal rebaja fiscal que provoc¨® el p¨¢nico en los mercados y el desplome del valor de la libra esterlina y la deuda p¨²blica del pa¨ªs, el ministro de Econom¨ªa, Jeremy Hunt, anunciaba el pasado jueves una subida generalizada de impuestos y recortes del gasto p¨²blico por valor de m¨¢s de 60.000 millones de euros. Un ba?o de ortodoxia fiscal que, camuflado con ciertas medidas de justicia social, tiene todo el aspecto de un regreso a los a?os de austeridad que siguieron a la crisis financiera de 2008. Como Austeridad 2.0 han bautizado algunos analistas la senda que espera a los brit¨¢nicos en los pr¨®ximos a?os.
El Reino Unido ha entrado ya en recesi¨®n, seg¨²n ha se?alado la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria y ha asumido el Gobierno del primer ministro, Rishi Sunak. El nivel de vida de las familias medias, azotado por una inflaci¨®n que se sit¨²a ya en el 11,1%, seguir¨¢ empeorando al menos durante dos a?os m¨¢s. Y el incremento de la presi¨®n fiscal ¡ªjusto despu¨¦s de anular todas las rebajas de impuestos de Liz Truss, que hundieron la credibilidad internacional del pa¨ªs¡ª se concentra sobre todo en esas mismas clases medias. El agujero era demasiado grande, ha dicho Hunt, como para intentar taparlo ¨²nicamente con grav¨¢menes sobre las rentas m¨¢s altas. La decisi¨®n pol¨ªtica y sus efectos corrosivos recaer¨¢n exclusivamente sobre los hombros de los conservadores, que se enfrentar¨¢n a las urnas en un plazo de dos a?os.
El plan fiscal desplegado por Rishi Sunak y su ministro ten¨ªa dos destinatarios y objetivos concretos: los mercados financieros y los votantes. A los primeros deb¨ªa convencerlos de que los conservadores no hab¨ªan perdido definitivamente la cabeza y estaban dispuestos a volver a la senda del rigor presupuestario y la responsabilidad fiscal. Por el momento, parecen haberlo logrado. El anuncio del jueves no desat¨® nuevas turbulencias entre los inversores, y el rendimiento de los bonos a largo plazo ha vuelto a descender a niveles manejables, con lo que supone de alivio en los intereses de la deuda. Otra cosa son los electores. Junto a algunos gestos medidos de alivio para los m¨¢s vulnerables, la decisi¨®n del Gobierno de concentrar la mayor¨ªa de los recortes anunciados en el periodo posterior a 2024 exhibe una alta irresponsabilidad pol¨ªtica al dejar la ejecuci¨®n de esos duros compromisos a un nuevo Parlamento. Seg¨²n todas las encuestas, y a la vista de las preferencias de voto actuales, ser¨¢ de signo laborista.
Sunak ha utilizado el cartucho f¨¢cil de una imagen reforzada de credibilidad y rigor, en comparaci¨®n a sus predecesores Boris Johnson y Liz Truss, para enderezar el declive de los conservadores. Pero ni los ciudadanos ni los mercados se dejar¨¢n enga?ar f¨¢cilmente. En primer lugar, porque ha quedado claro que la rectificaci¨®n es fruto de la frivolidad con que los diputados tories ¡ªigual de efusivos en sus aplausos a la rebaja de impuestos que a los nuevos recortes de gasto¡ª han jugado con el destino y el bienestar de sus compatriotas. Y, sobre todo, porque el ciclo se repite, y de nuevo es el mismo partido pol¨ªtico el que regresa a unas medidas de austeridad que recaer¨¢n sobre las espaldas de los ciudadanos para enmendar sus propios errores.
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