M¨¢s cerca de la Luna
Dos espa?oles de familias trabajadoras figuran en el programa europeo de formaci¨®n de astronautas
La Agencia Espacial Europea dio a conocer hace tres d¨ªas en Par¨ªs los nombres de los 17 seleccionados, entre m¨¢s de 22.000 candidatos, para someterse al programa de preparaci¨®n de astronautas. Uno de los cinco titulares es el ingeniero aeron¨¢utico Pablo ?lvarez Fern¨¢ndez y una de los 11 suplentes, la biotecn¨®loga Sara Garc¨ªa Alonso, ambos nacidos en Le¨®n y ambos licenciados en su Universidad; en Ingenier¨ªa y Biotecnolog¨ªa, respectivamente. Sus trayectorias divergen despu¨¦s hasta reencontrarse a sus 33 a?os en la nueva promoci¨®n de astronautas europeos, la primera desde 2009, con un 25% de candidaturas femeninas. Pablo ?lvarez tiene una amplia experiencia internacional tras cursar un m¨¢ster en la Universidad de Varsovia, mientras Sara Garc¨ªa dirige un programa de investigaci¨®n en el Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas.
M¨¢s all¨¢ de ser ambos nacidos en Le¨®n, los dos j¨®venes proceden de familias de or¨ªgenes humildes y entornos rurales: han sido la primera generaci¨®n de la familia con posibilidades de estudiar en la Universidad. El padre de Pablo trabaja en una funeraria y su madre es cocinera, mientras que Sara es hija de un ebanista y una administrativa. El Estado de bienestar cristaliza en casos ejemplares y simb¨®licos como el de estos dos j¨®venes crecidos en el sistema p¨²blico de ense?anza desde la infancia y hasta los estudios superiores, como hijos de familias trabajadoras. La inversi¨®n en el sistema p¨²blico de ense?anza e investigaci¨®n revierte siempre en diferido, con un tempo lento y gradual. Lo que antes quedaba al azar del consejo de un maestro rural o al buen ojo de un cura de pueblo, hoy es competencia de un sistema capaz de ofrecer expectativas profesionales y de desarrollo personal para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n con consecuencias sociales y civiles incalculables.
La Luna est¨¢ m¨¢s cerca para estos dos j¨®venes que enriquecen la tradici¨®n de investigadores de primer nivel con or¨ªgenes en lo que antes llam¨¢bamos la Espa?a rural y pobre, y hoy solemos llamar la Espa?a vac¨ªa. Sin rebuscar mucho, basta con recordar que dos premios Nobel espa?oles, Santiago Ram¨®n y Cajal y Severo Ochoa, nacieron respectivamente en Petilla de Arag¨®n, Navarra, y Luarca, Asturias. O que dos humanistas centrales de la segunda mitad del siglo XX, lo hicieron en el pueblo extreme?o de Valencia de Alc¨¢ntara, como Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, o en una aldea, como Jos¨¦ Manuel Blecua, en Alcolea de Cinca, Huesca. El revuelo que han vivido estos d¨ªas las escuelas p¨²blicas, los institutos y la Universidad misma en la que estudiaron ambos es algo m¨¢s que emocionante. Es tambi¨¦n el espejo de que la excepcionalidad ya no es necesariamente heroica porque nace del compromiso colectivo de una sociedad con sus servicios p¨²blicos. No solo estos dos j¨®venes talentos, sino tambi¨¦n las ni?as y los ni?os que se sientan hoy en sus antiguos pupitres, tienen la Luna, y quiz¨¢ Marte, un poco m¨¢s cerca.
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