Ucrania y los ecos de ¡®La tierra bald¨ªa¡¯
El poema de T. S. Eliot, publicado hace un siglo, sigue mostrando las inquietudes y congojas de un mundo roto y sin horizontes
Est¨¢ terminando ya el a?o en que la guerra volvi¨® a Europa de la mano de Vlad¨ªmir Putin. Cada d¨ªa hay historias nuevas que llegan de Ucrania, de coraje y de dolor, de destrucci¨®n, a ratos hay alguna esperanza, avances en alg¨²n frente, luego de nuevo la terca realidad de una guerra enfangada, donde no hay m¨¢rgenes para imaginar el futuro. ...
Est¨¢ terminando ya el a?o en que la guerra volvi¨® a Europa de la mano de Vlad¨ªmir Putin. Cada d¨ªa hay historias nuevas que llegan de Ucrania, de coraje y de dolor, de destrucci¨®n, a ratos hay alguna esperanza, avances en alg¨²n frente, luego de nuevo la terca realidad de una guerra enfangada, donde no hay m¨¢rgenes para imaginar el futuro. Hace un siglo, en 1922, se public¨® La tierra bald¨ªa, el poema de T. S. Eliot. Era diferente, estaba cargado de los afanes de las vanguardias de aquella ¨¦poca por poner las cosas patas arriba. Extra?o y enigm¨¢tico, saltaba de una cosa a otra, trataba de culturas diferentes, llegaba a incorporar en distintas partes del poema hasta siete lenguas distintas, parec¨ªa un edificio en ruinas, hecho de fragmentos desperdigados que ni siquiera mostraban tener un hilo en com¨²n.
La guerra asomaba por todas partes y el poema ten¨ªa algo de rito de iniciaci¨®n: alguien hab¨ªa tomado la palabra y descubr¨ªa que lo que encontraba no era nada m¨¢s que una tierra bald¨ªa, una Europa destruida, un mundo a la deriva, los rotos de un esp¨ªritu que ya no sabe contarse a s¨ª mismo, que vaga perdido. ¡°?Qui¨¦n es el tercero que camina siempre a tu lado?¡±, se pregunta la voz del poema en alguna parte. ¡°Si cuento, solo estamos t¨² y yo juntos / pero si miro hacia adelante por el camino blanco / siempre hay otro caminando junto a ti / un encapuchado que se desliza envuelto en oscuro manto, / no s¨¦ si hombre o mujer: pero / ¡ª?qui¨¦n es aquel al otro lado de ti?¡±. Por no saber, ni siquiera se sab¨ªa qui¨¦nes caminaban juntos, no hab¨ªa manera de comprender con exactitud lo que estaba m¨¢s cerca. Caminamos los dos, ?o va tambi¨¦n junto a ti el encapuchado?
El poema de Eliot conecta con este tiempo porque tambi¨¦n ahora, y qui¨¦n sabe desde hace cu¨¢ndo ya, no hay manera de dar cuenta precisa de lo que ocurre, no siempre hay un horizonte compartido que permita encontrarle el sentido a las cosas y las coloque con un cierto orden dentro de nuestro c¨ªrculo m¨¢s inmediato. En La tierra bald¨ªa hay referencias a la Gran Guerra, a la cat¨¢strofe del imperio austroh¨²ngaro, y se habla de la City de Londres y del r¨ªo T¨¢mesis, de una rata, pero est¨¢ habitado tambi¨¦n por otras presencias, est¨¢ empapado de Dante y de Shakespeare, por sus venas circula la m¨²sica de Wagner y el mundo que inspir¨® sus ¨®peras, la b¨²squeda del Santo Grial y el Rey Pescador, Baudelaire y el Bhagavad Gita, Cristo, las cartas del tarot, Ezequiel y Tiresias. Pero tambi¨¦n aparece un hombre cualquiera que tiene sexo con una mujer solitaria y la historia de la pobre Lil: Albert va a volver del frente y, antes de irse, le dio dinero para que se pusiera unos dientes nuevos, y no lo ha hecho, ¡°despu¨¦s de cuatro a?os en el ej¨¦rcito querr¨¢ pasar un buen rato, / y si t¨² no se lo das, habr¨¢ otras que lo hagan, dije¡±.
Todav¨ªa queda mucho en Ucrania para regresar de la guerra, pero hace un siglo ya lo contaba La tierra bald¨ªa, y parece que estuvi¨¦ramos en el mismo sitio. Habr¨¢ tambi¨¦n ahora una Lil destrozada a la que llega desde las l¨ªneas del frente un Albert tambi¨¦n destrozado. ¡°Jam¨¢s pens¨¦ que la muerte hubiera deshecho a tantos¡±, escribe Eliot en su poema. Y tambi¨¦n: ¡°?Qu¨¦ voy a hacer ahora? ?Qu¨¦ voy a hacer?¡±. Este grito, este interrogante, estaba ya en 1922. Sigue resonando ahora: esto es lo que hay. Feliz 2023.