Te espero en los escombros de Ponzano con Bret¨®n
Madrid se ha ido llenando de libertades que no entendemos c¨®mo no est¨¢n consagradas ya en la Constituci¨®n
And¨¢bamos despistados por las calles, sin encontrarnos entre bares repletos, el vete y ven de las compras, aperitivos y cajas de panetones que parec¨ªan ocupar m¨¢s que sus due?os, cuando una amiga dio la clave para encontrarnos sin margen de error: ¡°Os espero en los escombros¡±.
Hay muchos donde elegir en Madrid, entre los que est¨¢ provocando la l¨ªnea 7 del Metro que Esperanza Aguirre termin¨® a toda prisa para inaugurarla antes de unas elecciones y que sigue resquebrajando casas de gente humilde; los escombros de la atenci¨®n primaria, donde conseguir cita y que adem¨¢s quede bien registrada se ha convertido en aventura; o los de la calle de Ponzano, el epicentro de la libertad cervecera de Isabel D¨ªaz Ayuso, donde una obra de m¨¢s de 800.000 euros decidida por un concejal que se ha gastado otros 90.000 en banderas la ha convertido en lo que parece una zona de guerra. Hay fotos de Ucrania m¨¢s entra?ables.
Y ah¨ª quedamos, en los escombros de Ponzano con Bret¨®n. Donde los madrile?os tal vez no podamos andar, pero s¨ª disfrutar de la libertad de no encontrarnos con nuestro ex, como dijo Ayuso, y de otra libertad que a¨²n no entendemos c¨®mo no est¨¢ consagrada en la Constituci¨®n: beber hasta reventar, ir subiendo el tono de voz hasta gritar y ver desfilar camareros de un lado al otro de la acera cargados de nuestros martinis y cubatas mientras las se?oras con andadores se quedan inmovilizadas sin saber si avanzar o retroceder. La calle, para quien la bebe.
En las viviendas, mientras, dormir es una ilusi¨®n porque el ruido se ha adue?ado del entorno. En San Fernando de Henares es peor porque decenas de familias tienen que abandonar sus casas mientras el suelo se va hundiendo por unas malas obras de metro. ?Le importar¨¢n a alguien?
?Ah! Hay otra libertad m¨¢s: la de honrar a la Legi¨®n frente al nuevo monumento de tres metros en la Castellana que ha levantado el alcalde, que antes recuper¨® una calle para Mill¨¢n Astray. Madrid, como vemos, cuna de una explosiva y recalcitrante modernidad.
Todo ello gusta a la mayor¨ªa de los madrile?os, que votan de cabeza al PP desde hace generaciones mientras suscriben p¨®liza privada de atenci¨®n m¨¦dica por si acaso. ?M¨¦rito de Ayuso? Sin duda lo tiene. Pero una gran parte del m¨¦rito es del PSOE, que ha despreciado esta plaza con candidatos cambiantes de cuyo nombre ni nos acordamos, y del famoso espacio a su izquierda, empleado en luchas y divisiones. Entre todos han creado otros escombros perversos: los de la falta de horizontes.
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