La ¡®ley trans¡¯ y el principio de ¡®primum non nocere¡¯
Es muy de los pol¨ªticos locales el todo o nada, en este caso hormonar a todo adolecente que diga que es trans o no hacerlo en ning¨²n caso en adultos, cuando la pr¨¢ctica cl¨ªnica tiene una enorme paleta de grises
El malestar ps¨ªquico como la angustia y los trastornos mentales como la depresi¨®n o trastornos de ansiedad no se manifiestan por igual en distintas poblaciones y culturas. Lo hacen de distinta forma en Nigeria que en Espa?a y lo hacen de distinta forma tambi¨¦n en Espa?a en gitanos y payos. No hace falta dedicarse a la psiquiatr¨ªa transcultural para saber esto. La forma de expresi¨®n de la psicopatolog¨ªa est¨¢ condicionada por patrones sociales, culturales, educativos, de g¨¦nero o sexuales . As¨ª, una misma patolog¨ªa se puede presentar m¨¢s frecuentemente como anorexia nerviosa en mujeres o vigorexia en hombres o la esquizofrenia tiene un distinto pron¨®stico y edad de inicio media en hombres y mujeres. Cambia incluso su forma de expresarse dependiendo de la edad de la persona; as¨ª, el s¨ªntoma m¨¢s frecuente de la depresi¨®n en ni?os no es la tristeza sino la irritabilidad.
Hace a?os, la mayor parte de los casos de cortes en antebrazo en menores eran debidos a intentos de suicidio y el cortarse para combatir el dolor ps¨ªquico-emocional con dolor f¨ªsico era algo que se ve¨ªa sobre todo en las c¨¢rceles, donde la cultura carcelaria y la imitaci¨®n lo perpetuaban. Ahora no hay un d¨ªa que no vemos en las urgencias de psiquiatr¨ªa de todo el mundo adolescentes con cortes en el cuerpo sin finalidad autol¨ªtica. Y esto es as¨ª porque se ha transmitido entre los adolescentes la expresi¨®n a trav¨¦s de los cortes, pellizcos y ara?azos del mismo malestar ps¨ªquico que antes se expresaba de otras formas. Lo mismo sucedi¨® en su d¨ªa con la bulimia, que en pocos a?os multiplic¨® su prevalencia de forma exponencial a trav¨¦s de la difusi¨®n de los s¨ªntomas de la patolog¨ªa.
Estamos asistiendo estos ¨²ltimos a?os a nivel mundial a un fen¨®meno similar al que hemos vivido en otras ocasiones; a la explosi¨®n de casos de menores con problemas ps¨ªquicos, trauma, dificultades de relaci¨®n social, trastornos del espectro autista y otros trastornos mentales que se manifiestan bajo el paraguas de lo trans. Los expertos en salud mental llevamos toda la vida viendo casos de disforia de g¨¦nero, ahora incongruencia de g¨¦nero. La mayor¨ªa de nosotros hemos defendido que, de acuerdo con lo que finalmente adopt¨® la Organizaci¨®n Mental de la Salud, se debe despatologizar y desmedicalizar el ser trans. Sin embargo, debemos alertar a los que legislan lejos de la realidad cl¨ªnica que si algo se multiplica por diez en breve espacio de tiempo y no tiene origen infeccioso es muy probable que est¨¦ condicionado por esos factores medi¨¢ticos a los que alud¨ªamos antes. Para muchos adolescentes con problemas ps¨ªquicos y trastornos mentales pensar que la soluci¨®n a sus problemas es que son trans, cuando no se hab¨ªan vivido de esa forma previamente, es una realidad que est¨¢ sucediendo desde hace relativamente poco tiempo en todo el mundo occidental. La esperanza de sentirse acogido o acogida en un colectivo es una buena tarjeta de presentaci¨®n..
Los que nos dedicamos a la psiquiatr¨ªa infantil sabemos que lo que parece muy evidente en una entrevista cl¨ªnica puede desaparecer o cambiar por completo en la siguiente. Por ello no tomamos decisiones terap¨¦uticas apresuradas como por ejemplo prescribir un tratamiento ante la presencia de s¨ªntomas de depresi¨®n en una primera consulta. Sabemos de la importancia del diagn¨®stico diferencial y de que un signo, un s¨ªntoma o una verbalizaci¨®n puede deberse a m¨²ltiples causas. Como profesional de la salud mental no me preocupan los casos de disforia o incongruencia de g¨¦nero y s¨¦ que a muchos de ellos les beneficia el tratamiento hormonal y quir¨²rgico. Me preocupan los casos en que la identificaci¨®n trans se debe a otros motivos, en concreto los relacionados con mi especialidad. Deber¨ªan preocuparles tambi¨¦n a las personas con verdadera incongruencia de g¨¦nero por lo que este movimiento actual tiene de posible banalizaci¨®n. Se les volver¨¢ en contra, como ya est¨¢ sucediendo en pa¨ªses como Finlandia o Suecia, donde han visto que en t¨¦rminos globales es mayor el n¨²mero de personas que pueden ser perjudicadas que las beneficiadas de los tratamientos m¨¦dicos y se ha determinado no sufragarlos por parte del sistema p¨²blico.
Ante ese fen¨®meno lo que dicta la buena pr¨¢ctica cl¨ªnica es prudencia y paciencia, precisamente todo lo contrario a precipitarse a llevar a cabo procedimientos irreversibles como se est¨¢ pregonando por movimientos que pretenden perpetuar las diferencias de g¨¦nero y confunden el sexo biol¨®gico con la identidad de g¨¦nero, en un ataque sin precedentes a los pilares del feminismo y de las realidades cient¨ªficas. Por cierto, son adolescentes con sexo biol¨®gico femenino las que mayoritariamente quieren ser hombres, cuando uno esperar¨ªa que hubiera el mismo n¨²mero de transiciones hacia un sexo u otro, pero hasta en esto, se impone el machismo. No parece el mejor ant¨ªdoto contra el machismo hormonar y operar a mujeres adolescentes en plena crisis o con un trastorno mental de base para que dejen de serlo.
No se puede confundir la prohibici¨®n de ofrecer terapias de conversi¨®n en los casos de disforia o incongruencia de g¨¦nero con no poder evaluar si realmente lo es en alguien que dice ser trans. Ser¨ªa lo mismo que no permitir evaluar si una persona que solicita la eutanasia puede tener una depresi¨®n mayor y dar por v¨¢lida su petici¨®n sin tratar la depresi¨®n que puede estar originando el deseo de morir. ?Realmente alguien piensa que cuando un adolescente dice que es trans el siguiente paso debe ser la hormonaci¨®n y cirug¨ªa? ?Se multar¨¢ a un m¨¦dico por indagar en posibles alternativas que puedan explicar que alguien diga que es trans, como la b¨²squeda de aceptaci¨®n en una persona con trastornos del espectro autista, la b¨²squeda de identidad en un trastorno de la personalidad l¨ªmite o alucinaciones auditivas que te dicen que eres trans en una persona con esquizofrenia? Gran parte de nuestro trabajo es intentar evitar que personas con trastornos mentales tomen decisiones en su vida que pueden ser perjudiciales: quitarse la vida en un episodio depresivo, conductas de riesgo en un episodio de man¨ªa o dejar de comer en una persona con anorexia. Cr¨¦anme que es un trabajo muy gratificante cuando, en la mayor¨ªa de las ocasiones, sale bien y la persona reconoce y agradece la ayuda recibida por parte de los profesionales para no tomar decisiones perniciosas. Esto es a¨²n m¨¢s frecuente cuando se trabaja con adolescentes, que tienen una mayor tendencia a tomar decisiones impulsivas.
En el libro El Conde-Duque de Olivares. La pasi¨®n de mandar recoge Gregorio Mara?¨®n sobre el doctor Polanco, m¨¦dico del rey Felipe IV, lo siguiente ¡°Estaba herido el doctor, como los dem¨¢s, de que en algunos lances de la Junta sobre la enfermedad hab¨ªa [el Conde-Duque] escaramuzado con ¨¦l, porque no quedase esto sin subsidio, que hasta de lo que no sab¨ªa, se quer¨ªa hacer due?o¡±. Siempre ha habido pol¨ªticos, tanto m¨¢s cuanto m¨¢s sectarios y aut¨®cratas, que se han cre¨ªdo en posesi¨®n de la verdad absoluta y dotados de un conocimiento global por el que no precisan hablar con profesionales dedicados a lo que legislan, que no es lo mismo que profesionales de su partido. Sea ¨¦ste el partido que sea. Es muy de los pol¨ªticos locales el todo o nada, en este caso hormonar a todo adolecente que diga que es trans o no hacerlo en ning¨²n caso en adultos, cuando la pr¨¢ctica cl¨ªnica tiene una enorme paleta de grises. Como profesionales de la salud mental sabemos que la ideolog¨ªa sectaria, como las estructuras delirantes, puede con todo y contra todo. Es dif¨ªcil argumentar con datos, evidencias y sentido com¨²n aquello que se da como cierto ideol¨®gicamente. Lo hemos vivido muchas veces a lo largo de la historia de la humanidad.
Las sociedades deben proteger a sus menores de decisiones que, por su estado madurativo, tienen tendencia a realizar de manera m¨¢s impulsiva y menos reflexiva, con mayores dificultades para evaluar riesgos y beneficios o alternativas, que esas mismas personas con mayor madurez. Por eso no les dejamos que compren cigarrillos o alcohol o conduzcan hasta que no tienen 18 a?os. ?No vamos a proteger a nuestros menores de la ideolog¨ªa sectaria en esta ocasi¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.