El feminismo de la tribu

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¡°A nosotros nos funciona m¨¢s trabajar con grupos organizados de mujeres principalmente¡±. La frase de Gustavo Garc¨ªa, un especialista de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), me hizo dar un giro a la entrevista. Estaba en Guatemala haciendo un reportaje sobre c¨®mo los campesinos del corredor seco est¨¢n adaptando sus cultivos para hacer frente al cambio clim¨¢tico, e interrump¨ª la conversaci¨®n porque quer¨ªa saber m¨¢s sobre esa idea que el funcionario de Naciones Unidas hab¨ªa soltado de forma imprevista, como sin darle importancia, aunque no fuera (todav¨ªa) el centro de mi historia. En ese momento me hablaba sobre c¨®mo uno de los principales retos al trabajar con las comunidades de agricultores es mantener la organizaci¨®n, especialmente en periodos electorales, cuando las diferencias pol¨ªticas dividen al grupo. Con ellas se trabaja mejor, me explic¨® Garc¨ªa, en parte porque est¨¢n m¨¢s tiempo en las comunidades ¡ªmientras los hombres migran algunas temporadas para trabajar como jornaleros¡ª, pero tambi¨¦n porque ¡°sienten m¨¢s responsabilidad y compromiso para garantizar la seguridad alimentaria de sus hijos¡±.

¡°La mayor¨ªa de hombres dice: ¡®Bueno, ya fui a trabajar a la finca, aqu¨ª est¨¢n los 500 quetzales (64 d¨®lares)¡¯. Mientras la se?ora es la que organiza, la que decide, la que tiene que optimizar el dinero. Por eso, cuida m¨¢s los recursos y, a la hora de organizarse, tambi¨¦n lo hace quiz¨¢s con m¨¢s conciencia y busca siempre estar participando, porque ven los resultados que obtienen al estar organizadas¡±, continu¨® el especialista de la FAO. Adem¨¢s, me dijo que entre ellas siempre encontraba menos rivalidad. ¡°Cuando hay dos l¨ªderes hombres en una comunidad, a veces cuesta que se integren. En cambio, cuando son dos lideresas, aunque sean de diferentes grupos en una comunidad, lo hacen, se compaginan y empiezan a trabajar. Entonces, para todo el tema de manejo de fondos y ahorro comunitario, tambi¨¦n son m¨¢s activas las se?oras, hemos tenido mejores resultados, se empoderan m¨¢s y aumenta m¨¢s su capital¡±.

Esta conversaci¨®n tuvo lugar en junio, cuando estaba trabajando en las historias de lanzamiento de Am¨¦rica Futura, la secci¨®n sobre desarrollo sostenible de EL PA?S Am¨¦rica que estrenamos un mes despu¨¦s. Pero la idea se ha repetido con distintas palabras al hablar de las organizaciones en el mundo rural y de grupos ind¨ªgenas, afros y campesinos. All¨ª donde hay colectivos de mujeres, la organizaci¨®n tiende a ser m¨¢s fuerte por un motivo: la prioridad de ellas suele ser la b¨²squeda del bien com¨²n. No quieren que nadie se quede atr¨¢s en la familia, en la comunidad, en la tribu.

La reflexi¨®n tambi¨¦n surgi¨® en una entrevista con la exvicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, la primera mujer afrodescendiente en ocupar ese cargo en todo el continente. Conversando sobre las crisis que vive el mundo en la actualidad, entre ellas la clim¨¢tica, Campbell me dec¨ªa que, para ella, la soluci¨®n pasa por un concepto de liderazgo m¨¢s femenino que ponga el bien com¨²n por encima de la competencia.

¡°Venimos de una forma de liderazgo que es competitiva, individualista, depredadora, violenta por definici¨®n, y que tiene una l¨®gica de s¨¢lvese quien pueda. Eso se hace en las familias, en las comunidades y en los pa¨ªses. Eso es una forma de poder masculina¡±, sostuvo entonces. ¡°Tenemos que superarla si queremos preservarnos como especie y garantizar que el planeta sobreviva con nosotros¡±. Para ella, el cambio pasa por transitar a una ¡°matriz femenina de poder¡±, m¨¢s colaborativa y compasiva, que compara con la l¨®gica de las madres. ¡°Todas las mam¨¢s tienen como idea la preservaci¨®n de la tribu, de su tribu peque?a. Eso que se despreciaba, eso es lo que tenemos que utilizar como modelo para esa nueva humanidad¡±, me dijo.

Historias de mujeres que luchan para preservar su tribu las tenemos cada d¨ªa en este continente: est¨¢n las que buscan unidas a sus desaparecidos, las que claman por sus hijas y amigas asesinadas, las migrantes que lo dejan todo y cargan a sus hijos en brazos en busca de un futuro mejor. Est¨¢n tambi¨¦n las que resguardan cultivos y semillas resilientes al cambio clim¨¢tico para garantizar la seguridad alimentaria o las que conservan los conocimientos ancestrales y perpet¨²an, por ejemplo, la medicina tradicional como una fuente de sanaci¨®n complementaria a la occidental.

Esta idea de preservaci¨®n de la tribu tambi¨¦n la reconozco en mi propia historia, en las mujeres de mi familia, en mis amigas, en mis colegas que siempre est¨¢n ah¨ª para cuidar, para proteger, para luchar por los dem¨¢s, para que nadie se quede atr¨¢s. Por supuesto que esto no excluye que los hombres tambi¨¦n trabajen por el bien com¨²n. Pero esta b¨²squeda del bienestar colectivo parece una cualidad intr¨ªnseca de las mujeres, algo que podemos usar a nuestro favor en este mundo veloz y competitivo, que a veces nos arrastra. ?Y si paramos un momento, nos conectamos un poco m¨¢s con nuestros or¨ªgenes, y ejercemos ese feminismo de la tribu?

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Hasta ahora el C¨®digo Penal contempla estas agresiones como un delito de lesiones y no como un intento de feminicidio, una nueva iniciativa propone cambiar la ley para que se persiga la ¡®violencia ¨¢cida¡¯.

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Anatom¨ªa de la gordofobia

Los desafortunados comentarios sobre la actriz Michelle Rodr¨ªguez muestran un debate atravesado por el g¨¦nero, el racismo y las muy problem¨¢ticas exigencias que el mercado exige a las actrices.

¡°Me siento m¨¢s animal que persona¡±: la argentina que convive con 17 pumas rescatados

Pumakawa es un centro de rescate que recibe felinos lastimados o criados para cotos de caza. Su fundadora, Kai Pacha, es la hija de un cazador arrepentido que convive ahora con estos animales, entre ellos uno ciego.

Y una sugerencia para acabar:

?? ???? ?? Un colectivo de mujeres a seguir:

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La periodista de Am¨¦rica Futura Noor Mahtani ha perfilado esta semana al colectivo de artistas y muralistas puertorrique?as Moriviv¨ª, nueve mujeres que trabajan desde hace una d¨¦cada con las comunidades de la isla y de la di¨¢spora en un proyecto de arte urbano. ¡°Lo que empez¨® siendo un grupo de mujeres j¨®venes que se quer¨ªan hacer un espacio entre los hombres que acaparan el arte urbano acab¨® siendo un proyecto de conciencia y de mezcla con las comunidades¡±, explica nuestra compa?era en este art¨ªculo. ¡°Este a?o cumplen una d¨¦cada de un proyecto que defiende el arte p¨²blico como mensaje y la creaci¨®n desde dos orillas: el talento de ellas y las necesidades de las localidades con las que trabajan¡±. Aqu¨ª puedes echar un vistazo a las redes y las obras del colectivo.