Un hito contra la violencia obst¨¦trica en Latinoam¨¦rica
La Corte IDH ha determinado que el Estado argentino viol¨® los derechos de Cristina Br¨ªtez, fallecida despu¨¦s de que le indujesen el parto. La sentencia llama a implementar pol¨ªticas para acabar con lo que considera un tipo de violencia de g¨¦nero
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Cada a?o, miles mujeres de toda Am¨¦rica Latina sufren violencia obst¨¦trica. Son maltratadas durante el embarazo y/o el parto, les niegan tratamientos o son sometidas a intervenciones m¨¦dicas contra su voluntad, como la ces¨¢rea. Las legislaciones de algunos pa¨ªses regulan este tipo de violencia contra las mujeres, pero a¨²n as¨ª sigue muy invisibilizada y faltan campa?as de informaci¨®n para prevenirla. Esta semana, una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra Argentina (Corte IDH) supuso un hito hist¨®rico en la lucha de las organizaciones de mujeres contra este tipo de violencia.
La Corte consider¨® responsable al Estado argentino de violar ¡°el derecho a la vida, a la integridad personal y a la salud¡± de Cristina Br¨ªtez Arce, una mujer de 38 a?os que falleci¨® el 1 de junio de 1992 en la maternidad p¨²blica Ram¨®n Sard¨¢ de Buenos Aires. Los jueces consideraron que su embarazo ten¨ªa factores de riesgo que no fueron atendidos de forma adecuada por el sistema de salud argentino.
Br¨ªtez Arce se present¨® en el hospital por fiebre y molestias lumbares relacionadas con su embarazo. Cuando los profesionales de guardia le realizaron una ecografia determinaron que el feto estaba muerto y la internaron para inducirle el parto. Ese mismo d¨ªa, a las seis de la tarde, la embarazada falleci¨® por ¡°paro cardiorrespiratorio no traum¨¢tico¡±.
Se trata de la primera vez que este tribunal establece que la violencia obst¨¦trica es una forma de violencia de g¨¦nero prohibida por la Convenci¨®n interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, mejor conocida como Convenci¨®n Belem Do Par¨¢.
¡°La decisi¨®n de la Corte en el caso Br¨ªtez llama a transformar pr¨¢cticas, reglamentos, decretos, y leyes que facilitan o no previenen la violencia obst¨¦trica, y muchas pol¨ªticas p¨²blicas deben ser impulsadas para materializar estos est¨¢ndares que desarrolla la Corte Interamericana¡±, dice Carmen Cecilia Mart¨ªnez, directora asociada de estrategias legales del Centro de Derechos Reproductivos (CDR) para Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Esta organizaci¨®n conf¨ªa en que el fallo ayude a frenar estas pr¨¢cticas ilegales y permita a otras v¨ªctimas que se haga justicia, como en el caso de la peruana Eulogia Guzm¨¢n y su hijo Sergio, tambi¨¦n admitido por la Corte IDH.
Guzm¨¢n es una mujer quechua que vive en una comunidad campesina del Per¨². Dio a luz a sus primeros hijos en casa conforme a su voluntad y costumbres, pero en 2003, en el d¨ªa del parto de su sexto hijo, el personal m¨¦dico la oblig¨® a trasladarse a un centro de salud amenaz¨¢ndola con imponerle multas, seg¨²n su testimonio. Durante el trabajo de parto, una enfermera le impidi¨® dar a luz en el suelo en cuclillas como hab¨ªa hecho siempre y la oblig¨® a subir a la cama. Durante el forcejeo, su hijo Sergio naci¨® y se golpe¨® contra el piso en la cabeza, lo que le provoc¨® serias complicaciones de salud que arrastr¨® hasta su muerte, a los 12 a?os.
Los casos de violencia obst¨¦trica que llegan a los tribunales son m¨ªnimos y tambi¨¦n son escasos aquellos que cobran relevancia p¨²blica. En Brasil, uno de los m¨¢s sonados fue el de Adelir Lemos de Goes, de 29 a?os. En 2014, De Goes quer¨ªa tener a su tercer hijo por v¨ªa vaginal tras haber sido sometida a dos ces¨¢reas en sus anteriores partos. Cuando se encontraba en pleno trabajo de parto en su casa, en el municipio rural de Torres, fue arrancada de all¨ª por polic¨ªas armados y un funcionario judicial y obligada a subir a una ambulancia que la llev¨® a un hospital. All¨ª fue anestesiada y sometida a una intervenci¨®n quir¨²rgica a la que se opon¨ªa. Los m¨¦dicos la forzaron a dar a luz por ces¨¢rea porque el beb¨¦ ven¨ªa de nalgas, pero los grupos que defienden los derechos de las mujeres denunciaron lo ocurrido como un ataque a la autonom¨ªa de la mujer.
En 2019, Naciones Unidas visibiliz¨® la existencia de la violencia obst¨¦trica en su informe Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapi¨¦ en la atenci¨®n del parto y la violencia obst¨¦trica. En el documento, el organismo internacional se?al¨® que una ces¨¢rea practicada ¡°sin el consentimiento de la mujer, puede constituir violencia por raz¨®n de g¨¦nero contra la mujer, e incluso tortura¡±.
En 2007, Venezuela se convirti¨® en el primer pa¨ªs en tener una ley espec¨ªfica para atender la violencia obst¨¦trica. En 2007 se sum¨® Argentina y despu¨¦s siguieron Panam¨¢, algunos estados mexicanos, Bolivia y El Salvador. A¨²n as¨ª, este tipo de violencia est¨¢ muy lejos de estar erradicada.
Estos son nuestros art¨ªculos recomendados de la semana:
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Y una sugerencia para acabar:
??? Una historia sobre las mujeres en el espacio:
Esta semana, uno de los cap¨ªtulos de Hoy en EL PA?S, nuestro podcast diario que explica las noticias y analiza la actualidad, ten¨ªa una joya guardada. Fue en la conversaci¨®n de este viernes de Ana Fuentes con Javier Salas, compa?ero de MATERIA, la secci¨®n de Ciencia del peri¨®dico, en la que repasaban algunos de los logros espaciales de 2022 y los proyectos que se esperan para este a?o.
En medio de la charla, surgi¨® el tema de las mujeres en el espacio y Javier Salas ha hecho un breve repaso de esta historia interesante que ¨¦l conoc¨ªa bien. Probablemente esto no le sorprender¨¢ a nadie, pero a las astronautas les toc¨® enfrentar muchos prejuicios y barreras. Adem¨¢s, estas pioneras tuvieron que escuchar comentarios poco agradables. Por ejemplo, a la segunda mujer en viajar al espacio, Svetlana Savitskaya, le recibieron con un delantal y le dijeron que la cocina estaba al fondo. A otra astronauta, Sally Ride, sus compa?eros le preguntaron si 100 tampones eran suficientes para seis d¨ªas lejos de la Tierra. Salas hab¨ªa contado esa historia en este art¨ªculo en 2017 que merece la pena leer (o releer, si ya lo hicieron en su momento).
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