Un mundo en el que casi vivimos
Hay un universo paralelo que funciona seg¨²n los ¡®wasaps¡¯ que escribimos y no enviamos, por los correos que se amontonan en la carpeta de borradores, por las llamadas que interrumpimos antes de que descuelguen
Hay un universo paralelo que funciona seg¨²n los wasaps que escribimos y no llegamos a enviar, que funciona de acuerdo a los tuits que escribimos y al final no publicamos; un mundo que se rige por los correos que se amontonan en borradores, por las llamadas que interrumpimos antes de que descuelguen. Es una sociedad alternativa en la que no vivimos nosotros sino lo que nosotros casi somos, una versi¨®n pen¨²ltima de nosotros que est¨¢ a punto de borrar algo y no lo hace, nuestras vidas sin tomar la decisi¨®n final, que es dar un paso atr¨¢s.
Los wasaps que en la vida real no se enviaron, all¨ª s¨ª; los tuits, los correos y las llamadas que no llegaron a ninguna parte, all¨ª s¨ª. Todo funciona de acuerdo a la intenci¨®n que ten¨ªamos cuando lo empezamos, incluido el ¨²ltimo movimiento, que era hac¨¦rselo llegar a alguien. No es un mundo necesariamente de personas m¨¢s valientes ni m¨¢s inconscientes, sino un mundo en el que falt¨® el paso final, que es borrar. A veces hay m¨¢s de nosotros en lo que dejamos de decir que en lo que decimos, estamos m¨¢s de acuerdo con nosotros mismos cuando elegimos callar que cuando elegimos hablar. Tantas consecuencias tiene un mail en la bandeja de borradores que en la de enviados.
Ese universo en que finalmente hacemos lo que ¨ªbamos a hacer es un universo distinto, no mejor ni peor, sino un universo m¨¢s a la ligera y m¨¢s ligero, desprovisto de temores, sin tantas dudas; un universo en el que la gente est¨¢ arrepentida de m¨¢s cosas que hace que arrepentida de las cosas que no hace sabiendo que estos ¨²ltimos tienen la oportunidad de hacerlas en otro momento, quiz¨¢ mejor, con otras palabras, a otras horas, en otro estado. Hay quien escribe en unos pocos d¨ªas 20.000 palabras en correos y sms kilom¨¦tricos que no llegaron a ning¨²n destino, escritas a veces sin saber a¨²n a qui¨¦n se las va a enviar. Textos de amor y otros de rabia, escritos unos borracho y otros sobrio, escritos unos en paz y otros en guerra; el cerebro en erupci¨®n. Todos a diferentes direcciones y n¨²meros (a veces a la misma direcci¨®n mensajes id¨¦nticos pero en diferente tono, otras veces a la misma direcci¨®n mensajes contrarios). Esa es la vida que no vamos a tener, la vida que esbozamos y que finalmente, cuando falta mover un dedo, descartamos, y al descartarla cambiamos el destino nuestro y de los dem¨¢s. En ese universo paralelo las personas reciben los mensajes y el mundo es radicalmente diferente poblado de seres que casi somos nosotros.
Hay un mundo paralelo m¨¢s que habito yo. El que escribe un largo sms a alguien sabiendo, desde la primera palabra, que no lo va enviar; el que abre un correo, pone la direcci¨®n de env¨ªo y escribe un texto con la seguridad de que al acabar lo leer¨¢ y lo borrar¨¢, porque tiene valor para escribir pero no valor para que le lean; valor para hablar consigo mismo, pero no con los dem¨¢s. Es la vida en pr¨¢cticas, su prueba piloto; es poder contemplar lo que podr¨ªa ser pero sin tocarlo. Cada vez que en tu m¨®vil aparece un ¡°escribiendo, escribiendo¡± en la caja de mensajes y nunca llega nada, soy yo desde ese mundo paralelo golpeando las paredes, mirando el mundo desde el exterior y tratando de interferir en ¨¦l sin fuerza de voluntad para conseguirlo. Y ese desaliento que llena la escritura es al mismo tiempo un aliento ¨²nico: el del que camina y no deja huella, por tanto no puede volver atr¨¢s.
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