Incendios en marzo
El suceso de Castell¨®n es un aviso de que el cambio clim¨¢tico ha dejado obsoleta la planificaci¨®n contra el fuego
M¨¢s de 4.700 hect¨¢reas hab¨ªan ardido hasta ayer entre las provincias de Castell¨®n y Teruel en un incendio repentino y fuera de ¨¦poca que sirve como recordatorio de la realidad clim¨¢tica en la que se adentra nuestro pa¨ªs. Tras ocho d¨ªas ardiendo, el per¨ªmetro del fuego se mantiene en 50 kil¨®metros. M¨¢s de 1.600 personas han sido desalojadas de sus casas al paso de las llamas. El incendio se reaviv¨® el lunes por las condiciones meteorol¨®gicas y amenaza el parque natural de alto valor ecol¨®gico de la Sierra de Espad¨¢n. Los equipos de emergencia se est¨¢n enfrentando a zonas de sierra de dif¨ªcil acceso, le?a seca como combustible, viento y sequedad. La lucha contra el fuego est¨¢ a merced de un cambio meteorol¨®gico que, por ahora, no se produce. La Guardia Civil investiga el origen del fuego.
La emergencia entre Castell¨®n y Teruel se produce despu¨¦s del d¨¦cimo invierno m¨¢s caluroso de la historia y el diciembre m¨¢s c¨¢lido desde que hay registros. A esta situaci¨®n se suma un estr¨¦s h¨ªdrico que dura desde hace dos a?os y que ya permite hablar de una sequ¨ªa de larga duraci¨®n. En las regiones sur y mediterr¨¢nea, las temperaturas esta semana se sit¨²an muy por encima de la media. Son marcas de principio del verano. El a?o pasado, el gigantesco incendio de la Sierra de la Culebra, en Zamora, fue un aviso de que hay que repensar toda la estrategia contra el fuego. No solo faltaban efectivos de respuesta en Castilla y Le¨®n, seg¨²n denunciaron los bomberos, sino que no estaban activados al completo porque en teor¨ªa a¨²n no era necesario. Aquella desgracia se produjo en junio. Este a?o estamos en marzo y la temporada de grandes incendios ya ha comenzado. Estas desgracias ya no se pueden seguir calificando de anomal¨ªas. No es mala suerte. Es necesario tomar conciencia de que la nueva normalidad en Espa?a es que no hay temporada de incendios. Es todo el a?o.
Alertar de la emergencia clim¨¢tica que amenaza a nuestro pa¨ªs es tan reiterativo como necesario. El Mediterr¨¢neo es una de las trincheras m¨¢s expuestas del mundo ante un escenario que ya es inevitable en su mayor parte, como documenta de manera contundente y con melanc¨®lica periodicidad el panel de expertos de la ONU contra el cambio clim¨¢tico. Desarrollar una estrategia de adaptaci¨®n nueva no es opcional si queremos asegurar la habitabilidad humana de muchas zonas del planeta, algunas de ellas en Espa?a. En materia de incendios, las distintas administraciones, especialmente las auton¨®micas, deben actualizar protocolos que permitan la gesti¨®n de los bosques durante todo el a?o, ampliar los medios antiincendios m¨¢s all¨¢ de los meses de verano y deshacerse de fronteras, administrativas o ideol¨®gicas, que el fuego no respeta. El debate pol¨ªtico cortoplacista no tiene sentido. Las condiciones clim¨¢ticas que imponen esta realidad solo pueden ir a peor.
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