Hacia la reelecci¨®n de Miguel D¨ªaz-Canel
Las recientes elecciones legislativas abren el camino a la reelecci¨®n del presidente cubano, pero lo hacen con varios s¨ªntomas de p¨¦rdida de popularidad
Muy pronto, el presidente cubano Miguel D¨ªaz-Canel cumplir¨¢ cinco a?os en el poder. Un poder subestimado por m¨²ltiples corrientes de opini¨®n, favorables o adversas al Gobierno de la isla. Seg¨²n muchos, D¨ªaz-Canel ser¨ªa un gobernante t¨ªtere de la generaci¨®n hist¨®rica o del n¨²cleo duro de la ¨¦lite militar y pol¨ªtica cubana. ?l mismo ha reiterado que su mandato est¨¢ regido por la continuidad.
Las recientes elecciones legislativas abren el camino a la reelecci¨®n de D¨ªaz-Canel, pero lo hacen con varios s¨ªntomas de p¨¦rdida de popularidad. Con respecto a las de 2018, la abstenci¨®n creci¨® de 14% a 24% y el voto dividido o selectivo, es decir, no por todos los candidatos oficiales, pas¨® de 19% a casi 28%. Si a esto se suma el ascenso m¨¢s leve de votos en blanco o anulados, es f¨¢cil concluir que, aunque la Asamblea Nacional conserve su monolitismo, la ciudadan¨ªa ha mostrado descontento.
D¨ªaz-Canel comenz¨® a gobernar poco despu¨¦s del viaje de Barack Obama a la isla y la muerte de Fidel Castro, en 2016. La l¨ªnea pol¨ªtica que sigui¨® su mandato fue trazada en el s¨¦ptimo congreso del Partido Comunista, en abril de ese a?o, que puso frenos a la reforma econ¨®mica impulsada por Ra¨²l Castro en los a?os previos, que hab¨ªa facilitado el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
D¨ªaz-Canel lleg¨® al poder en medio de un giro contrarreformista que alternaba la contenci¨®n del sector no estatal de la econom¨ªa, el incremento del control de la sociedad civil, el relanzamiento el eje bolivariano en Am¨¦rica Latina y el ataque de los medios oficiales al ¡°centrismo¡±, es decir, el reformismo cubano del periodo del deshielo obamista. Aquel giro, basado en un diagn¨®stico oficial sobre la capacidad ¡°subversiva¡± de la normalizaci¨®n diplom¨¢tica con Estados Unidos, fue el legado inmediato que recibi¨®, de Fidel Castro, el nuevo mandatario.
La l¨ªnea contrarreformista muy pronto tendr¨ªa oportunidad de manifestarse en la redacci¨®n final de la Constituci¨®n de 2019, que dej¨® fuera del texto muchas demandas de cambio pol¨ªtico planteadas en las consultas ciudadanas, como la de la elecci¨®n directa del presidente de la rep¨²blica. El propio D¨ªaz-Canel, electo de manera indirecta, acab¨® impulsando una Constituci¨®n alejada de varias expectativas transformadoras de la mayor¨ªa ciudadana.
Desde antes de la aprobaci¨®n del texto constitucional, el Gobierno promovi¨® una serie de decretos, como el 349, el 371 y la Ley de S¨ªmbolos Nacionales, que intentaron limitar la libertad de expresi¨®n en espacios p¨²blicos, medios de comunicaci¨®n alternativos y redes sociales. La ofensiva de control gener¨® conflictos entre el Ministerio de Cultura y la generaci¨®n m¨¢s joven de artistas cubanos, como pudo constatarse en el acoso del Movimiento San Isidro y la protesta del 27 de noviembre de 2020 en el Vedado.
Las restricciones a viajes y remesas adoptadas por la nueva Administraci¨®n de Donald Trump, sumadas a errores en la pol¨ªtica econ¨®mica cubana, como la unificaci¨®n monetaria y cambiaria de principios de 2021, en plena expansi¨®n de la pandemia del coronavirus, generaron una tormenta perfecta en la sociedad de la isla. La escasez, desabastecimiento y alzas en los precios de productos b¨¢sicos, falta de combustible y cortes de electricidad se sumaron a un malestar creciente y generalizado que provoc¨® que decenas de miles cubanos salieran a protestar en las calles los d¨ªas 11 y 12 de julio de 2021.
La reacci¨®n inmediata de D¨ªaz-Canel fue declarar que ¡°la orden de combate estaba dada¡±, llamando a los ¡°revolucionarios¡± a enfrentar a los ¡°contrarrevolucionarios¡± en las plazas de los pueblos. El estallido social fue oficialmente interpretado como un acto de sedici¨®n incorporado a un intento de golpe de Estado promovido por el gobierno estadounidense y los medios y redes sociales de la di¨¢spora de Miami y la oposici¨®n de la isla. Miles de personas fueron arrestadas en los meses siguientes al 11 de julio y m¨¢s de mil han sido condenadas a penas que oscilan entre 5 y 30 a?os de privaci¨®n de libertad.
En medio de los procesos contra los manifestantes, el Estado cubano dio a conocer un nuevo C¨®digo Penal, que aument¨® a 24 los delitos por los que un ciudadano puede ser condenado a pena de muerte, e increment¨® a diez a?os las penalizaciones por ¡°intento de cambiar el orden constitucional¡± y por ¡°financiamiento externo¡±, cargos que medi¨¢ticamente se imputan a opositores y activistas, sin que necesariamente se les de curso judicial.
A diferencia del C¨®digo Penal, un nuevo C¨®digo de las Familias, que flexibiliza derechos de las parejas del mismo sexo y profundiza el enfoque de g¨¦nero, fue sometido a refer¨¦ndum a fines de 2022, obteniendo el apoyo de m¨¢s del 66% de los consultados. Los dos c¨®digos, el penal y el familiar, retratan de cuerpo entero el primer quinquenio de gobierno de D¨ªaz-Canel: represi¨®n y control de la sociedad civil, avances limitados en derechos civiles y retroceso en libertades econ¨®micas y pol¨ªticas.
En los ¨²ltimos meses, el mundo ha visto escandalizado c¨®mo cientos de opositores y activistas nicarag¨¹enses son excarcelados y deportados. Ese tipo de canje, de prisi¨®n por destierro, se practica en Cuba desde hace d¨¦cadas. Detenidos o procesados, como muchos de los que salieron a marchar pac¨ªficamente en el verano de 2021, han debido abandonar la isla, como parte del mayor ¨¦xodo masivo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Tan s¨®lo el a?o pasado, unos 270 mil cubanos habr¨ªan emigrado a Estados Unidos.
Si Cuba fuera una democracia, como sostiene la prensa oficial habanera, estos cinco a?os ser¨ªan el tema central de debate en los medios estatales de la isla. En unos meses, el presidente deber¨¢ ser reelegido, por cinco a?os m¨¢s, en la m¨¢xima jefatura del Estado cubano y, luego, en la del partido comunista ¨²nico. Que esa reelecci¨®n se d¨¦ por descontada, tras un primer quinquenio tan represivo y continuista, no podr¨ªa ser mejor indicio de la falta de democracia en la naci¨®n caribe?a.
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