T¨²nez: una dictadura sin disfraz
La exacerbaci¨®n autoritaria del presidente Kais Said extingue la menor esperanza democr¨¢tica en el pa¨ªs
T¨²nez fue la ¨²ltima esperanza de las fracasadas revueltas democr¨¢ticas ¨¢rabes de 2011, pero hace ya tiempo que ha ingresado de lleno en el territorio de las dictaduras que encarcelan y someten a juicios ama?ados a quienes se oponen a ellas, proh¨ªben los partidos molestos, cercenan las libertades p¨²blicas y convierten las instituciones en el teatro de unos t¨ªteres movidos por la mano del dictador Kais Said. La detenci¨®n la pasada semana de Rachid Ganuchi, de 81 a?os, fundador y l¨ªder del mayoritario partido islamista Ennadha (Renacimiento) y expresidente del Parlamento, es la respuesta de Said a la profunda crisis pol¨ªtica y econ¨®mica en la que est¨¢n sumidos el pa¨ªs y su propia autoridad, tras el enorme fracaso que han significado las elecciones generales de febrero, las primeras celebradas bajo la nueva Constituci¨®n: solo acudi¨® el 10% de los votantes censados.
Esta detenci¨®n es la m¨¢s destacada de la oleada represiva lanzada contra periodistas, jueces, personalidades pol¨ªticas y empresarios de todos los colores ideol¨®gicos. En el caso del dirigente islamista, se le imputa el delito de incitar a la violencia por unas declaraciones en las que precisamente advierte a Said sobre la exclusi¨®n de la izquierda, el islam pol¨ªtico y cualquier forma de oposici¨®n, hasta el punto de convertir el pa¨ªs ¡°en un proyecto de guerra civil¡±. En la experiencia de la ahora ya enterrada transici¨®n democr¨¢tica tunecina, destaca la peripecia del islamismo pol¨ªtico de Ennadha como partido de gobierno, comprometido con las instituciones democr¨¢ticas y la Constituci¨®n, y entre todas las formaciones islamistas de la regi¨®n, la m¨¢s cercana al modelo que representan los partidos democratacristianos europeos. Ganuchi, al igual que la poderosa central sindical UGTT (Uni¨®n General de Trabajadores Tunecinos), llegaron a apoyar a Said en su elecci¨®n como presidente.
El oscuro profesor de Derecho, sin partido y de ideas antipol¨ªticas, que era Said sac¨® provecho de las dificultades econ¨®micas y de las divisiones del pa¨ªs para alcanzar el poder en 2019, perpetrar luego un golpe constitucional al destituir al primer ministro, disolver el Gobierno y el Parlamento, someter el poder judicial a su control, reformar a su gusto la Constituci¨®n, y gobernar desde entonces por decreto y sin control parlamentario, hasta culminar su desastrosa deriva autoritaria con la elecci¨®n este pasado febrero de un nuevo Parlamento sin legitimidad alguna: el 90% del electorado sigui¨® el boicot auspiciado por la oposici¨®n y no acudi¨® a las urnas. No son los pol¨ªticos los ¨²nicos chivos expiatorios elegidos por el dictador para desviar la atenci¨®n sobre su ca¨®tica presidencia. Tambi¨¦n ha utilizado el mito supremacista de la ¡°gran sustituci¨®n¡± demogr¨¢fica de la raza blanca por inmigrantes de color para denunciar una conspiraci¨®n internacional destinada a diluir la identidad isl¨¢mica y ¨¢rabe de T¨²nez hasta convertirlo en un pa¨ªs africano. Sus declaraciones racistas han suscitado una oleada de discriminaciones, despidos, desalojos, detenciones arbitrarias e incidentes violentos contra ciudadanos subsaharianos de paso o instalados en el pa¨ªs, han suscitado la condena de la Uni¨®n Africana y de numerosas instituciones y organismos de derechos humanos y el aplauso de ?ric Zemmour, el ap¨®stol franc¨¦s de la teor¨ªa conspirativa y candidato presidencial de la ultraderecha racista y antimusulmana.
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