?Por qu¨¦ tantos j¨®venes se sienten atra¨ªdos por la extrema derecha?
Somos los mayores quienes estamos traicionando sus ideales libertadores con una pol¨ªtica y una democracia cada vez m¨¢s empa?adas con intereses personales y mezquinos
Los j¨®venes aparecen en los sondeos mundiales cada vez m¨¢s inclinados a la extrema derecha y usando los s¨ªmbolos y banderas del fascismo, e incluso del nazismo. Se trata de algo nuevo y poco estudiado que preocupa a las fuerzas democr¨¢ticas.
Hay quien se pregunta con cierto asombro por qu¨¦ esos j¨®venes, que por principio se les supondr¨ªa idealistas y seguidores de los valores de la libertad, acaban atrapados por las fuerzas extremistas y violentas.
Quiz¨¢ haya que recordar que, como ense?a la psicolog¨ªa tradicional, los j¨®venes atraviesan la edad m¨¢s turbulenta de su vida. La m¨¢s enigm¨¢tica para ellos que a¨²n no se sienten adultos pero tampoco ni?os. Y al mismo tiempo se sienten atra¨ªdos por la violencia. Quiz¨¢ por ser tambi¨¦n la edad de la rebeld¨ªa.
Quienes ya hemos vivido mucho sabemos que en el pasado la izquierda lleg¨® a ofrecer a los j¨®venes ideales entrelazados con una violencia enderezada a liberarles. Era una violencia contra los malos que entonces eran los burgueses, los explotadores, los que les manten¨ªan en la pobreza. Basta recordar lo que la figura del Che Guevara fue en Cuba y despu¨¦s mundialmente como s¨ªmbolo de resistencia e idealismo para los j¨®venes. Era la lucha del bien contra el mal. Hoy aquel ¨ªdolo est¨¢ quebrado como tantos otros creados por la extrema izquierda.
Palabras como revoluci¨®n, izquierdas, lucha contra el capitalismo y el fascismo eran m¨¢gicas para los j¨®venes en busca de ideales. Les permit¨ªa expresar sus instintos de violencia en la b¨²squeda de sue?os mejores.
Cuando hablamos de j¨®venes no podemos olvidar que ayer y hoy, todos ellos se sienten atra¨ªdos por la violencia, del signo que sea. Son las banderas de la rebeld¨ªa, de cualquier color pol¨ªtico.
Hay familias que se extra?an de que sus hijos, al crecer y a veces a¨²n ni?os, se sienten fascinados por los juegos y pel¨ªculas de violencia, sangrientas. La psicolog¨ªa ha siempre estudiado dicho fen¨®meno desde un punto de vista fisiol¨®gico. Es el momento en el que tu hijo o hija a¨²n no son adultos pero tampoco se sienten ya ni?os. Se notan solo inc¨®modos. Por ello tienden a estar juntos, en grupos, en bandas, con sus s¨ªmbolos del color que sea. Tienden hasta a vestirse todos igual por miedo a quedarse arrinconados. Es el fen¨®meno de la manada que protege.
Todo ello es conocido. Es un cl¨¢sico. Por ello mismo no deber¨ªa extra?ar que los j¨®venes de hoy en un momento hist¨®rico de cambio radical, de inteligencia artificial que asusta hasta a los adultos, se sientan m¨¢s desarmados y desamparados que nunca.
Siempre en busca de lo nuevo y de lo ideal, los j¨®venes por culpa nuestra, no de ellos, ya no se sienten atra¨ªdos por lo que llam¨¢bamos ideales de la izquierda resumidos en la consigna de la Revoluci¨®n francesa de igualdad, libertad y fraternidad.
Nadie podr¨¢ negar que para un joven de hoy la actual pol¨ªtica es vista m¨¢s como un negocio que como un ideal de vida. En la democracia, que un d¨ªa fue s¨ªmbolo de libertad contra los despotismos y las esclavitudes, hoy los j¨®venes descubren corrupci¨®n y mezquinos intereses personales.
Se entra en pol¨ªtica para enriquecerse aunque sea a costa de traicionar el coraz¨®n mismo de la democracia y sus valores. Y ello hoy abraza tambi¨¦n a la izquierda y no solo a la derecha. ?D¨®nde est¨¢n hoy los ¨ªdolos de la pol¨ªtica capaces de hacer vibrar el coraz¨®n de los j¨®venes y sus ideales? Lo que escuchan hasta de sus padres es que ¡°todos son iguales de ladrones¡±, que todos acaban atrapados por los intereses rastreros lejanos ya de los ideales pasados.
?Pero por qu¨¦ los j¨®venes de hoy que ya no solo no se entusiasman con los ideales de las izquierdas, acaban admirando a las nuevas derechas violentas? ?Por qu¨¦ despu¨¦s de los idealismos de la libertad y de la lucha contra las esclavitudes, los j¨®venes de hoy desentierran los mitos de dios, patria y familia, s¨ªmbolos del m¨¢s rancio conservadurismo?
?Por qu¨¦ los j¨®venes que un d¨ªa luchaban por los ideales del pacifismo, que gritaban: ¡°Haz el amor y no la guerra¡±, hoy se alistan en las filas negras de la pol¨ªtica violenta de una extrema derecha que se refocila en remover los instintos m¨¢s animalescos?
La respuesta a estas preguntas inquietantes no es f¨¢cil, pero urge analizarlas porque puede acabar infestando a quienes ser¨¢n los l¨ªderes del futuro. Algo debe existir en los esl¨®ganes violentos de la extrema derecha si son capaces de atraer cada vez m¨¢s a las nuevas generaciones, a pesar de que lo ¨²nico que saben ofrecerles en pol¨ªtica es la incitaci¨®n a la violencia y al amor por las armas y la muerte.
No acaso, aqu¨ª en Brasil, el ultraderechista, Bolsonaro lanz¨® enseguida el ideal del armamentismo, la pasi¨®n por las armas de fuego, permitiendo que hasta los menores puedan frecuentar los clubes de tiro. En su campa?a electoral lleg¨® a ense?ar a una ni?a de cinco a?os, tomada en sus brazos, a imitar con sus dedos inocentes a disparar una pistola.
No, no son los j¨®venes los que est¨¢n traicionando los ideales que un d¨ªa les permit¨ªa en la pol¨ªtica so?ar y ejercer sus instintos naturales de lucha. Somos los mayores quienes estamos traicionando sus ideales libertadores con una pol¨ªtica y una democracia cada vez m¨¢s empa?adas con intereses personales y mezquinos.
Los j¨®venes siempre correr¨¢n en busca de ideales en los que poder desplegar el fuego que les urge en sus venas. Si la izquierda, s¨ªmbolo una vez de esperanzas libertadoras, les brindaba un d¨ªa a los j¨®venes refugio y sosiego, hoy, triste paradoja, parece ser la extrema derecha quien les brinda el espejismo donde descargar las exigencias de lucha y desasosiego naturales de su edad.
A quienes a¨²n apostamos por los valores de la democracia y de la libertad no deber¨ªan bastarnos nuestra repulsa por el resurgir de las banderas del extremismo de derechas. Necesitamos rescatar para nuestros j¨®venes, el resurgir de nuevos ideales libertadores, adaptados a los nuevos tiempos de cambio en los que todos y no solo los j¨®venes, nos vemos atrapados y desconcertados.
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