Grecia, centro geopol¨ªtico de Eurasia
Atenas no puede escapar de ser un lugar estrat¨¦gico: choca con Turqu¨ªa en el Mediterr¨¢neo oriental, influye en los Balcanes occidentales, es distante con Rusia y ambigua con China, y se acerca a Washington
Hay lugares donde el esp¨ªritu no puede escapar de la geograf¨ªa. Grecia es un ejemplo dram¨¢tico: aunque Atenas, desde su independencia, siempre ha apostado por mirar a Europa, geogr¨¢ficamente ha estado condenada a lidiar con los problemas del Mediterr¨¢neo oriental, punto de uni¨®n de tres continentes. En el siglo XXI, sin embargo, el tablero se ha ampliado. Grecia ya no solo est¨¢ influida por Europa y su vecindario: se ha convertido en uno de los n¨²cleos centrales de Eurasia. Nuevos y viejos poderes est¨¢n extendiendo su poder en direcci¨®n a Atenas.
Turqu¨ªa es el caso m¨¢s obvio. Si en un lugar de Europa se han seguido con atenci¨®n las ¨²ltimas elecciones turcas ha sido en los despachos diplom¨¢ticos de Atenas. En los ¨²ltimos a?os, Ankara se ha mostrado contundente en su b¨²squeda de la hegemon¨ªa de los mares del Egeo y el Mediterr¨¢neo oriental. Grecia est¨¢ respondiendo y cogiendo perfil geopol¨ªtico: es el pa¨ªs de la OTAN y la UE que m¨¢s porcentaje de su PIB gasta en defensa. Hay un consenso en pol¨ªtica exterior y defensa entre la izquierda de Syriza y la derecha de Nueva Democracia: en las elecciones griegas de este domingo, no habr¨¢ grandes cambios en el rumbo geopol¨ªtico de Atenas. Griegos y turcos est¨¢n chocando en sus mares colindantes, repletos de reservas claves de gas natural. Aunque ambos son miembros de la OTAN, mantienen tensiones tanto por conflictos antiguos, como la divisi¨®n irresoluta de Chipre, como por tendencias nuevas, como los amagos neo-otomanistas de Recep Tayyip Erdogan. La oposici¨®n turca, ofreciendo flores a la tumba de Atat¨¹rk, es vista en Atenas como la versi¨®n soft de una misma amenaza geopol¨ªtica.
El conflicto entre Grecia y Turqu¨ªa no se acaba en s¨ª mismo, sino que implica a m¨²ltiples territorios del antiguo Imperio otomano en Oriente Pr¨®ximo y el Norte de ?frica. Grecia est¨¢ formando un tri¨¢ngulo de colaboraci¨®n Atenas-El Cairo-Jerusal¨¦n que, junto a Chipre, constituye un bloque opuesto al eje Turqu¨ªa-Libia en el Mediterr¨¢neo oriental. Tambi¨¦n ha promovido el Eastern Mediterranean Gas Forum, una organizaci¨®n formada por Grecia, Chipre, Egipto, Israel, Palestina, Jordania, Francia e Italia, y que, significativamente, excluye a Ankara.
Si la zona de influencia cl¨¢sica de Atenas ha sido el Mediterr¨¢neo, nuevas oportunidades se le han abierto recientemente por tierra y hacia el norte, en direcci¨®n a los Balcanes occidentales. Durante el Gobierno del denostado izquierdista Alexis Tsipras, Grecia consigui¨® solucionar con Macedonia del Norte un conflicto por el nombre del pa¨ªs que se hab¨ªa cronificado durante d¨¦cadas. Eso permiti¨® que los Balcanes occidentales pudieran avanzar en su entrada a la Uni¨®n Europea y la OTAN. Tambi¨¦n ha abierto la oportunidad a Atenas de ser un poder clave en la regi¨®n: el PIB de Grecia es casi tres veces mayor que el de todos los Balcanes occidentales juntos.
Quien vio con suspicacia esta estabilizaci¨®n entre Grecia y los Balcanes es un actor con el que Atenas siempre ha tenido una relaci¨®n ambigua: Rusia. A pesar de las afinidades ortodoxas entre Atenas y Mosc¨², estas nunca se han traducido en una alianza pol¨ªtica. La Rusia zarista, la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la Rusia de Vlad¨ªmir Putin han intentado que Grecia virase en su direcci¨®n, siempre sin ¨¦xito. Aunque durante la crisis de la deuda griega, Tsipras y sus socios de la derecha nacionalista griega ANEL hicieron amagos de acercamiento a Putin, Atenas rompi¨® dr¨¢sticamente sus lazos con Mosc¨² y expuls¨® a diplom¨¢ticos rusos en 2018, cuando estos intentaron boicotear las negociaciones entre Grecia y Macedonia del Norte, con el objetivo de alejar a la OTAN y la UE de los Balcanes occidentales.
Esta tensi¨®n Atenas-Mosc¨² contrastaba con el efusivo apret¨®n de manos que se dieron en 2017 Tsipras y Donald Trump. El antiguo icono de la izquierda internacional y el nuevo de la derecha sonre¨ªan juntos ante las c¨¢maras. Las razones eran puramente geopol¨ªticas. Grecia necesita el apoyo de Estados Unidos contra Turqu¨ªa. Washington ve en Atenas un pa¨ªs que ha apostado seriamente por la militarizaci¨®n y mediante el que puede recuperar poder en el Mediterr¨¢neo oriental y hacer de contrapeso a Ankara. Los americanos tambi¨¦n tienen un objetivo a largo plazo: contrarrestar a China. En Grecia, la visi¨®n que la poblaci¨®n tiene de Pek¨ªn es mucho m¨¢s positiva que la de la mayor¨ªa de europeos, seg¨²n el Pew Research Center. Los gobiernos de izquierdas y de derechas en Atenas nunca han querido jugar la carta de la confrontaci¨®n contra China. Se han movido en la ambig¨¹edad t¨¢ctica: Grecia bloque¨® en 2017 un comunicado cr¨ªtico de la UE contra Pek¨ªn, pero en 2020 vet¨® de facto el 5G de Huawei. La china Cosco es la propietaria del puerto del Pireo, el mayor de Grecia. Hay una nueva diplomacia de los puertos: los rusos controlan el de Sal¨®nica y para los americanos es clave el de Alejandr¨®polis, que se ha convertido en una ruta clave para armar a los ucranios y proveer a Europa oriental con gas natural licuado. En este mar cambiante de influencias, amenazas e intereses, es donde Grecia navega como uno de los puntos neur¨¢lgicos de la nueva Eurasia.
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