Racismo rico, racismo pobre
Ojal¨¢ que un d¨ªa a un futbolista le nieguen el acceso a un alquiler o a un trabajo, que lo condenen a vivir en esos barrios en los que nadie quiere vivir
Puestos a escoger a alguien para recibir insultos racistas, mejor que sea un futbolista. Pero no uno cualquiera, tiene que ser rico y famoso o la cosa no da para generar una gran consternaci¨®n medi¨¢tica, encendidos debates sobre si un pa¨ªs entero es o no racista y detenciones ejemplarizantes.
No es lo mismo insultar a un futbolista rico que apalear a unos cuantos negros pobres y desesperados en la frontera, esto no es nada discriminatorio como no lo es que se explote y viole a las temporeras de la fresa. Esas moras muertas de hambre no van a provocar nunca la misma ola de solidaridad que un chico que dedica su joven fuerza de trabajo a algo tan ¨²til para la humanidad como perseguir una pelotita por el campo. Para recoger fruta doblegada todo el d¨ªa por un sueldo de miseria no necesitas talento, solo tener que dar de comer a tus hijos. Tampoco son buenas v¨ªctimas de racismo los trabajadores que se levantan de madrugada. ?C¨®mo va a ser sujeto pol¨ªtico la mano de obra barata? Por no hablar del asunto con el que les doy la vara cada dos por tres: el sesgo racista que pone en suspenso el feminismo cuando las que sufren el machismo son cuatro negras o cuatro moras.
Por eso es un esc¨¢ndalo que se le griten cosas feas a Vinicius, pero no que haya mujeres encerradas en prost¨ªbulos para ser violadas todos los d¨ªas, todas las horas, con permiso del Estado y el benepl¨¢cito de progres que dicen que eso es trabajo. A nadie llama la atenci¨®n tampoco que las hijas de inmigrantes musulmanes no puedan disfrutar de los avances en igualdad porque se deben primero a su tribu. Ese racismo no molesta, qu¨¦ va a molestar que cuatro ni?as se tengan que tapar desde peque?as o que sean obligadas a casarse.
Ojal¨¢ que un d¨ªa a un futbolista le nieguen el acceso a un alquiler o a un trabajo, que lo condenen a vivir en esos barrios en los que nadie quiere vivir porque, ya saben, a ¡°ellos les gusta juntarse con los suyos¡±. Ojal¨¢ que los hijos de los futbolistas sean segregados a escuelas donde todos son inmigrantes o tengan, como por casualidad, mayores tasas de fracaso en los estudios. As¨ª nos escandalizar¨ªamos por lo que es el racismo real y cotidiano que afecta a los pobres, que por no tener no tienen ni la empat¨ªa de la muy concienciada y repentinamente antirracista opini¨®n p¨²blica.
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