Comunidad Valenciana: un vuelco con vistas a La Moncloa
El PP vuelve a la Generalitat con la bandera de bajar impuestos sin siquiera haber admitido los hechos por los que perdi¨® el poder, y tendr¨¢ que beber el amargo c¨¢liz de pactar con Vox
La portentosa movilizaci¨®n de la derecha ha dado un vuelco en las urnas a la Comunidad Valenciana. Se han cumplido los peores pron¨®sticos para la izquierda, que condicionaban un tercer gobierno del Bot¨¤nic a que Unidas Podemos superase la barrera electoral del 5%. Sin esta formaci¨®n y con Comprom¨ªs en recesi¨®n, al PSOE no le sirve de nada incrementar sus diputados. El PP, si bien necesitar¨¢ la concurrencia de Vox, podr¨¢ volver al Palau de la Generalitat ocho a?os despu¨¦s de que las urnas lo apearan del Consell agusanado por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n con 149 condenados y a¨²n inmerso en varias causas judiciales. El naufragio de Ciudadanos y la reabsorci¨®n de la mayor¨ªa de sus votos es la clave de la recuperaci¨®n de la hegemon¨ªa. La Comunidad Valenciana era plaza clave que el PP deb¨ªa conquistar para poder alcanzar el Gobierno de Espa?a el pr¨®ximo invierno, y el veredicto de las urnas acaba de tender un puente a Alberto N¨²?ez Feij¨®o hacia La Moncloa.
De mucho han servido tambi¨¦n al PP la madrile?izaci¨®n de la campa?a (con Bildu como munici¨®n) y el planteamiento de unas elecciones auton¨®micas como un plebiscito nacional, a lo que se suma el desgaste del tripartito (PSOE, Comprom¨ªs, Unidas Podemos) tras dos legislaturas, los efectos de la inflaci¨®n y el rechazo al decreto del Gobierno de reducci¨®n del trasvase Tajo-Segura. Y por el contrario, de nada han servido en las urnas a la izquierda los considerables logros de su gesti¨®n, como el aumento del empleo en 430.000 personas respecto a los a?os de mayor¨ªa absoluta del PP, ni los positivos datos econ¨®micos alcanzados durante las dos legislaturas, pese a la infrafinanciaci¨®n y las adversidades sanitarias y b¨¦licas. Ni siquiera la atracci¨®n de inversiones, como el acuerdo con Volkswagen para instalar en Sagunto su gigafactor¨ªa de bater¨ªas de coches el¨¦ctricos o los esfuerzos para que Ford radique en su f¨¢brica de Almussafes sus nuevos modelos electrificados.
Sin Unidas Podemos, socialistas y Comprom¨ªs pasar¨¢n a la oposici¨®n y, sobre todo, quedar¨¢n a la intemperie de los habituales ajustes de cuentas internos (y sus feroces aperturas en canal) que siempre suscita la p¨¦rdida del poder. En la agenda de prioridades del PSOE valenciano los resultados imponen el inicio de un proceso hacia un nuevo liderazgo, algo que no ser¨¢ posible sin abrir la tradicional caja de los truenos que hasta ahora manten¨ªa lacrada el poder. Ximo Puig, como le ocurri¨® a Joan Lerma en 1995, pierde la presidencia sin una mala gesti¨®n a su espalda. Tambi¨¦n Comprom¨ªs, sin que Joan Baldov¨ª logre igualar el empuje de M¨®nica Oltra, puede quedar expuesto a posibles turbulencias por parte de los sectores descontentos y sus previsibles pulsos org¨¢nicos alternativos. Para Unides Podem se abre un horizonte con m¨¢s incertidumbres que salidas.
Brusco cambio de rumbo
El resultado supone un brusco cambio de rumbo en la Comunidad Valenciana. En las pol¨ªticas que la han guiado en los ¨²ltimos ocho a?os, con su apuesta de moralizaci¨®n de la vida p¨²blica, tras la sucesi¨®n de casos que, entre otros, mantienen a tres expresidentes de la Generalitat del PP (Eduardo Zaplana, Jos¨¦ Luis Olivas y Francisco Camps) en los tribunales, el rescate de servicios p¨²blicos y la priorizaci¨®n social de las iniciativas. El PP vuelve al Palau de la calle de Cavallers sin ni siquiera haber admitido los hechos por los que perdi¨® el poder y le imputa la Fiscal¨ªa, aunque para ello tendr¨¢ que beber el amargo c¨¢liz de pactar con un partido (Vox) cuyo l¨ªder ha sido condenado por violencia dom¨¦stica. El regreso del PP, al que habr¨¢ que a?adir los inflexibles imperativos de Vox para la investidura, m¨¢s all¨¢ de la ruptura pol¨ªtica, supone tambi¨¦n una fractura en la cultura social que ha guiado hasta ahora a la Generalitat.
El PP tiene el foco puesto en una reducci¨®n de impuestos por valor de 2.000 millones que, en una comunidad sometida a los rigores de la infrafinanciaci¨®n, necesariamente comportar¨¢ ajustes en los servicios p¨²blicos, las prestaciones sociales que impuls¨® el Gobierno del Bot¨¤nic y las medidas a?adidas contra los efectos de la pandemia y la inflaci¨®n derivados de la guerra de Ucrania. Los resultados ponen a la Comunidad Valenciana en disposici¨®n de convertirse en el ariete del PP para embestir las puertas de La Moncloa. Como ocurriera con Zaplana, entre 1995 y 1996, y con Camps, entre 2004 y 2011, frente a un Gobierno central socialista, el PP valenciano podr¨¢ recurrir a un escorzo inusualmente autonomista y reivindicativo frente a Madrid, poniendo la Generalitat Valenciana al rojo vivo en aras de la estrategia electoral de Alberto N¨²?ez Feij¨®o.
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