La ca¨ªda de Nicola Sturgeon
La detenci¨®n de la l¨ªder del SNP agudiza la debilidad del independentismo escoc¨¦s
Nicola Sturgeon tuvo que responder durante siete horas, en condici¨®n de acusada y bajo arresto, a las preguntas del equipo policial que investiga las finanzas del Partido Nacional Escoc¨¦s (SNP). Cuando hace apenas cuatro meses la entonces l¨ªder de la formaci¨®n independentista, y ministra principal de la regi¨®n aut¨®noma, anunci¨® por sorpresa su dimisi¨®n, atribuy¨® aquella decisi¨®n al cansancio vital que impon¨ªa la intensidad de la pol¨ªtica moderna, con la presi¨®n de las redes sociales y ciclos informativos que no cesan las 24 horas del d¨ªa. Fueron muchos los que sospecharon que hab¨ªa razones m¨¢s prosaicas para explicar el abandono repentino de la primera l¨ªnea de una mujer que hab¨ªa dominado, con ¨¦xito y popularidad, el debate p¨²blico escoc¨¦s durante los ¨²ltimos a?os.
A medida que se van conociendo detalles de la investigaci¨®n policial sobre su partido se entienden mejor las prisas de Sturgeon por intentar llevar a cabo una salida honrosa. D¨ªas despu¨¦s de su dimisi¨®n, los escoceses presenciaron la detenci¨®n e interrogatorio del esposo de la exministra principal, y hasta poco antes director ejecutivo del SNP, Peter Murrell. Inmediatamente se proced¨ªa a detener al extesorero de la formaci¨®n, Colin Beattie. La polic¨ªa sigue el rastro de m¨¢s de 700.000 euros procedentes de afiliados y simpatizantes que apoyaron de modo entusiasta la idea de impulsar un segundo refer¨¦ndum de independencia a partir de 2017, despu¨¦s del fiasco y la sensaci¨®n de traici¨®n que provoc¨® en muchos escoceses la victoria en el resto del Reino Unido de un Brexit que ellos hab¨ªan rechazado mayoritariamente. Todo ese dinero acab¨® diluido en las cuentas del partido, sin explicaciones aparentes.
A pesar de que el SNP prometi¨® en su momento, despu¨¦s de perder claramente la consulta independentista de 2014, que pasar¨ªa una generaci¨®n antes de preguntar de nuevo a los escoceses, Sturgeon se subi¨® a la ola del creciente descontento de sus conciudadanos, agravada m¨¢s tarde por la nefasta gesti¨®n de Londres de la pandemia y por la mala imagen de Boris Johnson. Sturgeon aprovech¨® electoralmente el descontento para reforzar a su partido y su propia autoridad pol¨ªtica, pero fue incapaz de acordar con el Gobierno central brit¨¢nico, que se neg¨® en redondo, la celebraci¨®n de una nueva consulta. Luego redobl¨® la apuesta y se?al¨® las pr¨®ximas elecciones generales en el Reino Unido, previstas para finales del a?o que viene, como un refer¨¦ndum de facto que servir¨ªa para dejar clara la voluntad de los escoceses. Las encuestas y el debate interno de su partido revelaron que eran muy pocos los dispuestos a seguir a la ministra principal en una dudosa y muy conflictiva aventura.
Su sucesor al frente del SNP y del Gobierno de Escocia, Humza Yousaf, respaldado en las primarias por el aparato del partido que controlaba Sturgeon, ha sido incapaz en estos meses de tomar distancia y de remontar la situaci¨®n. La debilidad de la formaci¨®n que ha controlado en la ¨²ltima d¨¦cada la pol¨ªtica de la regi¨®n aut¨®noma ampl¨ªa las posibilidades de una presumible victoria en todo el Reino Unido del Partido Laborista, al facilitar que la formaci¨®n de izquierdas recupere la fuerza que tuvo hist¨®ricamente en Escocia.
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