Alcalde socialista en Barcelona
Una negociaci¨®n en el ¨²ltimo minuto con los comunes devuelve la alcald¨ªa al PSC con el apoyo condicionado del PP
Jaume Collboni logr¨® el s¨¢bado recuperar la alcald¨ªa de Barcelona para los socialistas con los votos favorables tanto de los comunes (nueve concejales) como del PP (cuatro), en una operaci¨®n pol¨ªtica que dignifica a los comunes al priorizar un modelo de ciudad antes que su presencia en el gobierno municipal. Su apoyo a los socialistas estaba sometido a las condiciones del PP, que solo votar¨ªa a Collboni si exclu¨ªa a los comunes del gobierno, como as¨ª ha sido, y a la vez el PP lograba que Barcelona no estuviese gobernada por el independentismo. En unos minutos se vino abajo el acuerdo cerrado entre el candidato m¨¢s votado, Xavier Trias, de Junts, con 11 concejales, y los cinco del cuarto partido, ERC, para hacer alcalde a Trias.
El endiablado sudoku se resolvi¨® favorablemente para los socialistas en el plano de poder municipal, en el ideol¨®gico para los comunes y en el discurso estatal y local para el PP. Los cuatro concejales populares prefirieron impedir la alcald¨ªa de un independentista tibio y circunstancial, como Trias, pese a sus sinton¨ªas ideol¨®gicas en materia econ¨®mica, social o medioambiental. Los comunes rectificaron a ¨²ltima hora su negativa a sumar sus votos a los del PP para hacer alcalde a Collboni. Hubiera resultado realmente dif¨ªcil explicar al electorado de la izquierda no independentista de Barcelona ¡ªcon 19 concejales entre PSC y comunes¡ª que el gobierno de la ciudad estuviese encabezado por un exalcalde de la derecha como Xavier Trias, antes convergente y ahora independentista, que hab¨ªa centrado toda su campa?a en el ataque frontal al modelo de ciudad de Ada Colau. Y ese fue el argumento de la exalcaldesa en su medido discurso al explicar el voto favorable a Collboni: la dificultad de digerir que la alcald¨ªa pudiera estar en manos de un hombre de la Converg¨¨ncia i Uni¨® del 3%. La alusi¨®n ten¨ªa doble intenci¨®n porque afectaba tambi¨¦n al candidato de ERC, Ernest Maragall, hist¨®rico l¨ªder del PSC junto a su hermano Pasqual Maragall, que fue el responsable de la famosa acusaci¨®n del 3% a los convergentes en un debate en el Parlament.
El PSOE recupera as¨ª Barcelona y se constituye (con Las Palmas) en el principal referente de poder municipal para los socialistas, que han preferido dejarse apoyar por el PP a entregar la ciudad a Trias. El PP, por su parte, realiza un gesto pol¨ªtico importante con el que pretende compensar el desgaste que sufre por los pactos con Vox y apuntala la imagen de Feij¨®o: el l¨ªder popular no pod¨ªa a la vez defender los numerosos pactos municipales que ha firmado con Vox y permitir una alcald¨ªa liderada por independentistas en Barcelona (mientras acusa a Pedro S¨¢nchez de pactar con los secesionistas vascos y catalanes). Y Colau, adem¨¢s de la coherencia ideol¨®gica, impide que la derecha independentista revierta del todo las pol¨ªticas progresistas que tratan de situar a Barcelona en la vanguardia de la adaptaci¨®n de las grandes ciudades a la emergencia clim¨¢tica y la b¨²squeda de soluciones a la carest¨ªa ¡ªpor precio y por escasez¡ª de la vivienda.
El nuevo alcalde, Jaume Collboni, tiene por delante un mandato muy complejo, con el gobierno municipal m¨¢s d¨¦bil de la democracia (10 concejales de 21 en los que est¨¢ la mayor¨ªa absoluta) y dependiente, por tanto, de los acuerdos con otras fuerzas para cualquier decisi¨®n relevante. La victoria de Collboni en esta enrevesada maniobra refuerza a escala nacional el menguado poder municipal del PSOE, da un respiro y coherencia al PP frente al independentismo y Colau asume la derrota electoral sin poner en riesgo su legado como alcaldesa, aunque sea desde fuera del gobierno.
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