Hacia una internacional laborista iberoamericana
El futuro del trabajo para las ministras de Argentina, Chile, Colombia, M¨¦xico, Honduras y Espa?a necesita de pol¨ªticas transformadoras que prioricen a las personas trabajadoras, la democracia y el planeta
El mundo del trabajo est¨¢ sufriendo cambios in¨¦ditos, complejos y desafiantes. La recuperaci¨®n tras la pandemia, los retos geopol¨ªticos, la emergencia clim¨¢tica o la transformaci¨®n digital, unidos a un contexto social delicado, exigen pol¨ªticas comprometidas con el trabajo decente y la lucha contra la precariedad.
A pesar del complejo momento hist¨®rico, recientemente hemos vivido una ola de cambio pol¨ªtico en Latinoam¨¦rica, Espa?a y Portugal. De la mano de gobiernos transformadores, la agenda pol¨ªtica iberoamericana est¨¢ situando en el centro asuntos como la igualdad de g¨¦nero y la defensa de los derechos laborales con un enfoque de no discriminaci¨®n y de inclusi¨®n, garantizando el trabajo decente en las nuevas formas de prestaci¨®n de servicios y la adaptaci¨®n de los mercados laborales al cambio clim¨¢tico.
En este contexto, hemos celebrado en Madrid el Encuentro de Ministras Iberoamericanas de Trabajo, con el objetivo de se?alar los pr¨®ximos avances de las agendas nacionales en materia laboral.
Con ello, queremos abrir una nueva etapa en las relaciones entre gobiernos plurales de Europa y Am¨¦rica, impulsando agendas progresistas comunes en foros internacionales e iberoamericanos.
Hemos demostrado que se puede gobernar de forma diferente y que la desprotecci¨®n de las personas trabajadoras y el menoscabo de derechos laborales no era inevitable. Hemos demostrado que la justicia social y eficacia econ¨®mica son, en realidad, dos caras de una misma moneda. Hemos demostrado, en definitiva, que se necesita un ejercicio continuo de avances hoy para hacer posibles reformas m¨¢s ambiciosas ma?ana.
Lo hemos demostrado en Argentina, avanzando hacia la igualdad de g¨¦nero en el ¨¢mbito laboral, incorporando la perspectiva de g¨¦nero a la negociaci¨®n colectiva; dando el valor que merece un sector tan desatendido como el de los cuidados, a partir del reconocimiento del derecho de jubilaci¨®n a las trabajadoras dom¨¦sticas o implementando programas de empleo pioneros que promueven la capacitaci¨®n de las mujeres en actividades t¨ªpicamente masculinizadas como el transporte, la miner¨ªa o la construcci¨®n.
En Chile, aprobando la reducci¨®n de la jornada laboral a cuarenta horas semanales y fomentando la corresponsabilidad y el acceso y permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo, condici¨®n primordial para su autonom¨ªa econ¨®mica y la soberan¨ªa sobre su vida.
En Colombia, con el incremento del salario m¨ªnimo al nivel m¨¢s alto de la historia, que ha sido posible gracias al di¨¢logo social o con el proyecto de reforma laboral que se debate en estos d¨ªas y que es una apuesta por la estabilidad laboral y el fortalecimiento de las empresas, sin precarizar a las y los trabajadores colombianos.
En Espa?a, con una reforma laboral que ha recuperado derechos laborales y ha logrado un r¨¦cord de afiliaci¨®n a la Seguridad Social, m¨¢s trabajo asalariado que nunca y una tasa de temporalidad en m¨ªnimos hist¨®ricos.
Lo hemos demostrado en Honduras, con el fortalecimiento sin precedentes del di¨¢logo social, herramienta necesaria para negociar y establecer un salario m¨ªnimo digno y redoblar esfuerzos para terminar con el trabajo infantil.
En M¨¦xico, con la recuperaci¨®n hist¨®rica del salario m¨ªnimo y el salario promedio, con la eliminaci¨®n de pr¨¢cticas abusivas ligadas a la subcontrataci¨®n y reconociendo la contribuci¨®n de las y los trabajadores a los resultados de las empresas (recuperando el hist¨®rico derecho al reparto de utilidades).
Debemos seguir avanzando para poner a las personas trabajadoras en el centro de las transiciones ecol¨®gica y digital.
La transici¨®n ecol¨®gica necesita acompa?arse de una negociaci¨®n colectiva verde si queremos que sea justa. Necesitamos una planificaci¨®n ecol¨®gica de nuestros mercados de trabajo que entienda que justicia social y justicia clim¨¢tica van siempre de la mano.
La transici¨®n digital, por su parte, ha puesto sobre la mesa el debate sobre el uso de algoritmos y la inteligencia artificial en el mundo del trabajo. Estas nuevas realidades no pueden generar nuevas brechas o desigualdades. Tenemos la responsabilidad de poner la digitalizaci¨®n al servicio de las personas trabajadoras y de crear nuevos marcos regulatorios s¨®lidos y equilibrados.
Estamos convencidas de que esta nueva etapa entre Europa y Am¨¦rica Latina es crucial para la construcci¨®n de una internacional laborista democr¨¢tica que priorice el bienestar de las personas trabajadoras por encima de los intereses de los que han gozado de privilegios en nuestros pa¨ªses.
Seguiremos caminando juntas, desde la diversidad, porque necesitamos alianzas amplias a ambos lados del Atl¨¢ntico para proteger a las personas trabajadoras, la democracia y el planeta.
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