Sumar nuevas voces en la lucha contra el hambre en Am¨¦rica Latina y el Caribe
Garantizar el derecho humano a la alimentaci¨®n constituye uno de los pilares m¨¢s importantes para lograr un mundo m¨¢s justo y equitativo
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acci¨®n ambicioso y transformador adoptado por 193 Estados miembros de las Naciones Unidas en el a?o 2015, evidenci¨® un importante acuerdo global para abordar los desaf¨ªos m¨¢s apremiantes que, ya en ese momento, afectaban a la humanidad. Entre estos desaf¨ªos: el hambre y la pobreza.
Los retrocesos y el estancamiento en el cumplimiento de estas metas globales es una realidad que ha golpeado a todas las regiones del mundo. Am¨¦rica Latina y el Caribe no es la excepci¨®n.
La regi¨®n atraviesa una situaci¨®n de inseguridad alimentaria sin precedentes. Al 2021, los datos demuestran que el hambre afect¨® a 56.5 millones de personas y para finales del a?o 2022, la pobreza afect¨® a 201 millones de personas, es decir al 32.1% del total de la poblaci¨®n. La regi¨®n no solo enfrenta altos niveles de desigualdad, sino que tambi¨¦n registra el costo m¨¢s alto de una dieta saludable, en donde 131 millones de personas no pueden acceder a alimentos nutritivos.
Todo esto en medio de una crisis generalizada, en la que el diagn¨®stico social, econ¨®mico y ambiental no son favorables; y en la que la respuesta de la cooperaci¨®n de m¨²ltiples sectores ser¨¢ fundamental para replantear estrategias de trabajo y evaluar los avances en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En la mitad del camino de la Agenda 2030, enfrentamos un nuevo reto, que nos demanda replantearnos t¨¦rminos de trabajo m¨¢s innovadores y con una s¨®lida base en la sostenibilidad, reconociendo que nuestras acciones deben tener en cuenta no solo las necesidades del presente, sino tambi¨¦n de las generaciones futuras.
Es esencial destacar que la implementaci¨®n de la Agenda 2030 no es responsabilidad exclusiva de los gobiernos. Requiere una acci¨®n colectiva y colaborativa, que involucre a todos los sectores de la sociedad como las organizaciones internacionales la sociedad civil, el sector privado, los acad¨¦micos y los ciudadanos.
En este contexto, el rol de la comunicaci¨®n se vuelve sustancial para garantizar una mayor conciencia sobre el derecho a la alimentaci¨®n e impulsar soluciones sostenibles para la transformaci¨®n de los sistemas agroalimentarios y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Las personas y el planeta est¨¢n siendo afectados directamente cuando fallan nuestros sistemas agroalimentarios, lo que representa una amenaza para los medios de subsistencia, la salud, la educaci¨®n, la econom¨ªa y el medio ambiente, as¨ª como para la seguridad alimentaria y la nutrici¨®n.
Lo que estamos viviendo no es solo una crisis de acceso a alimentos, sino una crisis del sistema alimentario en la que se deben lograr alianzas s¨®lidas para lograr trasformaciones profundas.
La FAO ha priorizado dentro de su agenda de cooperaci¨®n t¨¦cnica promover un debate informado y constructivo sobre pol¨ªticas p¨²blicas y programas relacionados con la alimentaci¨®n con el fin de contribuir en la movilizaci¨®n de recursos, inversiones y la implementaci¨®n de acciones intersectoriales, tanto p¨²blicas como privadas.
La capacidad de difundir experiencias y movilizar comunidades es clave para asegurar que el conocimiento se comparta y se aplique de manera efectiva e interconectada, a trav¨¦s de alianzas que nos permitan redoblar esfuerzos. Por eso, la comunicaci¨®n, la formaci¨®n y la educaci¨®n son aspectos clave en este proceso.
Am¨¦rica Latina y el Caribe es una regi¨®n con desigualdades sist¨¦micas, pero tambi¨¦n con grandes oportunidades de desarrollo. La regi¨®n es responsable por el 13% de la producci¨®n mundial de productos agr¨ªcolas y pesqueros y registra un super¨¢vit agroalimentario anual de m¨¢s de 174 mil millones de d¨®lares, equivalente a 265 d¨®lares por habitante, m¨¢s que cualquier otra regi¨®n del mundo.
Frente a este escenario, difundir efectivamente datos que aborden las causas estructurales del hambre es una fortaleza que debemos tomar para alcanzar el desarrollo sostenible; promoviendo soluciones sostenibles donde el derecho a la alimentaci¨®n sea una realidad para todas y todos.
Desde la comunicaci¨®n, se pueden y se deben difundir buenas pr¨¢cticas agr¨ªcolas, programas de nutrici¨®n y proyectos de desarrollo, que son muchos; y a partir de la educaci¨®n y la concienciaci¨®n, podremos lograr generar medidas concretas de respuesta. No se trata solo de lo que hacen los gobiernos, tambi¨¦n es esencial la acci¨®n de los ciudadanos.
Nunca, el tema de la inseguridad alimentaria y el hambre se coloc¨® de manera tan fuerte en las agendas pol¨ªticas y en la opini¨®n p¨²blica. Desde la FAO, hemos recibido demandas de los gobiernos y diferentes estructuras de integraci¨®n regional que han logrado acuerdos y deliberaciones por la erradicaci¨®n del hambre y la malnutrici¨®n.
Tal es el caso de la CELAC, como un punto de encuentro de los 33 pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe, y otras instancias subregionales como el Mercosur, CARICOM, Comunidad Andina, la ALADI, el SELA y el SICA, entre otros organismos, que han elevado sus discusiones para mejorar la seguridad alimentaria y el comercio agroalimentario en la regi¨®n.
Despu¨¦s de varias crisis en cascada que han puesto en riesgo el avance arm¨®nico de las tres dimensiones del desarrollo sostenible (social, econ¨®mica y ambiental), debemos tener la capacidad de unir voluntades y estrategias de trabajo para lograr la Agenda 2030, mediante un di¨¢logo transparente que articule esfuerzos. Nadie por s¨ª solo resolver¨¢ los problemas que hoy enfrentamos.
Debemos prepararnos para informar y comunicar mejor. Como ciudadanos, a veces, sentimos agotamiento de la informaci¨®n negativa, por lo que debemos informar tambi¨¦n lo bueno que acontece en nuestros pa¨ªses. Debemos escuchar nuevas voces y contar historias inspiradoras que contribuyan a reconstruir sociedades m¨¢s sostenibles, pr¨®speras y pac¨ªficas.
A¨²n estamos a tiempo de revertir las cifras actuales de hambre y pobreza, a trav¨¦s de la movilizaci¨®n correcta de alianzas, pol¨ªticas e inversiones. Debemos lograr la sensibilizaci¨®n de tomadores de decisiones y otros actores relevantes que contribuyan a generar programas de apoyo m¨¢s inclusivos y un entorno propicio para mejorar la situaci¨®n actual.
Garantizar el derecho humano a la alimentaci¨®n constituye uno de los pilares m¨¢s importantes para lograr un mundo m¨¢s justo y equitativo, donde todas las personas tengan la oportunidad de vivir de manera digna, con acceso f¨ªsico y econ¨®mico a una alimentaci¨®n adecuada y nutritiva, y sin discriminaci¨®n.
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