?La ultraderecha tiene l¨ªmite?
Los pactos alcanzados entre el PP y Vox desechan conceptos que salvan vidas. La eliminaci¨®n de ¡°violencia machista¡± y su sustituci¨®n por ¡°violencia intrafamiliar¡± no es un asunto menor
Las palabras son performativas porque son capaces de definir lo borroso. Las palabras dan cuerpo a lo que solo flota en el aire. Nombrar la violencia y la desigualdad edulcorada como modelo de vida y familia tradicional es uno de los principales avances democr¨¢ticos en Espa?a. Las feministas nombramos porque otras ya nos ense?aron que el silencio no nos proteger¨¢. Llamamos violencia machista, violencia vicaria o acoso callejero a lo que antes era ¡°violencia o asunto familiar¡±, ¡°crimen pasional¡± o ¡°piropos¡±. Solo nombrando el origen de la violencia podemos combatirla. Desde el feminismo hemos nombrado la violencia que sufrimos porque es condici¨®n de posibilidad de una vida en igualdad.
Victor Klemperer escribi¨® en La lengua del Tercer Reich que las palabras contienen dosis ¨ªnfimas de ars¨¦nico; uno las consume sin apenas darse cuenta y pasado un tiempo ejercen su efecto letal. Explica el fil¨®logo alem¨¢n que el nazismo no gener¨® un vocabulario espec¨ªfico, sino que se limit¨® a dar un significado distinto a palabras comunes. A fuerza de una repetici¨®n sistem¨¢tica, el nazismo gener¨® un marco en el que las palabras eran utilizadas de manera perversa. Por ejemplo, ¡°hombre jud¨ªo¡± no hac¨ªa referencia exactamente a un hombre. La advertencia de Klemperer es sencilla: todo empieza por las palabras. A fuerza de repetir consignas, se deshumaniza, y a fuerza de repetir frases, se borra el significado. Se cambia la realidad.
Podr¨ªa parecer exagerada traer a hoy la comparaci¨®n con el nazismo. Abramos la mirada. Las leyes contra las personas LGTBI en las escuelas de Hungr¨ªa desembocaron en ¡°pueblos libres de personas LGTB¡±. En enero de 2022, Agnieszka T., que estaba embarazada de gemelos, muri¨® en Polonia porque no se le extrajo el feto sin vida de uno de ellos por una decisi¨®n m¨¦dica basada en una legislaci¨®n contraria al aborto. En Florida, Estados Unidos, una nueva ley impide que ni?os y ni?as hablen de la regla hasta que tengan doce a?os. Este es tambi¨¦n el mundo de hoy.
Los pactos de gobierno entre el Partido Popular y Vox cerrados estos d¨ªas desechan conceptos que salvan vidas. Son un paso atr¨¢s porque elimina la ¡°violencia machista¡± y la sustituye por ¡°violencia intrafamiliar¡±. No es un asunto menor, es un intento de borrar que el machismo es el origen de la violencia de g¨¦nero. La violencia intrafamiliar es la que se produce entre miembros de una familia con previa convivencia; pueden ser v¨ªctimas tanto hombres como mujeres, ya recogida en el C¨®digo Penal. La violencia machista es otra cosa. Es fruto de la desigualdad entre mujeres y hombres y que tambi¨¦n se manifiesta en las relaciones de pareja. Para controlar a sus v¨ªctimas, los maltratadores ejercen violencia f¨ªsica, sexual o psicol¨®gica sobre las mujeres. La violencia machista es un proceso. El maltratador despliega estrategias de cosificaci¨®n y degradaci¨®n de la v¨ªctima hasta convertirla en un ¡°objeto¡± sin capacidad de elegir o desear. Sin capacidad de nombrar sus necesidades. El maltratador deposita sobre la mujer la responsabilidad de todos los problemas, hasta el punto de que las v¨ªctimas se sienten culpables por la violencia que sufren. El maltratador manipula a la v¨ªctima para hacerla dudar, la a¨ªsla de su entorno social y laboral, la intimida. Las v¨ªctimas sienten miedo. Miedo a molestar, miedo a que se enfade, miedo a que la comida est¨¦ fr¨ªa, miedo a meterse con ¨¦l en la cama. Sienten culpa, culpa de la violencia, culpa de no saber protegerse, culpa de no saber salir de ah¨ª. Hay golpes, agresiones sexuales, vejaciones... Esta es la situaci¨®n de terror que causan quienes supuestamente deb¨ªan amarlas, protegerlas y cuidarlas. Y no es comparable a otra violencia; es simplemente distinta.
Por tanto, la violencia de g¨¦nero y la violencia intrafamiliar son dos tipos de violencia diferente. Tienen motivaciones y or¨ªgenes muy distintos. Y ambas necesitan y tienen ya respuesta en nuestro ordenamiento jur¨ªdico. Se llama violencia de g¨¦nero o violencia machista porque solo nombrando el origen podremos erradicarla. Ignorar que esta violencia existe porque existe la desigualdad entre mujeres y hombres es tambi¨¦n renunciar a combatirla. Nadie puede luchar contra algo que no reconoce.
Las palabras nunca son solo palabras. El PP est¨¢ cediendo ante una postura negacionista de la violencia de g¨¦nero, que suma ya m¨¢s de 1.200 asesinatos de mujeres y 49 asesinatos de ni?os/as. En este contexto, el de un asesinato machista cada seis d¨ªas y de 500 denuncias diarias, el PP entrega a Vox en la Comunidad Valenciana las competencias de justicia, ¨¢rea de la que depende la protecci¨®n de las v¨ªctimas de la violencia machista. En este contexto, con 22 mujeres asesinadas y 23 menores hu¨¦rfanos en el primer semestre de 2023, la derecha y la ultraderecha est¨¢n pactando en numerosos ayuntamientos eliminar las concejal¨ªas que impulsan las pol¨ªticas de igualdad. Est¨¢n eliminando las concejal¨ªas de igualdad. Lo escribo y todav¨ªa no lo creo.
No conozco mayor retroceso en materia de igualdad en Espa?a. El PP no se caracteriza por promover avances en igualdad, pero nunca ha tenido el valor para hacer una enmienda a la totalidad como la que estamos viviendo. Estamos en un escenario nunca antes visto en democracia. Hay un terrorismo en Espa?a que mata, y un partido extremista ¡ªuno de cuyos principales ejes es negar esa violencia¡ª es el socio de gobierno del PP. Eliminar las concejal¨ªas de igualdad, ?ser¨¢ suficiente? ?Qu¨¦ va a pasar con los programas de coeducaci¨®n? ?C¨®mo va a impactar en las v¨ªctimas que haya responsables de pol¨ªticas y presupuestos p¨²blicos que nieguen esa violencia? ?Tendr¨¢n miedo las adolescentes a denunciar una agresi¨®n? ?Qu¨¦ va a ocurrir con la interrupci¨®n voluntaria del embarazo? ?Sabe el se?or Feij¨®o si la ultraderecha tiene l¨ªmite?
Vivimos tiempos excelentes para la estupidez. Tiempos b¨¢rbaros para quienes nos sostenemos en los datos, el conocimiento y la duda. Argumentar seriamente que la desigualdad de las mujeres existe es intelectualmente complejo. A veces pienso que el esfuerzo que hacemos las feministas para explicar ¡ªuna y otra vez, una y otra vez¡ª la gravedad de la violencia machista es tirar margaritas a los cerdos. ?C¨®mo es posible asumir que la violencia contra la mitad de la poblaci¨®n no importe a muchos ciudadanos? ?C¨®mo es posible avanzar tan lento y retroceder tan r¨¢pido? ?Vale la pena el esfuerzo personal de cada una de nosotras? Luego pienso que, mientras yo escribo (y usted lee), hay una mujer viviendo ese terror. ?Una? No, miles. No, ning¨²n tiempo invertido en la defensa de las mujeres es tiempo perdido. No se puede desvanecer tanto esfuerzo y conocimiento ahora. Frente a quienes manipulan negando la violencia machista, levantemos la voz, escribamos, hablemos. Nombremos. Porque, para muchas mujeres, es, literalmente, una cuesti¨®n de vida o muerte.
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