El viaje del PP ante la violencia machista: del pacto de Estado de 2017 a la ¡°violencia intrafamiliar¡± de Vox
Los populares y la ultraderecha han alcanzado alianzas para gobernar en decenas de ayuntamientos y varias capitales de provincia y un Ejecutivo de coalici¨®n en la Comunidad Valenciana
En 2017, durante la ¨²ltima legislatura de Mariano Rajoy, los populares defendieron y firmaron el pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero. Y no hay muchos desde que comenz¨® la democracia: los de La Moncloa (1977), el de Toledo, centrado en las pensiones (1995), y los cuatro grandes acuerdos antiterroristas entre 1987 y 2015 contra ETA y el yihadismo. Aquella votaci¨®n en el Congreso de los Diputados un jueves 28 de septiembre no fue un¨¢nime: hubo 278 votos a favor y 65 abstenciones, y no fueron de la derecha, sino de los diputados de Unidas Podemos y algunos del Grupo Mixto que ped¨ªan m¨¢s de lo que se establec¨ªa en el documento. El acuerdo ¡ªa pesar de las abstenciones, que ten¨ªan que ver con cuestiones de ampliaci¨®n, pero no de base¡ª represent¨® el reconocimiento y la asunci¨®n, como Estado, de la violencia machista como problema estructural en el que las instituciones deben ser parte: para prevenirla y para desarrollar medidas, herramientas y presupuestos para luchar contra ella y trabajar con el objetivo ¨²ltimo de erradicarla.
Aquel panorama pol¨ªtico y social no es, sin embargo, el actual. La ultraderecha a¨²n no hab¨ªa entrado a las instituciones y el consenso de la ciudadan¨ªa sobre lo que significa y lo que implica esta violencia a¨²n no se hab¨ªa agrietado. Con la llegada de Vox se bifurc¨® la derecha y, sobre todo cuando entr¨® a la C¨¢mara baja, el discurso negacionista comenz¨® a expandirse. Para quienes ya rechazaban esta realidad ¡ªuna que arrastra solo desde 2003, cuando comenz¨® el recuento oficial, 1.206 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas¡ª, la ultraderecha supuso una reafirmaci¨®n y un altavoz. Con el tiempo, ese discurso negacionista se ha ido filtrando a sectores de la sociedad en los que antes no hab¨ªa permeado. Lo ha hecho, sobre todo, entre los m¨¢s j¨®venes.
La violencia machista, sin embargo, fue definida hace d¨¦cadas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y por Naciones Unidas con distintos conceptos, como violencia sobre la mujer o violencia de g¨¦nero, y ¡°se define como todo acto de violencia basado en el g¨¦nero que tenga o pueda tener como resultado un da?o o sufrimiento f¨ªsico, sexual o mental para la mujer, as¨ª como las amenazas de tales actos, la coacci¨®n o la privaci¨®n arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida p¨²blica como en la vida privada¡±. No solo las grandes organizaciones internacionales la definen y la recogen, tambi¨¦n otros organismos supranacionales y nacionales y legislaciones de todo el mundo.
El PP no ha sido el partido con m¨¢s perspectiva de g¨¦nero de la democracia espa?ola ¡ªel intento de reforma de la ley del aborto en 2014 con Alberto Ruiz-Gallard¨®n como ministro de Justicia, el recurso hace 13 a?os contra la ley vigente rechazado por el Constitucional en febrero, o sus votos nunca a favor en las leyes de igualdad son algunos ejemplos¡ª, pero no hab¨ªa nunca confluido con Vox en la cuesti¨®n de la violencia machista. Sin embargo, despu¨¦s de las elecciones locales y auton¨®micas del 28 de mayo, con la formaci¨®n de m¨²ltiples gobiernos de coalici¨®n entre ambos partidos, se dibuja un panorama en el que se ve c¨®mo los populares ceden terreno a favor del discurso de Vox en ese ¨¢mbito.
Ha ocurrido ya en la Comunidad Valenciana, donde, para conseguir pactar, los populares impusieron un veto a Carlos Flores, un diputado de Vox condenado por violencia machista. Flores no pod¨ªa estar en el Ejecutivo auton¨®mico si hab¨ªa coalici¨®n; se apart¨®, y a cambio ir¨¢ como n¨²mero uno en las listas de Vox al Congreso el 23 de julio. El PP lo vendi¨® como un compromiso contra la violencia machista, pero los populares han hecho otras concesiones.
En su acuerdo de gobierno, la ideolog¨ªa de Vox sobrevuela todo el texto y, entre los 50 puntos que contiene, el 43 marca: ¡°Defenderemos los derechos de las familias y promoveremos pol¨ªticas que perseguir¨¢n erradicar la violencia intrafamiliar, en especial la que sufren mujeres y ni?os, garantizando la igualdad entre todas las v¨ªctimas¡±.
No es ¨²nicamente la posici¨®n, relegada, en la que han aludido a la violencia machista. Es tambi¨¦n que no la nombran. Tampoco aparece en ese documento ninguna menci¨®n expresa a la igualdad entre mujeres y hombres. Y esto contrasta directamente con el proyecto de los populares en la Comunidad Valenciana. Para estos ¨²ltimos comicios, en su programa electoral, incluyeron la igualdad y la lucha contra la violencia de g¨¦nero en m¨¢s de medio centenar de ocasiones, con el desarrollo de medidas concretas y espec¨ªficas en distintos ¨¢mbitos como el acceso a la vivienda para mujeres v¨ªctimas, ¡°talleres y charlas informativas en los centros educativos¡±, ¡°reforzar el pacto valenciano contra la violencia de g¨¦nero¡± o ¡°incrementar la red de espacios seguros para mujeres v¨ªctimas¡±.
¡°La violencia machista no existe¡±
En la direcci¨®n popular sostienen que est¨¢n ¡°metiendo en cintura a Vox¡± como se puede comprobar, seg¨²n su tesis, en el hecho de que en Castilla y Le¨®n el PP frenara el intento de los ultras de obligar a las mujeres que quisieran abortar a escuchar el latido del feto. ¡°En el banco de pruebas, que es Castilla y Le¨®n, en realidad no se ha ejecutado ni una sola decisi¨®n pol¨¦mica¡±, insisten en el PP, al tiempo que recuerdan ¡°los cientos de agresores sexuales excarcelados por la ley del solo s¨ª es s¨ª¡±. En el partido de ultraderecha, sin embargo, no han rebajado su posici¨®n.
El diputado auton¨®mico de ese partido por Valencia, portavoz del grupo parlamentario en la pasada legislatura y uno de los nombres que suenan como posible presidente de las Cortes Valencianas, Jos¨¦ Mar¨ªa Llanos, afirm¨® el viernes que la violencia machista ¡°no existe¡±. ¡°La violencia de g¨¦nero no existe, la violencia machista no existe¡±, asegur¨® en declaraciones a TVE cuando acudi¨® a las Cortes valencianas a recoger su acta de diputado.
Ante el debate generado, el propio presidente del PP, Alberto N¨²?ez-Feij¨®o, se pronunci¨® en su cuenta de Twitter: ¡°La violencia de g¨¦nero existe y cada asesinato de una mujer nos conmociona como sociedad. Desde el Partido Popular no daremos ni un paso atr¨¢s en la lucha contra esta lacra. No vamos a renunciar a nuestros principios, cueste lo que nos cueste¡±.
Con todo, a pesar de la posici¨®n de Vox sobre esta cuesti¨®n, el equipo del candidato popular rechaza tener problemas con lo firmado en Valencia y asegura que no est¨¢n ¡°preocupados¡± por el acuerdo. ¡°No hemos visto nada que rebaje la intensidad punitiva contra la violencia contra las mujeres. Nos preocupar¨ªa si se dieran pasos en esa direcci¨®n¡±, argumentan fuentes de G¨¦nova. Quienes s¨ª est¨¢n preocupados son los miembros del Gobierno auton¨®mico saliente.
El Consell, en funciones, emiti¨® el viernes un comunicado en el que afirma que ¡°en los ¨²ltimos d¨ªas se han cruzado l¨ªneas rojas en la consideraci¨®n y respuesta al principal problema que tiene la sociedad valenciana: la violencia machista¡±. Seg¨²n las cifras que da el Consell, son 149 las mujeres asesinadas en esa autonom¨ªa desde 2003 y m¨¢s de 7.000 denuncias solo en el primer trimestre del a?o, m¨¢s de 80 al d¨ªa. ¡°Por responsabilidad institucional, ¨¦tica y social, no podemos desproteger a las mujeres que sufren la violencia machista¡±, dice tambi¨¦n ese documento en el que los diputados salientes alegan que ¡°la Comunidad Valenciana no puede convertirse en tierra franca para el machismo. Debe seguir siendo una tierra de derechos, respeto e igualdad¡±.
Coaliciones de PP y Vox en decenas de ayuntamientos
No es esa comunidad el ¨²nico lugar donde la ultraderecha ha marcado ya algunas l¨ªneas. En el documento de reparto del Ejecutivo de Burgos, donde PP y Vox gobernar¨¢n en coalici¨®n, el ?rea de Mujer e Igualdad ya no existe. En la ¡°nueva estructura general orientativa del Ayuntamiento¡± hay varias concejal¨ªas, y Servicios Sociales, donde antes se integraba Igualdad, ahora pasa a llamarse Servicios Sociales y Familia e incluye Infancia, Juventud y Mayores, Solidaridad e Inmigraci¨®n. Nada m¨¢s. M¨¢s abajo, en el reparto de concejal¨ªas, el PP ostentar¨¢ la titularidad de la ¡°Gerencia de Servicios Sociales y Participaci¨®n Ciudadana¡±; sin embargo, la ¡°concejal¨ªa delegada Familia (infancia, juventud y mayores)¡± estar¨¢ a cargo de Vox.
Desde el PP burgal¨¦s afirman que ¡°el ¨²nico cambio que se va a producir¡± es que ¡°no habr¨¢ un ¨¢rea administrativa espec¨ªfica¡±, pero eso no significa ¡°que vaya a dejar de haber pol¨ªticas relacionadas¡± con igualdad. ¡°Esto es lo que puedo decir hasta que se constituyan oficialmente las ¨¢reas de gobierno y se produzca la distribuci¨®n de las mismas¡±, afirma una portavoz.
Sin saber a¨²n qu¨¦ ocurrir¨¢, el pacto en s¨ª entristece a la socialista Estrella Paredes, responsable ya saliente de la concejal¨ªa delegada de Juventud, Mujer y Equidad de G¨¦nero. Arguye que implica la supresi¨®n de esa especificidad sobre las mujeres y a?ade conceptos vagos como la ¡°incorporaci¨®n de la perspectiva de familia tanto en la gesti¨®n municipal como en la normativa¡±, que hace dudar a Paredes sobre c¨®mo afectar¨¢ a las v¨ªctimas de violencia machista, una ¡°prioridad¡± estos cuatro a?os de mandato.
La concejal delegada recalca que en los a?os previos de mandatos del PP s¨ª hubo ¨¢reas encaminadas a la igualdad femenina, de ah¨ª que tema la desaparici¨®n de avances como la casa de acogida a v¨ªctimas o ¡°pisos de tr¨¢nsito¡± para ellas, convenios con la Polic¨ªa local [ahora dirigida por Vox], subvenciones y apoyo a asociaciones que ayudan a las mujeres y trabajan por la concienciaci¨®n social, algo en lo que ¡°cuesta much¨ªsimo avanzar¡±. Paredes subraya los planes de atenci¨®n psicol¨®gica a las afectadas, el impulso de Puntos violeta y formaci¨®n para quienes los atiendan, proyectos de educaci¨®n afectivo-sexual, un plan de igualdad prorrogado y que este a?o deb¨ªa elaborarse un estudio para renovarlo o lo que ya se estaba preparando: una nueva ordenanza de prostituci¨®n, un protocolo de coordinaci¨®n con la gerencia de Servicios Sociales y otro para vigilar junto a la Polic¨ªa local posibles casos de ni?os v¨ªctimas de violencia vicaria.
En Toledo, Ciudad Real, Valladolid y Guadalajara, adem¨¢s de al menos otro medio centenar de ayuntamientos, tambi¨¦n gobernar¨¢n conjuntamente PP y Vox. Hasta el momento, se ha filtrado que, en Ciudad Real, han acordado reestructurar las concejal¨ªas, ¡°para una mayor eficiencia y sin nomenclatura ideol¨®gica¡±, por lo que van a eliminar la de Igualdad de G¨¦nero y la de Sostenibilidad-Agenda 2030. Y crear¨¢n una de Familia.
Habr¨¢ que esperar para conocer las cuestiones concretas de todos aquellos lugares donde haya coalici¨®n, pero la posici¨®n habitual de Vox en algunos de esos consistorios, en los que ya ten¨ªan concejales, no difiere del discurso negacionista establecido. El horizonte que planea ahora, aunque agravado, no es nuevo. All¨ª donde ya hay gobiernos de coalici¨®n, Vox ha intentado atacar todo aquello en torno a la violencia machista, el feminismo y la igualdad. Y a veces lo han conseguido.
En el Parlamento de Andaluc¨ªa, el primero al que entr¨® la ultraderecha en 2018, fue la violencia de g¨¦nero lo que tens¨® la negociaci¨®n entre PP y Vox. Los de Abascal intentaron imponer la retirada, entre otras cuestiones, de los apoyos presupuestarios para luchar contra la violencia machista. El PP en aquel momento no cedi¨® y desde la direcci¨®n nacional insistieron en que no iban a renunciar ¡°a la protecci¨®n de las mujeres¡±. ¡°Nunca iremos hacia atr¨¢s¡±, dijeron. Sin embargo, en 2020, la Junta suprimi¨® las ayudas contra la violencia machista a 241 ONG, y en 2021 excluyeron los proyectos de atenci¨®n a las v¨ªctimas de violencia machista de la l¨ªnea de ayudas para su prevenci¨®n.
En Castilla y Le¨®n, donde se form¨® el primer Gobierno de coalici¨®n entre ambos partidos, el pasado a?o, la ley de violencia intrafamiliar ya era una prerrogativa de Vox y verbalizaron claramente que iban ¡°a hacer todo lo posible para que se hable de violencia intrafamiliar y no violencia de g¨¦nero¡±. Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco, el presidente, del PP, tambi¨¦n dijo entonces que no dar¨ªa ¡°ni un paso atr¨¢s¡± y ha seguido desmarc¨¢ndose de su vicepresidente, Juan Garc¨ªa-Gallardo, de Vox, durante el tiempo que llevan de legislatura. Sin embargo, en esa autonom¨ªa los minutos de silencio por las asesinadas se convocan por ¡°la tr¨¢gica muerte¡± o ¡°la mujer muerta¡± o se condena ¡°todo tipo de violencia en el ¨¢mbito familiar¡±. Ma?ueco no ha derogado su propia ley de violencia machista, pero acab¨® aceptando una ¡°ley de violencia intrafamiliar¡± paralela a la de g¨¦nero.
Dice Bego?a Leyra, directora de la Unidad de G¨¦nero de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Antropolog¨ªa, que los anteriores son solo ejemplos de pasos que ya se han dado y que ¡°anticipan abrir la puerta a otros¡±. Est¨¢ ¡°convencida¡± de que si el objetivo de los populares es ocupar gobiernos, ¡°se plegar¨¢n¡± para conseguir esos pactos y ¡°el retroceso es una posibilidad clar¨ªsima¡±. ¡°Los avances en pol¨ªticas p¨²blicas cuesta mucho tiempo alcanzarlos, pero muy poco hacer que desaparezcan. Si algo nos dice la historia reciente es que ante cualquier problema, econ¨®mico por ejemplo, lo primero que desaparece es aquello que tiene que ver con la igualdad, como ocurri¨® con la crisis de 2008¡å, recuerda.
En la lucha contra la violencia machista, autonom¨ªas y gobiernos locales tienen una importancia central por varias cuestiones. Son las administraciones de mayor proximidad para las mujeres, y adem¨¢s son las que tienen las competencias, y las que reciben y ejecutan los Presupuestos. Toda la red que Espa?a lleva creando y haciendo s¨®lida desde hace dos d¨¦cadas ¡ªdesde centros de la mujer o asociaciones que asisten a v¨ªctimas, hasta las casas de acogida o los centros de crisis para violencia sexual¡ª puede ¡°peligrar¡± si quienes tienen que poner personal y recursos a su disposici¨®n ¡°son Ejecutivos que afirman que la violencia machista no existe¡±, ahonda Leyra.
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