M¨¢s acci¨®n, m¨¢s ambici¨®n clim¨¢tica: un llamado desde el sur global
El llamado es por la acci¨®n ante las din¨¢micas de degradaci¨®n, extinci¨®n e intensidad de los fen¨®menos naturales causados por el hombre
En la lucha contra el cambio clim¨¢tico no hay espacio para la complacencia. No basta con anunciar que ¡°a¨²n no es demasiado tarde para frenar el calentamiento global¡±, cuando los esfuerzos desplegados hasta el momento han sido insuficientes y la casa literalmente se encuentra en llamas. En poco, podr¨ªa quedar en cenizas. La humanidad se enfrenta al reto sist¨¦mico de mayor envergadura que definir¨¢ su existencia, ante las tensiones actuales de mayor consumo de energ¨ªa, aumento de temperatura y crecientes desastres naturales.
El conocimiento acumulado sobre este fen¨®meno, sumado a los desarrollos de la ciencia y tecnolog¨ªa nos brindan herramientas fundamentales y nos posicionan en un lugar inigualable, para brindar -en el marco de nuestra institucionalidad democr¨¢tica- soluciones viables y eficaces que se adecuen a las necesidades locales. Las decisiones que se adopten ser¨¢n fundamentales para corregir el rumbo y brindar nuevas oportunidades a las generaciones futuras.
Por ello, es urgente actuar con celeridad y precipitar la acci¨®n clim¨¢tica para reducir las emisiones, a fin de limitar a 1,5 ¡ãC el incremento de la temperatura mundial, y aumentar las inversiones en adaptaci¨®n y resiliencia, especialmente en los pa¨ªses y poblaciones m¨¢s vulnerables. Esta es una tarea que le corresponde no s¨®lo a los gobiernos sino tambi¨¦n a todo el espectro de la sociedad, el sector privado, la comunidad internacional y la banca multilateral.
Los hechos lo dicen todo y se intrincan con la llegada del fen¨®meno del Ni?o que contribuir¨¢ con nuevas olas de calor. En efecto, el planeta bati¨® dos r¨¦cords mundiales en un abrir y cerrar de ojos. La temperatura media diaria en la tierra super¨® los 17 ¡ãC en julio de 2023 y el calentamiento del Atl¨¢ntico Norte ha logrado dimensiones in¨¦ditas.
En el plano econ¨®mico, las proyecciones hacia el 2100 indican que el producto mundial bruto tendr¨¢ una reducci¨®n del 23% versus un escenario sin los efectos de cambio clim¨¢tico. Y en caso de no tomarse correctivos, en el 2050 el producto bruto mundial ser¨ªa un 11% menor, de acuerdo con Emerging Markets Forum (Envisioning 2060).
Frente a este panorama, los expertos consideran que hemos entrado en un ¡°territorio desconocido¡±, en una zona gris no explorada y con dimensiones a¨²n no imaginadas en el sentido literal de la palabra, debido a las condiciones excepcionalmente adversas bajo las cuales viviremos.
Informes del IPCC y la OMM
Los recientes reportes y los datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clima?tico (IPCC) y de la Organizacio?n Meteorolo?gica Mundial (OMM) brindan una alerta, aunque abren la puerta para la acci¨®n inmediata. ?Cu¨¢les son los principales hallazgos?
- La temperatura media mundial durante los ¨²ltimos 8 a?os es la m¨¢s elevada, de acuerdo con los registros instrumentales desde 1850.
- Las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero -dio?xido de carbono, metano y o?xido nitroso- alcanzaron los niveles m¨¢s agudos.
- Los glaciares han perdido un espesor acumulado de 30 metros desde 1970.
- El hielo marino de la Anta?rtida disminuyo? hasta situarse en los niveles m¨¢s bajos que se tenga constancia.
- El nivel medio del mar a escala mundial alcanzo? un nuevo ma?ximo sin precedentes desde que se dispone de registros (1993-2022).
- La acidificacio?n de los oce?anos se encuentra actualmente en su nivel ma?s bajo desde hace al menos 26.000 an?os, lo cual representa una amenaza para los organismos y servicios ecosiste?micos.
Ambos documentos coinciden en las consecuencias socioecon¨®micas y ambientales inmediatas de este escenario: sequ¨ªas y lluvias que causan estragos, olas de calor, inseguridad alimentaria e h¨ªdrica, desplazamientos humanos, destrucci¨®n de ecosistemas, pandemias, conflictos, entre otros.
Cambio clim¨¢tico: una prioridad a pesar de la inacci¨®n de algunos
No obstante la amenaza, algunos todav¨ªa ignoran la prioridad que el cambio clim¨¢tico merece y mantienen una actitud pasiva. Ciertos pa¨ªses se empe?an en no tomar medidas firmes y r¨¢pidas. Otros, de forma deliberada y dando un salto al vac¨ªo, postergan los plazos de reducci¨®n de emisiones de gases, a pesar de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico, su Protocolo de Kioto y el Acuerdo de Par¨ªs.
Aqu¨ª debemos ser enf¨¢ticos y vocales: la lucha efectiva contra el cambio clim¨¢tico exige inexorablemente la aplicaci¨®n del principio de la corresponsabilidad. Este es un problema global que exige el compromiso de todos -sin excepci¨®n alguna- y de soluciones globales. Pero tambi¨¦n, debe complementarse con el criterio de justicia ambiental. Todos tienen que prevenir y reparar los efectos y da?os causados, de forma proporcional y sin dilaci¨®n. En el plano internacional, el inter¨¦s colectivo debe estar por encima del particular, el cual en ocasiones se encubre -de forma perversa- bajo el llamado ¡°derecho al desarrollo¡±.
Se requieren, por lo tanto, respuestas eficaces y equitativas de pol¨ªtica p¨²blica y una gran cooperaci¨®n internacional en torno a la adaptaci¨®n cambio clim¨¢tico, la p¨¦rdida y degradaci¨®n acelerada de la biodiversidad, el colapso de ecosistemas y el aumento significativo en las emisiones de carbono. As¨ª mismo, mecanismos financieros innovadores que promuevan el financiamiento clim¨¢tico.
Menci¨®n especial merece la interrelaci¨®n entre cambio clim¨¢tico y pobreza. Se deben adelantar esfuerzos simult¨¢neos y complementarios en ambas direcciones para reducir sus efectos. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que en los pr¨®ximos 10 a?os el cambio clim¨¢tico podr¨ªa sumir en la pobreza a 100 millones de personas en todo el mundo. El cambio clim¨¢tico no mitigado tiene efectos negativos en el crecimiento econ¨®mico y en la desigualdad.
Una voz desde el Sur Global
Ante la acci¨®n clim¨¢tica, el Sur Global debe ir m¨¢s all¨¢ de posiciones tradicionales de b¨²squeda de reparaciones desde una perspectiva ¡°¨¦tica¡± e ¡°hist¨®rica¡±, que ¨²nicamente han conducido a generar frustraciones y reclamos por la falta de resultados y responsables.
Hoy las econom¨ªas emergentes tienen el imperativo de construir consensos, buscar una relaci¨®n de iguales, trascender la obsesi¨®n por las din¨¢micas entre donantes y receptores, as¨ª como establecer un ¡°fondo para p¨¦rdidas y da?os¡±. Sus eventuales recursos generan m¨¢s interrogantes que certidumbres y su distribuci¨®n ser¨ªa materia de un complejo ejercicio de econom¨ªa pol¨ªtica.
Es necesario, entones, mirar al horizonte con la convicci¨®n de la importancia y necesidad de crear mecanismos cre¨ªbles, innovadores y operativos en torno a la conservaci¨®n, as¨ª como a la mitigaci¨®n y adaptaci¨®n. Un buen ejemplo son los esquemas de conversi¨®n de deuda por naturaleza, tal como Ecuador lo concret¨® recientemente en beneficio de las Islas Gal¨¢pagos, por USD 450 millones.
El reto es el desarrollo de pol¨ªticas de transici¨®n verde y justa y de desarrollo productivo que permitan la redefinici¨®n y construcci¨®n de un modelo para la regi¨®n, con el fin de descarbonizar y diversificar nuestras econom¨ªas. Adicionalmente, se necesita la creaci¨®n de agendas propositivas y constructivas que brinden un marco no s¨®lo de apoyo financiero, sino tambi¨¦n t¨¦cnico y de creaci¨®n de capacidades.
Se debe pasar de la ret¨®rica de las Conferencias de Estados Parte (COP) a la acci¨®n efectiva y acelerar la transici¨®n a las energ¨ªas verdes, evitar la fragmentaci¨®n y los d¨¦ficits en recursos naturales como el agua, cuya escasez est¨¢ afectando a m¨¢s de 3.000 millones de personas.
En este escenario, Am¨¦rica Latina tiene el potencial de constituirse en regi¨®n soluci¨®n. Debe apelar al pragmatismo y la construcci¨®n de una visi¨®n de largo plazo. Su riqueza natural es inigualable por su biodiversidad (60% del planeta), la Amazon¨ªa (5,5 millones de kil¨®metros cuadrados), la posesi¨®n de bosques primarios (50% del mundo), las reservas globales de agua dulce (30%), el potencial de la matriz energ¨¦tica (una de las m¨¢s limpias del mundo), las fuentes renovables y de hidr¨®geno verde (13 proyectos operativos y 70 en desarrollo), entre otros.
La regi¨®n junto con sus instituciones financieras de desarrollo debe tener una voz m¨¢s activa e incluyente a nivel internacional, contribuir con una transici¨®n energ¨¦tica justa, proteger la riqueza natural e impulsar soluciones basadas en la naturaleza. Los recursos deben ser invertidos de forma certera -con precisi¨®n de relojero- y en los proyectos de mayor impacto. ¡°Menos recursos de libre disponibilidad y m¨¢s en inversi¨®n¡± debe ser la regla de oro con el fin de cumplir las metas propuestas y poder pasar de la teor¨ªa a la pr¨¢ctica, la cual requiere de un profundo conocimiento y las mejores experiencias.
De acuerdo con cifras de CAF ¨C Banco de Desarrollo de Am¨¦rica Latina, la regi¨®n requiere 110 mil millones para su adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico, lo cual exige nuevos instrumentos y la movilizaci¨®n de recursos adicionales desde el sector privado.
Los n¨²meros anteriores dejan en claro que, ante los retos de la acci¨®n clim¨¢tica y del desarrollo de Am¨¦rica Latina, la estrecha cooperaci¨®n y coordinaci¨®n entre las instituciones financieras es una necesidad. La complementariedad debe ser la norma.
Comentarios finales
El llamado es por la acci¨®n y una mayor ambici¨®n clim¨¢tica ante las din¨¢micas de degradaci¨®n, extinci¨®n e intensidad de los fen¨®menos naturales causados por el hombre. Esta es la lucha por la vida del planeta desde una perspectiva humanista que integre los valores y la ¨¦tica, as¨ª como redefina la relaci¨®n integral con la naturaleza.
Se hace necesario fortalecer los sistemas de gobernanza -global y regional-, la capacidad de respuesta de los Estados y empoderar a la ciudadan¨ªa en el dise?o de soluciones. Los liderazgos pol¨ªticos est¨¢n a prueba, as¨ª como nuestras democracias.
Al final del camino, debemos tomar conciencia de que la tierra es nuestro ¨²nico hogar. Es suelo f¨¦rtil de paz, cooperaci¨®n y desarrollo. ?Aqu¨ª no hay planeta B!
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